El packaging es importante siempre; más todavía, en aquellos productos de los que existe una oferta masificada, y donde el envoltorio gana importancia. En este terreno es donde los diseñadores deben esforzarse para destacar del resto, para impactar a la audiencia y conseguir que el producto en cuestión cause un buen efecto en ella. Por ello, os traemos los cinco puntos clave para hacer un mejor packaging.
Muchos productos son de uso cotidiano y se venden en supermercados, por lo que suelen tener un target muy amplio. Esto afecta a la hora de afrontar el diseño del packaging, ya que debe atraer a un gran público, entre el que se encuentra: la gente que busca algún producto nuevo y diferente; aquellos más ‘conservadores’ que buscan sus productos habituales y no están abiertos a muchos cambios; y aquellos que realmente no van buscando nada en concreto (por lo debes llamar, todavía más, su atención).
Jeremy Wolfe, uno de los principales investigadores del funcionamiento visual y autor de un modelo de búsqueda guiada, indica que la primera decisión para afrontar el diseño del packaging se debería basar o la diferenciación respecto a los demás; o bien, en la imitación pero con pequeños matices. Si se opta por la diferenciación, hemos de tener en cuenta que el público al que atraeremos será aquel cansado de ver los mismos productos y diseños de siempre, por lo que se deberán realizar cambios significativos. Concretamente, estos cambios se deben abordar desde cinco perspectivas diferentes: color, estilo, forma, detalles y tamaño.
1. Color
En cuanto al color debemos saber que a pesar de tener que destacar, hay ciertos productos que inconscientemente están asociados a una gama de colores, y si se sale de ese espectro, puede provocar el efecto inverso al que buscamos (por ejemplo, en el caso de los sabores), por lo que conviene ser precavidos en este punto. Un dato curioso al respecto es que la diferenciación de color se hace más eficaz no por contraste cromático, sino por contraste de luminancia (es decir, lo brillante que sea un color comparado con su entorno).
2. Estilo
El estilo hace referencia a cómo relacionamos el producto con elemento externos y a partir de ahí crear un packaging acorde. Un ejemplo muy visual de esta idea es el que realizó Bodegas Vihuca, que centraron su última campaña en crear una serie de etiquetas donde aparecían las situaciones que podrían estar acompañadas por un vino.
3. Forma
Con la forma se intenta romper esa estética a la que tenemos asociada cada producto. Aunque es una de las formas más sencillas de destacar de tus competidores, en ocasiones esto puede jugar una mala pasada a la compañía, y perder público por alejarse tanto de la forma convencional. Arriesgarse está bien, pero siempre desde la coherencia con nuestro producto y su imagen.
4. Detalles
Basar la diferenciación del packaging en los detalles suele ser una forma de querer ir más allá de únicamente llamar la atención del público. Un paquete minimalista o con ciertos matices en formas, texturas y otros detalles gráficos (por ejemplo, en la etiquetas) puede marcar la diferencia, y otorgar incluso una visión ‘premium’ de nuestro objeto, que podría llegar a utilizarse como decoración. Además, los diseños minimalistas pueden ahorrar tiempo y atención a nuestros consumidores, lo cual puede ser un auténtico alivio en un mercado donde la saturación visual es más que evidente.
5. Tamaño
Por último, el packaging que se diferencia por el tamaño suele ser el menos usado, ya que cuenta con ciertas limitaciones. Por ejemplo, no suele ser atractivo para el público un gran envase cuando el producto tiene un tamaño más reducido, ya que esto crea una imagen en el cliente una sensación de estafa. Oor otra parte, en el caso de los productos de alimentación, higiene… tampoco llama la atención un envase pequeño del producto, puesto que, al fin y al cabo, son productos de uso cotidiano y deben de ser prácticos además de visualmente bonitos. Aunque si se hace bien, el tamaño puede ser una de las formas más vistosas de llamar la atención del público, como demuestra el packaging de Brum Box.
Si, por el contrario, se opta por la vía de la imitación en lugar de la de la diferenciación, se debe tener muy claro que tu target estará compuesto por todas aquellas personas ‘conservadoras’ que prefieren no arriesgar con productos nuevos. Esto inevitablemente hace que tu mercado esté fragmentado desde el primer momento, y que las posibilidades creativas resulten más reducidas.