Siete carteles que definen los siete principios de la Cruz Roja. Ese ha sido el resultado del workshop organizado por la Asamblea Local de la Cruz Roja, en Loja (Granada) en colaboración con Hey Studio. Eso sí, no lo han hecho solos: los niños y niñas de El Pinar Centro Social y de Atención a la Infancia les han ayudado.
Verònica Fuerte, fundadora de Hey Studio, recibió una llamada de la Cruz Roja hace ya unos meses. En esta, Ramón Soler, diseñador y voluntario de la ONG, le contó que pretendía organizar un taller con niños y niñas del centro social El Pinar de Granada con la intención de definir y plasmar de forma gráfica los siete principios de la organización. El objetivo era claro: tratar la creatividad desde su punto de vista y, a su vez, aportar una vuelta de tuerca a la infancia en riesgo y concienciar a los pequeños sobre todas sus auténticas posibilidades.
La idea gustó. «Colaborar con una ONG en un proyecto tan pionero como este nos ayudaba, además, a aportar nuestro granito de arena», admite la diseñadora gráfica. El resultado han sido siete carteles que, a pesar de haberse creado para la localización de Granada, se pueden encontrar hoy en el resto de emplazamientos de la Cruz Roja a nivel nacional por su enorme éxito.
El proceso no ha estado exento de una minuciosa preparación. Así, cuando los componentes de Hey Studio llegaron a Granada para pasar el fin de semana junto a los niños y niñas del centro, ya sabían de antemano cómo iba a desarrollarse el taller. «Yo nunca había hecho un workshop con niños, así que una vez supimos que había que trabajar sobre los principios de la Cruz Roja, preparamos bastante todo», reconoce Fuerte. Para ello, se armaron de ideas y materiales (desde piedras a pegatinas pasando por camisetas), y confeccionaron diferentes ejercicios.
Divididos en tres equipos, y capitaneados por los miembros del estudio de diseño barcelonés, los pequeños y pequeñas se enfrentaron a los siete principios de la Cruz Roja: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, carácter voluntario, unidad, y universalidad. «Todas las ilustraciones que hay en los carteles son ideas suyas, al 100%», declara la diseñadora. «Lo que sí hicimos nosotros fue vectorizarlos y añadir textos para vincularlo un poco más al centro y a la experiencia que vivimos», agrega. Así, las palabras que acompañan a las imágenes se inspiran, directamente, en conversaciones, situaciones o pretextos originados por los niños del centro.
«Fue muy emotivo, muy emocionante», recuerda Verònica Fuerte. «Los niños viven situaciones que son difíciles, y aun así nos dieron tanto cariño y amor… Vimos que estaban aprendiendo, pasándoselo bien, que nos preguntaban, que tenían interés. Y ver luego ya el resultado en los pósters ha sido genial», apunta.
Ramón Soler, voluntario de Cruz Roja e impulsor de la iniciativa, también lo ve así: «Queremos que los niños y niñas sean partícipes de sus situaciones, a veces muy difíciles, y que se empoderen, algo para lo que ha sido muy positivo este proyecto. Cuando les hemos contado que sus ideas estarán en cerca de 900 asambleas, a nivel nacional, los comentarios han sido: “Qué gran trabajo hemos hecho”», cuenta. «La falta de complejos y espontaneidad que han aportado ha sido increíble. Para hablar sobre el principio de independencia, por ejemplo, propusieron un gato. No te quepa la menor duda de que de aquí saldrá algún diseñador», menciona con una sonrisa.
Los siete carteles surgidos durante la iniciativa son ya una realidad en la mayoría de centros de la Cruz Roja. «Yo he ido a alguno de aquí en Barcelona, y hasta ahora tenían esa imagen antigua que no relacionabas con la organización actual. Creo que el concepto de estos nuevos carteles aporta un aire más fresco y directo», alude la diseñadora, sin dejar de mostrarse sorprendida por el hecho de que un ejercicio tan pequeño y local haya traspasado sus propias fronteras. Precisamente, próximamente se va a repetir el proyecto con otro estudio de diseño, y se implantará la actividad en otras asambleas de la ONG.
«Como creativos, podemos aportar mucho a la sociedad», reflexiona Verònica Fuerte tras la experiencia vivida. El diseño, visto más allá de su formalidad y estética, es una disciplina que apela a la creatividad, un atributo que debería ser trabajado desde la niñez. «Ayuda a ver las cosas desde otro punto de vista, y en ese sentido, es muy positivo como herramienta social», concluye. Soler también apunta hacia ese concepto: «Diseñar no deja de ser dar soluciones a problemas concretos, y que funcionen. Buscábamos ese paralelismo en cuanto a ‘rediseñar’ también una nueva vida. Ha sido increíble “. La acogida de estos exitosos carteles lo corroboran.