A partir de un espécimen caligráfico de 1851, My-Lan Thoung, diseñadora tipográfica de Sharp Type, elabora una fuente digital de apabullante belleza formal.
Caligrafía y tipografía, en este caso digital, son vértices conceptuales —junto con el lettering— de una misma idea: la escritura. Una gran ciudad no tiene una única entrada; desde las afueras se puede acceder al centro urbano a través de caminos diferentes. No existen líneas pintadas en el suelo que marquen una frontera nítida entre los barrios de la gran ciudad de la escritura. Cuando una ciudad está viva, el aparente caos cobra pleno sentido para quien sabe observar.
Carta Nueva es una excelente prueba de que a la gran plaza central de la ciudad de la escritura se puede acceder por muy diferentes caminos. Esta bella simbiosis entre caligrafía y tipografía —técnicamente portentosa— es un producto tipográfico gourmet, una de esas exquisiteces extremas que de vez en cuando surgen en el universo del diseño de letras.
Cuando un modelo de caligrafía de pluma puntiaguda de 1851 de autor barcelonés desconocido llega a manos de Sharp Type, la diseñadora tipográfica My-Lan Thoung comienza un proceso de recreación —o reimaginación— digital que ha dotado de nueva vida a estas elegantísimas letras 170 años después de ser trazadas por una mano experta.
sacar a bailar el plumín
Una de las grandes virtudes de las muchas que atesora Carta Nueva es que, a pesar de haber sido diseñada digitalmente, My-Lan Thoung ha sabido conservar para la pantalla el gesto manual que es la esencia misma de la escritura caligráfica. Aquí está todo: es tipografía porque se puede reproducir y es caligrafía por su impronta manual. La habilidad tanto de aquel desconocido calígrafo decimonónico como la de la diseñadora tipográfica les permite con creces a ambos sacar a bailar al plumín de punta fina para que dibuje arabescos y remates tan sutiles como cabellos caídos al azar, sobre todo en las mayúsculas.
El contraste entre trazos gruesos y finos resulta vertiginoso y lento a la vez, un efecto quizá producido por el equilibrio de sus 51º de inclinación y la elegancia y nitidez coreográfica del ductus. Queda bien patente en el resultado final que la diseñadora ha pasado una considerable cantidad de tiempo trabajando con la sola ayuda de plumas, lápices y papeles para comprender las letras antes de dar el salto a la pantalla.
El minucioso trabajo de May-Lan va mucho, muchísimo más allá de la mera recreación digital de un espécimen caligráfico antiguo. Carta Nueva es, digamos, un ejercicio de estilo de construcción de escritura cursiva, pero el original se limitaba a reproducir las letras del alfabeto estándar, algo que se queda muy corto para una fuente digital, que requiere de un amplio conjunto de alternativas estilísticas —contextuales, ligaduras, signos ortotipográficos, glifos, etc.—. De este modo, la diseñadora, partiendo de la muestra caligráfica original, crea todo el conjunto, de tal modo que, por ejemplo, cada minúscula cuenta con diversas alternativas que se activan automáticamente según la posición de la letra en la palabra y las letras anterior y posterior a ella.
estilos
Por si esto fuera poco, May-Las ha llevado Carta Nueva, más allá de la horizontalidad, a desafiar las leyes de la gravedad tipográfica mediante el diseño de estilos multidireccionales, que, dada la complejidad de su construcción, todavía no están disponibles para su uso, pero ya se pueden ver adelantos de Carta Upward, Carta Backward y Carta Downward en la web de Sharp Type.
En resumen, Carta Nueva es una maravillosa invitación a revisitar territorios tal vez poco explorados de la gran ciudad de la escritura y un desafío para la imaginación de diseñadoras y diseñadores que se aventuren a trabajar con ella.
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Actualizado 09/04/2021