A raíz del concurso organizado por el Comité Olímpico de Tokio para diseñar un nuevo logotipo que sustituya al diseñado por Kenjiro Sano –retirado por plagio–, el director ejecutivo de AIGA (Asociación Americana de Artes Gráficas) ha escrito una carta abierta dirigida a Yoshiro Mori, presidente de la organización de los Juegos Olímpicos de Tokio, en la que denuncia el trabajo especulativo.
Estimado Presidente Mori,
Hemos sido informados de que han lanzado un concurso abierto para el diseño de los emblemas de las Olimpiadas de Tokio 2020. Como la mayor y más antigua asociación de profesionales de la comunicación y del diseño en el mundo, AIGA quisiera instar a que reconsidere este concurso.
Japón tiene un legado de diseño gráfico universalmente admirado, imbuido por impresionantes imágenes visuales, una potente tipografía y por una sencillez, una franqueza y una elegancia llevadas a su máximo exponente. Somos conscientes de la controversia que ha instalado sombras sobre la identidad de los juegos. Sin embargo, creemos que se está comprometiendo uno de los mensajes más poderosos que el mundo está percibiendo sobre la imagen emergente de Japón: fuerte tradición de diseño gráfico y visual, exploración visual innovadora y respeto por todas las profesiones.
Los concursos que piden a los diseñadores que aporten su creatividad y horas de trabajo sin remuneración, con la esperanza de que su propuesta sea seleccionada, van en contra de los estándares mundiales de la práctica profesional de los diseñadores; van en contra de un compromiso ético que protege los intereses de los diseñadores, clientes y el potencial de los resultados. Cualquier diseño notable es el resultado de un diseñador que ha trabajado con el cliente para crear resultados que logren los intereses y las necesidades de éste. Lo cual no puede hacerse sin un compromiso de colaboración previo a los resultados del diseño.
En segundo lugar, que el concurso esté abierto al público en general en vez de a profesionales capacitados y con experiencia, demuestra una falta de respeto hacia la profesión y sugiere que los intereses del comité están tan pronto gestionados por personas con poca experiencia como por personas con juicio y con talento.
Como tercera cuestión, mientras que el comité se aprovecha de las miles de horas creativas invertidas por los que inscriben sus propuestas sin compensación (lo que devalúa el trabajo creativo), el diseño seleccionado se recompensará muy por debajo de lo que se considera apropiado para una marca que se reproducirá, literalmente, millones de veces, proporcionándole al Comité extraordinarios ingresos por las respectivas licencias. Es probable que la recompensa que se le de al diseñador por la creación de la marca sea mucho menor que los honorarios legales. ¿Es justo y apropiado?
Por último, la propiedad intelectual debería pertenecer al diseñador, mientras que las bases establecen que el Comité tendrá todos los derechos para emplear la marca como deseen.
Aplaudimos la visión de los juegos, la cual refleja el optimismo y la generosidad asociadas a Japón. Y creemos que los criterios para la selección de los diseños son apropiados, especialmente el simbolismo, la originalidad y la sensibilidad estética. Pero, como proceso para lograr una marca mejor creemos que la búsqueda de asesoramiento profesional a la hora de abordar el proyecto y contratar a un diseñador profesional para el desarrollo de las ideas junto al Comité sería el camino más apropiado, que respeta la profesión y que más probablemente lograría una marca duradera y memorable para los juegos.
Atentamente,
Richard Grefé
Director ejecutivo
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