Carlos Moreno & BenQ: Las claves de la fotografía de moda

¿Cuál es la relación entre los profesionales de la creatividad y las herramientas que utilizan en su proceso creativo? Exploramos esta, y otras cuestiones, de la mano del fotógrafo especializado en moda Carlos Moreno, inspirados por BenQ.

«Un día me llamaron de Harper’s Bazaar España para que hiciera unas Polaroid a Olivia Wilde. Fue el momento de decir: me voy a centrar en la fotografía de verdad». Quien lo cuenta es Carlos Moreno (Barcelona, 1991), un joven fotógrafo de moda que trabaja para marcas de la talla de Mango, Zara, Desigual o Massimo Dutti, entre otras. De formación historiador del arte (carrera que le sirvió para adquirir una «mirada crítica»), desde hace cuatro años se dedica en exclusiva a la cambiante industria de la moda, donde se desenvuelve como pez en el agua.

Pese a lo que puede parecer desde fuera, la moda no es solo extravagancia. «Si me definieran con el adjetivo “natural” estaría muy contento», confiesa el fotógrafo, que define su trabajo como «honesto» y «sin artificios». En un momento en que el valor de la imagen está en alza («hay estudios que demuestran que, al leer un periódico, si un artículo no tiene imágenes ni nos fijamos»), hablamos con él sobre fotografía de moda, clientes, el papel como soporte, la vocación y el monitor de la prestigiosa marca BenQ SW2700PT para fotógrafos.

Foto: Carolina Sainz

Te dedicas, concretamente, a la fotografía de moda. ¿Por qué esta especialización?

La verdad es que, cuando empecé, fue intuitivo. Los otros géneros, como el retrato, no me atraían mucho. Me parecía todo muy dramático. Me daba la sensación de que en moda no estaban asustados por representar la belleza, mientras que en el retrato clásico eso parecía impensable. Cuando conocí más sobre este universo, me di cuenta de que me gustaba todo lo que rodeaba a la industria y los profesionales con los que podías trabajar: desde editores de revistas hasta estilistas pasando por maquilladores. Aquí nunca estás solo, sino con un equipo. Y con este se genera una ficción: se crea algo que no existe. Eso es lo que más me atrae.

Para mí, la esencia de la belleza pasa por representar la realidad de forma natural y sin artificio. Lógicamente, en el mundo de la moda hay mucha extravagancia, pero yo intento mantenerme en esa naturalidad «honesta».

Y, si en algún caso juego con la extravagancia, me gusta verla desde un punto más irónico: hacer que una modelo pose de manera extraña a propósito. O natural, o exagerado, pero no una cosa vestida de la otra.

Has trabajado con marcas como Mango, Zara, Desigual o Massimo Dutti. ¿Cómo es tu relación con estos clientes?

Lo mejor es que haya una relación bilateral, que no te obliguen o impongan, sino que tú puedas proponer cuál es el mejor camino para mostrar una prenda o un concepto. La libertad creativa depende de la marca y el proyecto en cuestión: en función de eso, se tiene un enfoque completamente diferente. Aunque hay constantes (el tipo de iluminación con el que te sientes cómodo, el retoque, el tratamiento del color), hay otros aspectos que cambian: el tipo de modelo, el acting, la localización, el estilismo… Todo eso, evidentemente, afecta al resultado y lo hace completamente diferente.

Cada marca tiene una identidad propia y, si te llaman a ti para un proyecto, es porque quieren que hagas las fotos a tu manera. Creo que para nosotros lo complejo es entender la identidad de la marca y saber adaptarla a nuestra manera de trabajar.

Foto: Carolina Sainz

Se ha dicho mucho que «el papel está muerto». Tú que haces tantas fotografías para este soporte, ¿cómo lo valoras?

Influye muchísimo. Cuando haces un trabajo para una revista en papel, eres consciente (normalmente) del espacio y condicionantes que tienes: si van a ser 6 u 8 páginas; si al maquetar la revista dos imágenes van a quedar confrontadas; o, en función de que vayan en un sitio u otro, qué ritmo necesitarán.

En este sentido, influye mucho cómo se ve el trabajo en pantalla, porque al imprimir una foto puede que esta cambie en cuanto a color (negros, rojos…).

Siempre tienes que saber lo que haces y cuál es el resultado que va a haber exactamente al final.

El medio online presenta otras circunstancias; se hace scroll y, evidentemente, es diferente a hacer una lectura horizontal en una revista. El soporte afecta a la manera de presentar las imágenes de manera determinante.

¿Cuánto tiene de vocacional la fotografía de moda?

Todo. Te tiene que apasionar y tener muchas ganas. Hay jornadas muy largas, sesiones muy intensas, y tienes que estar concentrado y darlo todo. La fotografía de moda es irrepetible: la escena que fotografías sabes que no va a volver a suceder. Responde a un cúmulo de circunstancias.

¿Todo el mundo podría dedicarse a esto? Puede ser, pero lógicamente necesitaría muchas horas de trabajo. Es un camino complicado porque los círculos en los que nos movemos son bastante herméticos. Un fotógrafo que haga sus proyectos de manera independiente se mueve por otros ámbitos, pero aquí tienes que estar dentro.

¿Se puede vivir de la fotografía de moda?

En un principio es difícil. Pero, en general, creo que todas las profesiones creativas son complejas. Llevo 4 años dedicándome a esto, y sí: se puede vivir muy bien trabajando en fotografía de moda. Es cierto que antes los presupuestos eran más altos… pero ahora están bien, son suficientemente dignos.

Eso sí, es una profesión de altibajos. Frenética. Puedes estar toda la semana fuera de casa, y luego el finde tener que ponerte a hacer un editorial. El domingo tienes el tiempo justo para poner una lavadora y cambiar la maleta para volver a irte.

Todo ello responde a que, aunque tengas clientes fijos, no sabes hasta qué punto los vas a mantener. Hay marcas o revistas con las que piensas que puedes trabajar toda la vida y quizá en pocos años cambian porque quieren probar otras cosas, enriquecerse, y apostar por otras voces. Y luego te vuelven a llamar. Todo es un proceso, y funciona así: es parte de nuestro trabajo. Nunca puedes dar nada por sentado. Pero también es lo que me parece más interesante de esta profesión: nunca te vas a aburrir.

Foto: Carolina Sainz

¿Cómo afectan las redes sociales a tu trabajo?

Muchísimo. A veces te pasas meses pensando en cómo cambiar la web o qué imagen colocar en la portada, y después te llaman porque han visto una foto tuya en Instagram. O porque alguien famoso te ha etiquetado en un trabajo que has hecho. Los clientes te conocen o te llaman porque han visto tus últimas fotografías en este tipo de redes sociales.

Todo se está acelerando cada vez más. Y no es un pensamiento exclusivo de ahora; la gente que vivía a principios del siglo XX ya lo pensaba. Cada vez la gente consume más rápido las imágenes: en Instagram surgen muchísimas cada día. Se consumen y se desechan. Hay una necesidad de crear más contenido para marcas y revistas. Cada vez hay más trabajo porque se requieren más imágenes.

¿Qué ventajas ofrece el monitor de BenQ SW2700PT dedicado a profesionales de la fotografía?

En primer lugar, tiene una nitidez increíble, algo que es muy importante para nosotros, los fotógrafos. Cuando estás trabajando y disparando una sesión en un estudio, ya percibes ciertos resultados en el portátil que tienes allí. Pero, cuando llegas a casa y lo miras en una pantalla como esta, es cuando eres capaz de ver, de verdad, los colores que tienen y los ajustes que debes hacer con una precisión máxima. En ese sentido, con este monitor tienes la seguridad de que lo que entregues a tu cliente será tal y como esperas, sin desagradables sorpresas.

En fotografía de moda, que hacemos muchos retratos y fotografías verticales, resulta una ventaja poder ver en una pantalla de 27 pulgadas un cuerpo entero.

Por otro lado, el hecho de que la pantalla se pueda poner completamente en vertical es muy interesante. En fotografía de moda, que hacemos muchos retratos y fotografías verticales, resulta una ventaja poder ver en una pantalla de 27 pulgadas un cuerpo entero. Te aporta una facilidad a la hora de trabajar bastante notable. Además de ello, esta una pantalla muy cómoda para trabajar, con una resolución y definición de colores muy ajustada.

Precisamente, ¿hasta qué punto es importante para un fotógrafo que los colores estén bien definidos?

Es vital. Es muy importante que, al editar una fotografía, puedas controlar todos los detalles de la imagen, tanto si va para una imprenta como si se va a ver en diferentes tipos de pantalla (teléfono, ordenador portátil, de sobremesa). Solo al trabajar con un producto como este te das cuenta de la importancia de controlar todos los detalles. Este monitor tiene un 99% de cobertura RGB con lo que al imprimir te permite obtener los colores exactos de la fotografía original.  También el panel IPS te permite ver tu trabajo desde cualquier ángulo sin perder detalle del mismo en pantalla y con la resolución 2K trabajas con mucha comodidad.

Si se busca una pantalla grande, con la que poder trabajar fotografía y controlar correctamente los colores, esta es una más que recomendable opción.

Sucede que muchas veces, cuando trabajas con una pantalla muy grande, a pesar de que tenga soluciones técnicas, sino tiene la resolución adecuada, solo ves píxeles. Lo bueno de este producto es que no los ves en ninguna parte; es más, resulta tan preciso que casi ni te das cuenta de que la pantalla está ahí: consigue que toda tu atención esté en tu trabajo, en la imagen o producto final en sí. Todo ello hace que la pantalla sea tremendamente útil. Si se busca una pantalla grande, con la que poder trabajar fotografía y controlar correctamente los colores, esta es una más que recomendable opción. Otro detalle interesante es el controlador para cambiar de configuración según realices un trabajo para web, impresión etc que me ha resultado bastante cómodo. ¡Ah! Y unas viseras laterales para impedir que la luz de tu zona de trabajo te moleste. Resumiendo: muchos detalles para que nuestro trabajo diario sea más fácil.

Además, este monitor viene calibrado de fábrica e incorpora un controlador para cambiar fácilmente de modo de trabajo. ¿Esto facilita también el trabajo de un fotógrafo?

Lo bueno de que la pantalla venga ya precalibrada (y que luego tú puedas acabar de ajustar si es necesario), es la seguridad que te aporta: sabes que en lo que estás trabajando es una imagen real. A veces, cuando trabajas con otro tipo de pantallas, luego pasas la fotografía al teléfono y cambia muchísimo el resultado. Lo bueno de un monitor como este es que ya ves el resultado final aquí: real y con los colores correctos.

→ carlosmoreno.com.es

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