Carles Murillo: «Es importante que la imagen funcione como algo reconocible y pregnante»

Carles Murillo ha desarrollado por segundo año consecutivo la identidad gráfica de Getxophoto. En esta entrevista nos explica cómo ha sido el proceso… y el resultado.

¿Qué cuenta esta obra? ¿Qué concepto hay detrás de la gráfica?

El tema de este año es «Compartir» y la identidad se basa en la construcción de un sistema/lenguaje versátil que parte de una de las acepciones de este verbo e irradia todas las piezas de comunicación. La acepción de la que parte todo el concepto es tal vez una de las más literales y populares; el compartir un todo, la parte del todo.

La identidad pretende invitar al usuario a compartir (en la mayoría de casos metafóricamente, pero en algunos físicamente) cada una de sus piezas. Todo el sistema se basa en unas microperforaciones (micropuntos) que como decía permiten interactuar con la pieza para fragmentarla y repartirla. Como compartimos un pastel, un anuncio de clases de inglés para adolescentes o substancias psicotrópicas que no sería políticamente correcto nombrar.

Todo ese mundo de lo divisible para difundir, de esas piezas seriadas impresas que piden tu interacción (ristras de sellos, boletos de lotería, etc.) han servido de inspiración para crear este universo basado en esta especie de ofrenda o llamada a la acción para el público de Getxophoto.

«Todo el sistema se basa en unas microperforaciones (micropuntos) que permiten interactuar con la pieza para fragmentarla y repartirla.»

Carles Murillo

El tema del festival (Compartir, Elkarbanatu, To Share) funciona como pattern y como unidad modular divisible, apareciendo siempre en diagonal, repetido y en tamaño pequeño, recordando y homenajeando a los clásicos dorsos de las fotos con los logos repetidos. El resultado es una identidad modular, estructurada y cambiante que utiliza de manera bastante libre una gama de 3 colores que buscan complementar el clásico azul del festival para dar algo más de juego y diversidad al sistema.

También me parecía importante mantener la fotografía/imagen en la propuesta, pero tratada de manera muy distinta que en la edición anterior, con unos puntos de trama que buscan reforzar la idea de «lo físico», lo impreso y visualmente remiten a los puntitos del microperforado.

¿Cuál era el briefing?

Generar una identidad singular, reconocible y versátil que permitiera dar cobertura a las múltiples necesidades y adaptarse a la diversidad de piezas que demanda un festival de este tipo. Obviamente tiene que representar el tema de la actual edición, ser contemporánea, funcionar bien sobre papel, en digital, etc. También es importante la implantación de la imagen en la calle durante el mes que dura el festival: los paneles informativos funcionan como tótems de señalización de los distintos proyectos y van marcando el recorrido del festival por toda la ciudad. Cumplen estas tres funciones; son identidad, señalización y punto de información.

«El briefing era generar una identidad singular, reconocible y versátil que permitiera dar cobertura a las múltiples necesidades y adaptarse a la diversidad de piezas que demanda un festival de este tipo.»

Carles Murillo

¿Cómo ha sido el proceso y feedback con Getxophoto?

Bueno, muy bueno. La experiencia inicial de nuestra relación durante el año pasado creo que fue muy fluida y satisfactoria para todos, y la verdad es que nos entendimos y conectamos desde el principio. Sin duda ayudaron las alubias con guindillas que Jokin [el director] nos cocinó en el cuartel general de Getxophoto el primer día que nos conocimos. Y este detalle que parece una tontería, es sintomático de cómo son y cómo les gusta relacionarse con los profesionales con los que forman equipo.

El equipo de Getxophoto es una pequeña gran familia, con Lucía, Jokin al mando, Jon en el comisariado (desde el año pasado) y Paula como pieza imprescindible en comunicación y mil cosas más. Lo hacen todo con un cariño y una cintura envidiables. Este festival les sale directo del corazón y eso se nota. Para mí es muy importante que exista esa relación de confianza y respeto cuando formas equipo con otros profesionales, y si además consigues hacerlo con complicidad y buen rollo, todo es mucho más fácil y gratificante. Estoy muy contento de formar parte de esta familia, la verdad.

¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de crear la imagen de esta nueva edición?

Pues probablemente el mayor reto era conseguir empezar de cero y de alguna manera auto-resetearme o desintoxicarme respecto a lo planteado el año anterior. No es fácil en este tipo de proyectos porque te acompañan durante varios meses y hay partes del proceso de conceptualización que son comunes, propios de la propia esencia del festival.

De todas maneras, el hecho de ser un festival con un tema que cambia cada año facilita esa «metamorfosis», te permite proyectar a partir de un concepto completamente distinto, pero sí, sigue siendo el mismo festival de imagen y ahí está el equilibrio que hay que encontrar: mismo festival, distinto tema.

Y a nivel más técnico, es importante que la imagen funcione como algo reconocible y pregnante, pero que a la vez tenga la capacidad de adaptarse a piezas muy distintas sin dejar de ser reconocible. Desde opis callejeros a una publicación, pasando por paneles informativos, mapas, una firma de mailbanners animados. Tiene que funcionar más como sistema o lenguaje que como una imagen cerrada, para entendernos.

¿Cómo valoráis el resultado?

Bueno, es pronto para eso, justo acaba de arrancar y el festival no se celebra hasta septiembre, pero todo el equipo creo que estamos contentos con la imagen y el lenguaje, tanto en el plano formal como en el conceptual, y estamos convencidos de que todo funcionará de manera coral cuando esté implementado.

Juno, Las dos hebras

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