Así nació Schedule I, el videojuego desarrollado por una sola persona que arrasa con más de 2 millones de copias vendidas

El título independiente Schedule I de Tyler “TVGS” se ha convertido en el fenómeno del año: con más de dos millones de copias vendidas en semanas y picos de 460.000 jugadores simultáneos, supera a gigantes como GTA V o Monster Hunter. El mundo del videojuego vive de vez en cuando sacudidas que nadie anticipa. En 2025 ha llegado de la mano de Schedule I, un simulador de crimen y negocios desarrollado prácticamente en solitario por el creador independiente Tyler —conocido en internet como TVGS—. El juego aterrizó en Steam en marzo como acceso anticipado y en cuestión de días se convirtió en el título más comentado, con cifras que rivalizan con grandes superproducciones. Un fenómeno inesperado que ha cambiado la conversación en la industria y ha colocado a este proyecto humilde en lo más alto de las listas de ventas. A simple vista parece un juego sencillo, con estética poligonal y mecánicas accesibles. Sin embargo, su propuesta arriesgada —meterse en la piel de un pequeño traficante de drogas y construir un imperio a golpe de ingenio, combinaciones químicas absurdas y gestión empresarial— ha resultado tan provocadora como adictiva. Steam lo define como “un sandbox de crimen ambientado en Hyland Point”, pero en la práctica es mucho más: sátira, humor negro, un sistema de gestión que recuerda a clásicos del género tycoon, y un multijugador que multiplica las posibilidades de la experiencia. De un sótano digital al top mundial El éxito de Schedule I no se explica por campañas de marketing millonarias ni por grandes alianzas corporativas. Todo lo contrario: su popularidad explotó de forma orgánica. Clips de jugadores en TikTok, retransmisiones virales en Twitch y memes compartidos en redes sociales hicieron que el título se disparara como la pólvora. En pocas semanas alcanzó más de 460.000 jugadores concurrentes, superando a colosos de la plataforma como GTA V, Apex Legends o Monster Hunter Wilds. El boca a boca digital fue clave, pero no el único motor. Los medios especializados —de PC Gamer a IGN— comenzaron a reseñarlo con entusiasmo, destacando lo que parecía una simple broma: un simulador a lo Breaking Bad con estética a lo Rick and Morty que, sin embargo, escondía un diseño sorprendentemente robusto. En paralelo, MeriStation lo situó como el cuarto juego más jugado de Steam en abril, con cifras que rondaban los 259.000 usuarios conectados al mismo tiempo. Las ventas acompañaron al fenómeno. En cuestión de días, el juego alcanzó los 2,3 millones de copias vendidas a unos 19,99 euros de media. Con la comisión de Steam incluida, el cálculo deja más de 30 millones de euros de ingresos para un proyecto independiente que, hasta hace unos meses, apenas aparecía en los radares de la industria. Un juego entre la sátira y la gestión estratégica Lo que propone Schedule I es tan sencillo de explicar como difícil de soltar. El jugador comienza como un traficante de poca monta en Hyland Point. Con apenas unas monedas y algo de iniciativa, debe cultivar, mezclar y distribuir drogas que van desde la marihuana hasta la metanfetamina. Pero la clave está en el sistema de combinaciones: añadir refrescos, paracetamol u otros ingredientes insospechados genera resultados que rozan lo absurdo, desde cambios en el color del pelo hasta explosiones. El humor negro se mezcla con la estrategia. Al avanzar, el jugador puede comprar propiedades, contratar empleados —botánicos, cocineros, vendedores— y automatizar cadenas de producción y lavado de dinero. Todo bajo la amenaza constante de policías, bandas rivales, toques de queda o controles sorpresa. La tensión recuerda a GTA, pero con un pulso más cercano a los juegos de gestión y construcción de imperios. La experiencia no es solitaria. El título permite jugar en cooperativo con hasta cuatro personas, lo que abre la puerta a dinámicas colaborativas: un jugador se encarga de la producción, otro de la distribución, un tercero del blanqueo y otro de vigilar las calles. Esta mezcla de sátira, estrategia y rol compartido ha sido una de las claves de su viralidad en plataformas de streaming. La crítica también ha puesto el foco en su estética deliberadamente sencilla. Lejos de buscar el hiperrealismo, el creador optó por un estilo poligonal básico que facilita el rendimiento y da un aire desenfadado a la propuesta. El resultado es un juego que, visualmente, parece ligero, pero cuya jugabilidad engancha durante horas. Entre la polémica y la consagración Como suele ocurrir con los fenómenos inesperados, no todo han sido aplausos. La editora polaca Movie Games SA, responsable de Drug Dealer Simulator (2020), ha anunciado que investiga posibles similitudes entre ambos títulos. Aunque de momento no hay demanda formal, la discusión sobre los límites entre inspiración, coincidencia y copia ya ha llegado al debate público. La controversia, lejos de frenar el fenómeno, parece haberlo amplificado. Los jugadores defienden la frescura de Schedule I frente a la comparación, y señalan que su propuesta va mucho más allá de la mera simulación de tráfico de drogas. La dimensión humorística, el multijugador y la libertad creativa en las combinaciones de sustancias lo diferencian de cualquier antecedente. Lo cierto es que el impacto está ahí. En cuestión de semanas, Schedule I no solo se ha colado entre los juegos más vendidos de Steam, sino que ha demostrado que un proyecto independiente puede competir de tú a tú con grandes franquicias. Para algunos analistas, representa el mayor éxito indie desde Stardew Valley o Among Us. El futuro ahora depende de cómo evolucione el acceso anticipado, de las actualizaciones que vayan llegando y de la capacidad de su creador para mantener el equilibrio entre sátira, jugabilidad y polémica. Lo que nadie discute es que 2025 ya tiene su fenómeno inesperado, y se llama Schedule I.

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