André Kertész es una de las mayores figuras de la historia de la fotografía, a pesar que su obra se resiste y elude tanto los análisis como los comentarios.
Autodidacta, Kertész siempre se mantuvo fiel a su principio motor: «Hago lo que siento». Desde el 22 de enero al 15 de marzo de 2015 se puede ver la Sala San Benito de Valladolid una buena parte de su obra dentro de la exposición André Kertész, el doble de una vida.
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André Kertész, el doble de una vida es el título de la exposición que se puede visitar en la Sala San Benito de Valladolid desde el 22 de enero al 15 de marzo de 2015. Compuesta por 189 fotografías –163 en blanco y negro y 26 en color–, esta muestra retrospectiva traza un completo recorrido por la obra y la vida, siempre tan intrincadamente unidas, de uno de los grandes maestros de la fotografía.
Dividida en cuatro partes, la muestra sobre André Kertész parte de los inicios del fotógrafo en Hungría (1912-1925) a la explosión de su talento en Francia, incluyendo las famosas Distorsiones (1925-1936), para seguir sus años de aislamiento en Nueva York (1936-1962) y llegar, finalmente, al reconocimiento internacional, las primeras fotos en color y su fallecimiento (1962-1985). La exposición está organizada por diChroma photography y ha sido producida por el Jeu de Paume de París, con la colaboración de la Mediathèque de l’Architecture et du Patrimoine.
André Kertész, el doble de una vida
Considerado un maestro por numerosos fotógrafos, incluyendo a Henri Cartier-Bresson, André Kertész es una de las mayores figuras de la historia de la fotografía, a pesar que su obra se resiste y elude tanto los análisis como los comentarios. Ningún observador ha logrado una mirada tan cándida y ninguna otra obra fotográfica ha conseguido plasmar sentimientos tan claros como los transmitidos por sus fotos.
Autodidacta, Kertész siempre se mantuvo fiel a su principio motor: «Hago lo que siento». Aunque flirteó con diversos movimientos, como el surrealismo, el constructivismo y el humanismo (en realidad, adelantándose a menudo a sus promotores), su compromiso fotográfico no puede encasillarse en ningún proyecto puramente estético, social o ético. Kertész siempre situó su punto de vista por encima de cualquier otra cosa y nunca estuvo dispuesto a sacrificarlo, ni por satisfacer a un cliente, como tampoco por seguir los dictámenes de la moda. Discreto, pero lúcido, su visión resulta definitivamente natural.
Hungría
Andor (André en húngaro) nace en 1894 en Budapest y tiene sólo ocho años cuando muere su padre. Tras graduarse en la Academia de Comercio, comienza a trabajar en la Bolsa. Su primera fotografía conocida data de 1912; titulada Jeune homme endormi (‘Joven adormecido’). Cuando es llamado a filas, se dedica a retratar la vida cotidiana de los soldados del ejército austrohúngaro, el tiempo muerto pasado en las trincheras y las largas marchas de campaña. Kertész quiere convertirse en fotógrafo y su sueño se hace realidad cuando emigra a Francia, lleno de esperanzas y de determinación.
Emigración a Francia
Llega a París en 1925 y se establece en el barrio de Montparnasse donde se mezcla con artistas y escritores (Mondrian, Chagall, Zadkine, Foujita, Colette, etc.) y comienza a fotografiar a sus amigos húngaros, los estudios de diversos artistas, así como escenas callejeras. No tarda mucho en darse a conocer y en 1927 su obra se expone en la galería Au Sacre du Printemps. En 1933 crea su famosa serie Distorsions, en la que los cuerpos desnudos de sus dos modelos rusas se reflejan en un espejo deformante. En 1934 se publica Paris vu par André Kertész, acompañado de un texto escrito por Pierre Mac Orlan, y es también en París donde Kertész realiza sus obras maestras: La Danseuse burlesque (La bailarina satírica), de 1926, Chez Mondrian (En casa de Mondrian) de 1926 y Les Mains et les lunettes de Paul Arma (Manos de Paul Arma) de 1928. A partir de 1928, Kertész comienza a usar su Leica, y hasta 1935 es uno de los principales fotógrafos de la revista Vu.
Traslado a Nueva York
En 1936, Kertész y su mujer Elisabeth (con la que se ha casado en 1933) se mudan a Nueva York para cumplir con el compromiso adquirido con la agencia Keystone. Pero Kertész no logra imponerse como uno de los principales representantes de la fotografía de vanguardia en Estados Unidos. En 1944 adopta la nacionalidad estadounidense y en 1949 firma un contrato de exclusividad con la editorial Condé Nast. Pero se siente incomprendido y su talento malgastado, por lo que decide poner fin a su carrera profesional en 1962.
Reconocimiento internacional
En 1963, Kertész recupera los negativos de sus periodos húngaro y francés, que había dejado en París en 1936. Tras presentar su obra en la Biblioteca Nacional francesa, en 1964 el Museo de Arte Moderno de Nueva York realiza una exposición de la misma. En todo el mundo comienzan a organizarse homenajes en torno a este artista, desde exposiciones en Tokio, hasta Estocolmo, Budapest, Londres, París y Helsinki… En 1975 es el invitado de honor en los Encuentros Internacionales de Fotografía de Arles. Se publican numerosos libros dedicados a su obra, así como varias importantes monografías: Hungarian Memories (1982), Of Paris and New York (1985) y André Kertész, ma France (1990). En 1984 Kertész dona su colección completa de negativos y de documentos personales al Estado francés (al Ministerio de Cultura). Fallece en su casa de Nueva York, el 28 de septiembre de 1985.
André Kertész, el doble de una vida
Sala Municipal de Exposiciones San Benito
22 de enero – 15 de marzo, 2015
C/ San Benito, s/n Valladolid
Horario: De martes a domingo y festivos, de 12.00 a 14.00 h. y de 18.30 a 21.30 h.
Entrada gratuita
→ +info: www.dichroma-photography.com
Actualizado 06/02/2015