«ADLaM», una tipografía digital para una lengua milenaria que no poseía escritura

¿Es posible que una lengua que hablan millones de personas no tenga escritura propia? Analizamos el increíble caso del ADLaM, una nueva tipografía diseñada para dar forma a una lengua milenaria. La tipografía es la forma visual duradera del lenguaje. La escritura conserva las ideas, incluso durante siglos, y es el mejor remedio contra el olvido. El pulaar, la lengua de los Fulani, un antiquísimo grupo humano tradicionalmente formado por pastores nómadas que se ha desarrollado durante siglos en el Sahel africano, desde las costas del mar Rojo a Senegal, no tenía escritura. Al tratarse de una cultura oral, su lengua no tenía un nombre fijo y en cada país o región tenía su particular denominación. Así, por ejemplo, en Guinea, país de los hermanos Barry, recibe el nombre de pular, con una sola «a»; en Senegal y Mauritania la llaman pulaar, con dos «aes»; en Mali y Burkina Faso, fulfunde; en Nigeria, fula y también fulani, como el mismo pueblo fulani. Hermanos Barry Cuando alguien necesitaba escribirlo usaban caracteres árabes o incluso latinos cuyos sonidos encajaran aproximadamente en la fonética del pulaar. Hasta 1989. Ese año, dos hermanos guineanos de 14 y 10, Abdoulaye e Ibrahima Barry, tuvieron la idea de construir un alfabeto para su lengua. Y se pusieron a ello. Como es lógico pensar, había más intuición y naturalidad que método. Con la pura ingenuidad de la infancia su propósito era que los hablantes de su lengua pudieran escribirla de manera correcta y ni siquiera eran conscientes de la cantidad ingente de trabajo que una empresa así conlleva. Con la pura ingenuidad de la infancia su propósito era que los hablantes de su lengua pudieran escribirla de manera correcta El padre de los Barry, que sabía árabe, era el encargado de descifrar las cartas y documentos escritos en un árabe casi aleatorio mezclado con el alfabeto latino. A veces, sus hijos Abdoulaye e Ibrahima le echaban una mano. Es fácil imaginar la dificultad de leer aquellos papeles. Que su propia lengua no poseyera escritura propia disparó la imaginación de los niños. Detectaron que algo faltaba y tomaron la decisión de arreglar el problema. Poco a poco fueron construyendo letras que cubrieran las necesidades de escritura. ¡Nada menos que la creación de un alfabeto desde cero! Finalmente, el sistema creado por los Barry estaba compuesto por 44 caracteres, 34 letras y 10 números, escritos de derecha a izquierda. En los siguientes años realizaron una paciente labor de difusión de su nuevo alfabeto, al que llamaron Alfabeto Pular, transcribiendo libros y periódicos y elaborando folletos sobre asuntos como el cuidado infantil o las filtraciones de agua. Tras su ingreso en la universidad de Conakry, capital de Guinea, la difusión del Alfabeto Pular se va enriqueciendo con acciones metódicas. Fundan un grupo llamado «Winden Jangen», que en lengua pulaar significa «Lectura y escritura», mientras paralelamente continuaba con el desarrollo y la mejora del propio alfabeto. Como suele suceder demasiadas veces, siempre hay alguien que por uno u otro motivo se opone al progreso de las personas. Así, en 2002, los militares irrumpen en una reunión del Winden Jangen y arrestan a Ibrahima, quien permanece detenido durante tres meses sin que se efectúe contra él ninguna acusación formal. En 2002 los militares irrumpieron en una reunión del Winden Jangen y arrestaron a Ibrahima En 2003, Abdoulaye se marcha a Estados Unidos a estudiar, mientras Ibrahima permanece en Guinea. El episodio del año anterior no consigue amedrentarlo y mientras cursa su carrera de ingeniería funda un rudimentario periódico en pulaar que distribuye con la ayuda de amigos. Poco después, decide seguir los pasos de su hermano Abdoulaye, y emigra a Estados Unidos para continuar sus estudios y trabajar en su proyecto de alfabeto. Mientras, el Alfabeto Polar, que todavía no recibe el nombre de ADLaM, se extendía más allá de las fronteras de Guinea. digitalización y estandarización En Estados Unidos comprendieron que para que su alfabeto fuera realmente útil para las personas debía estar digitalizado. Pero previamente a ello debía contar con la estandarización de Unicode. Con muchas dificultades, consiguieron contratar a una empresa que crease un teclado y una fuente digital de su alfabeto, usando como base el alfabeto árabe. Pero como es lógico, aquello no funcionó a falta de la codificación de Unicode. Ibrahima se matriculó en un taller de caligrafía para usar los conocimientos en su propio alfabeto. Estas decisiones le pusieron en contacto con personas que en cuanto conocían el proyecto se interesaban inmediatamente en él y se mostraban dispuestas a ayudarles. Dos tipos inteligentes, trabajadores y humildes tratando de desarrollar un proyecto de la envergadura de crear un alfabeto para una lengua que hablan millones de personas. Ibrahima se matriculó en un taller de caligrafía para usar los conocimientos en su propio alfabeto La red de contactos se iba ampliando a través de conferencias a las que eran invitados para hablar del proyecto, hasta que en una de ellas conocieron a Michael Everson, lingüista, diseñador tipográfico, especialista en codificación de sistemas de escritura y uno de los editores de Unicode Standard, y a Andrew Glass, gerente del departamento de experiencias de usuario y dispositivos de Microsoft y asesor del Comité Técnico de Unicode. un alfabeto nuevo y funcional Por decirlo lo más claramente: los lingüista de Unicode flipaban con el proyecto de los hermanos Barry, sobre todo porque había sido iniciado cuando ¡eran niños! Ellos, acostumbrados a investigar escrituras milenarias y a utilizar enfoques académicos y técnicos para afrontar la codificación de sistemas de escritura, tenían ante sí a dos tipos sin formación lingüística que habían sido capaces de inventar un alfabeto nuevo completamente funcional. Los lingüista de Unicode se sorprendieron mucho con el proyecto de los hermanos Barry En este momento fue cuando el Alfabeto Pular recibió definitivamente el nombre de ADLaM, de manera más o menos espontánea por las incipientes comunidades de usuarios, pues se trata del acrónimo, formado por las cuatro primeras letras del alfabeto, de la frase «Alkule Dandayɗe Leñol Mulugol», que se puede traducir al español como «El alfabeto que evitará que un pueblo se pierda». El Comité Técnico de Unicode aprobó la inclusión del ADLaM en 2014. camino a la alfabetización Con la ayuda de Glass, Microsoft se interesó en el proyecto y decidieron incluirlo en sus productos, conscientes del impacto que ello tendría en la alfabetización de millones de personas, lo que por otra parte constituye abrir un inmenso nuevo mercado para los productos de la empresa de Bill Gates. Resulta muy difícil cuantificar el número de personas que ha aprendido ADLaM. 24 países tienen representación en la conferencia anual de ADLaM en Guinea y hay centros donde se puede aprender el alfabeto, además de en África, en Europa y Estados Unidos. El punto de llegada del proyecto ha sucedido estos días, el fruto de la colaboración de Microsoft, McCann New York y el estudio de los diseñadores tipográficos Mark Jamra y Neil Patel para dar la forma adecuada que merece una iniciativa como la de los hermanos Barry y que ha cambiado la vida a mejor a millones de personas. Si quieres conocer más detalles, aquí tienes la página del proyecto.

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