Andreu Alfaro (Valencia, 1929) falleció el miércoles 13 de diciembre tras varios años retirado de la vida pública por el Alzheimer. Alfaro fue artista autodidacta. Mayormente conocido por sus escultoras en acero y aluminio, y sus columnas de mármol, este hijo de carnicero presumía de haber tenido en el Matadero General de Valencia su mejor formación universitaria. Allí aprendió a dibujar anatomía. Durante su juventud fue un avezado dibujante lo que le llevó a introducirse en el mundo de la publicidad y el diseño gráfico. Esta experiencia le permitió aplicar la racionalidad a la creatividad.
A partir de la segunda mitad de la década de los 50 e influido por los constructivistas como Constantin Brâncuşi o Antoine Pevsner, y por Jorge Oteiza empieza su relación con el Grupo Parpalló (1957). A partir de 1959, se produce su reorientación ideológica hacia un arte analítico que entonces se denominó normativismo.
Sus obras, expuestas en la Bienal de Venecia del 1966 My Black Brother, lograron un eco internacional. A finales de la década de 1960 experimentó profusamente con elementos metálicos, tales como el acero y el aluminio. En 1980 experimentó con el alambre y el mármol. El mismo año recibió el Premi d’Honor Jaume I y en 1981 el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 1991 la diputación de Valencia le concedió el Premio Alfons Roig d’Arts Plástiques.
Los dibujos y grabados calcográficos de Alfaro son reconocibles, como los que hizo para acompañar los poemas de Marc Granell en la serie que versa en torno al jazz y representa a músicos tocando. Existen obras de Andreu Alfaro en museos de todo el mundo y en las vías públicas de muchas localidades, particularmente en España. Sus obras más importantes fueron La rella (1961), La veu d’un poble (1964-1965), Monument a l’amor (1965-1967), Bon dia llibertat (1975) y Catalan power (1976).
Dentro del mundo del diseño, su pieza más relevante es el diseño del logotipo del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), como una abstracción del acrónimo IVAM. El museo valenciano, expondrá en su entrada principal las obras del artista para «recordar y rendir homenaje al escultor y poner el valor de su obra, una herencia que queda para la cultura valenciana».
En un plano más personal, Alfaro siempre ha sido un artista comprometido con la sociedad en la que ha vivido. Los ideales de democracia, libertad, ilustración… aparecen siempre en sus obras, como también se han puesto de manifiesto sus inquietudes nacionalistas.
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Actualizado 14/02/2020