Accesibilidad bella: diseñar para la dignidad y construir con empatía

Más que una técnica o una guía de buenas prácticas, la accesibilidad bella es una actitud. Es reflexionar y cuestionar el porqué, el cómo y para quién diseñamos.

A menudo se percibe la accesibilidad como algo rígido, rudo y poco amigable, estéticamente hablando. Pero esa idea, además de errónea, es profundamente limitante. 

Más de 1.300 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de discapacidad. En España, esa cifra supera los cuatro millones de personas. Este segmento demográfico aumenta cada año, y lo hará más –previsiblemente– si tenemos en cuenta el envejecimiento: en 2030 el 30 % la población tendrá más de 65 años. Cabe pensar que, tarde o temprano, necesitaremos que nuestro entorno, tanto físico como digital, nos facilite el acceso a la información y a las experiencias de una manera adaptada, accesible y, ¿por qué no? bella.

Diseñar para todas las personas no aplasta la creatividad. No es el fin de la belleza, sino el comienzo de un diseño verdaderamente poderoso, accionador de creatividad e innovación, humano y universal.

La belleza

La belleza es un concepto subjetivo, moldeado por la cultura, la historia y la percepción individual. Mientras que para algunas personas reside en la simetría, en la funcionalidad o en la propia emoción que despierta, para otras la percepción de la belleza reside en lo sensorial y en lo sutil, como Junichiro Tanizaki describe en su libro El elogio de la sombra, donde nos invita a redescubrir los pequeños detalles.

La belleza puede hallarse en las historias susurradas por grandes voces, donde los sonidos nos envuelven y nos transportan, casi sin darnos cuenta, a paisajes y escenas que cobran vida en nuestra imaginación. Así también, en la delicadeza de un concierto, la presencia de intérpretes en lengua de signos añade una dimensión única: sus manos y gestos no solo traducen palabras, sino que transmiten la energía de la música y el significado profundo de cada letra, como si tejieran un puente invisible entre el sonido y el silencio. 

Estas creaciones sensoriales y emocionales evocan la belleza que, como bien sugiere Italo Calvino en sus “Seis propuestas para el próximo milenio”, trasciende lo tangible y se instala en la memoria y el corazón, recordándonos que lo bello, a menudo, reside en la experiencia compartida y en los detalles que nos invitan a mirar más allá de lo evidente.

La accesibilidad bella

La accesibilidad bella es más que una técnica o una guía de buenas prácticas. Es una actitud. Es reflexionar y cuestionar el porqué, el cómo y para quién diseñamos. Cuando en la respuesta se encuentran personas con discapacidad, lo que hacemos es ensanchar el campo del diseño, no restringirlo.

El objetivo no es simplemente cumplir con las leyes para evitar sanciones. Se trata de diseñar pensando en la dignidad, de construir con empatía. No buscamos que lo que creamos sea bello “a pesar de aplicar la accesibilidad”, sino que encuentre su verdadera belleza precisamente porque es accesible.

En el ámbito del diseño, todavía persiste la creencia de que construir una experiencia o un artefacto de manera accesible significa hacerlo menos atractivo. 

El falso dilema entre estética y accesibilidad

A menudo, quienes diseñan perciben la accesibilidad como un conjunto de limitaciones: “no puedes usar tal color”, “evita ciertas animaciones” o “todo debe ser más grande, más sencillo”. Sin embargo, esta visión reduce la accesibilidad a una lista de prohibiciones, cuando en realidad es una invitación a explorar nuevas formas de crear belleza inclusiva.

Comprender las normas de accesibilidad es tan esencial como aprender cualquier otro principio del diseño. En origen puede parecer un esfuerzo añadido, pero con el tiempo y la práctica, integrar la accesibilidad se vuelve algo natural. Entonces ocurre lo verdaderamente mágico: lo accesible deja de percibirse como una exigencia técnica y empieza a sentirse como una elección cargada de sentido, una muestra de empatía y propósito. Se transforma en sentido común, en diseño con propósito.

Tener en cuenta la accesibilidad es un reto que nos obliga a pensar mejor, a diseñar mejor, a llegar a más con menos, y a conectar con más personas de forma más profunda. 

La belleza está en los detalles:

En Prodigioso Volcán trabajamos en los detalles que otorgan al diseño claridad y belleza. Defendemos el derecho a entender de las personas como parte de una experiencia bella.

Diseñar para todas las personas no es renunciar a lo bello. Es abrazar el verdadero desafío creativo. Es convertir lo técnico en emocional. Es derribar barreras para permitir percibir la belleza en los pequeños detalles.

Es transformar una necesidad en un derecho fundamental.

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