Entrevistamos a Sandra Navarro, la ilustradora que se encuentra tras la firma de Lalalimola y quien este año ha sido la elegida para diseñar el cartel de la 53 Fira del Llibre de València. El cartel de la diseñadora fue presentado el pasado 16 de enero y la feria tendrá lugar entre los días 26 de abril y 6 de mayo de 2018.
Sandra Navarro ha sido elegida por este trabajo como ganadora de la llamada a proyectos, convocada por la organización de la Fira del Llibre y a la cual se presentaron treinta candidaturas. El comité de selección estuvo formado por representantes del Gremi de Llibrers de València, de la Associació Professional d’Il·lustradors de València (APIV), de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), de la Asociación de Empresas de Comunicación Publicitaria de la Comunitat Valenciana (ComunitAD) y de FULL-Fundació pel Llibre i la Lectura. Por su parte, el cartel firmado por Lalalimola cuenta con «influencias de artistas gráficos de mitad del siglo XX y la cartelería francesa», tal y como explica la diseñadora.
Lalalimola también fue la encargada el año pasado, junto al estudio Pixelarte Creatividad, del cartel navideño del Ayuntamiento de Valencia. Y tal como nos explica, «en esta ocasión tenía claro que quería realizar una imagen conceptual más directa, impactante y sencilla».
En esta ocasión, la llamada a concurso no tenía ningún briefing establecido, algo que agradece la propia ilustradora: «Por parte del Gremi de Llibrers de València y la organización de la Fira del Llibre la libertad es absoluta, lo cual es maravilloso». Con esta libertad, Sandra Navarro tenía muy claras sus ideas; quería enfocar el diseño del cartel en el valor cultural del libro y la influencia en la lectura infantil por parte de los adultos como modelos a imitar, así como el valor de compartir la lectura.
«La imagen pretende transmitir la pasión y evasión del lector a través de la lectura, además de exaltar la resistencia del libro en papel frente a los nuevos medios como es el libro digital».
«Para ello, me sirvo de la icónica imagen del cocodrilo como símbolo de fuerza, amenaza y peligro, en contraste con la apacible y simpática expresión del lector. El cocodrilo por su parte mira asombrado por la parsimonia de este ante su ataque. Estos elementos combinados con un dinámico diseño de las cajas de texto y una decisiva composición de la ilustración tratan de transmitir el mensaje mediante humor, sencillez y claridad», detalla Navarro al explicarnos su diseño.
Además, a nivel técnico, la intención de la ilustradora era «que tanto el texto como la ilustración estuviesen totalmente integrados y, por tanto, quería aportar el carácter que brinda una tipografía manual». Ella misma destaca que no es calígrafa y que respeta mucho la profesión, pero si el proyecto lo permite le gusta aportar ambos recursos gráficos.
En relación con las influencias que hemos nombrado antes, la elección de colores por parte de la ilustradora estaba bastante clara: «Suelo trabajar con una paleta reducida de colores y en esta ocasión tenía claro que quería aprovechar la capacidad expresiva del color para potenciar el mensaje y puesto que el soporte principal es el cartel quería que fuese muy contundente, atractivo y claro», destaca. Además, explica que la llamativa paleta también cuenta con influencias de artistas como Joan Miró, Piet Mondrian o Alexander Calder en cuanto al uso de colores planos sobre grandes masas, al estilo de las estampas japonesas.
La ilustradora, que trabajó años atrás en el sector publicitario, destaca cómo esto le ha ayudado en este proyecto sobre todo en cuanto a preparación de artes finales, composición y maquetación. «Desde mi punto de vista los conocimientos y experiencia en otros campos, como puede ser el sector publicitario y el diseño gráfico, es muy enriquecedor en el perfil del ilustrador ya que te permite abarcar los proyectos desde una perspectiva más amplia», señala.
Actualmente, Sandra Navarro trabaja desde hace ocho años con una agencia de ilustración que le representa en Inglaterra y EEUU, por lo que suele colaborar con grandes grupos editoriales e importantes clientes publicitarios. Además, también colabora con frecuencia con pequeñas y grandes editoriales españolas. Esto le permite observar el panorama de la ilustración con una perspectiva privilegiada que inevitablemente lleva a la comparación.
La ilustradora nos cuenta que, por lo general, «las condiciones económicas y contractuales son más ventajosas cuando trabajas para un cliente extranjero. Más aún cuando dispones de un agente que te represente, conozca el mercado y pelee las condiciones». Aunque también destaca que el trabajar con grandes grupos editoriales o clientes importantes conlleva una menor libertad creativa y, por tanto, un mayor control del proceso creativo, ya sea dentro o fuera de España.
En cuanto a la situación de la ilustradora en el sector, la artista nos explica su experiencia personal: «En mi caso no he experimentado una desigualdad económica en mi sector respecto al género. Entre los compañeros de profesión solemos comentar abiertamente las condiciones económicas y no tengo la impresión de que se manifieste una discriminación económica por esa razón».
Sin embargo, también destaca que esto se debe a que «la mujer está realizando una labor muy importante en el sector literario ya que la mayoría de las editoras son mujeres y es muy positivo, ya que contribuye a que sea un sector más equitativo en este aspecto».
Actualizado 05/04/2018