Nos resistimos, para qué negarlo. Circunvolamos las cómodas burbujas de las áreas de confort, agarrándonos con ahínco a los espacios que dibujan estabilidades de las que frecuentemente nos da pavor desprendernos.
Y en esas, la vida nos sorprende constantemente con cambios, externos (o internos), impuestos o elegidos, que tiempos atrás ni siquiera nos hubiésemos planteado y ante los que no queda otra que adaptarse. Un cambio de actividad, de empresa, de cliente, una pandemia, una crisis…
Muchos de esos cambios, de entrada, avivan terrores. La vida a menudo nos educó en lo esponjoso, en lo estable, en lo que es mejor no mover, aunque no convenza del todo, por si acaso la cosa empeora… pero resistirse al cambio no deja de ser una manera de resistirse a la vida en sí, a las nuevas formas de una existencia que será diferente pero, si sabemos enfocarla, seguro que mejor.
solo se vive una vez
Tan solo tenemos una vida. Después de esto no hay más, excepto para aquellos afortunados que crean en las inmortalidades y reencarnaciones. Desde ese punto de vista, resulta aburrido vivir la misma secuencia una y otra vez, como en aquella película de Bill Murray en la que se rendía culto a la marmota. Compartimentar pues los espacios de la vida en diferentes ciclos y experiencias puede hacer que en la longevidad podamos experimentar las riquezas de lo vivido.
los retos
Enfrentarnos a un cambio nos obliga a enfrentarnos a retos que de otro modo no asumiríamos. Los retos implican algo maravilloso. El crecimiento, la evolución y la adquisición de destrezas permanecerían ignoradas, dormidas, de no ser por la necesidad de enfrentarse a esos retos que el cambio aporta.
la valentía
La valentía es ser conocedor del riesgo, pero aun así hallar la fuerza interior para atreverse a actuar ante determinadas situaciones.
En cada uno de nosotros residen miedos, unos visibles y otros ocultos, que ni siquiera nos atrevemos a observar por aquello de que se hagan latentes. Los miedos paralizan, bloquean. Asumir un cambio es ejercer la valentía para ser capaces de aniquilar los miedos; a priori provoca temores, pero cuando se superan, la sensación de bienestar y libertad que acontece es una experiencia que merece la pena vivir.
las oportunidades
Es la obviedad que reivindica el optimismo: los cambios son oportunidades. No siempre; para ello hace falta la consciencia y el querer percibir esas oportunidades. A menudo están ahí, pero el ser humano no es capaz de verlas. Todos los cambios, por pequeños que sean, conllevan una parte de oportunidad; si somos capaces de aportar un prisma nítido, las encontraremos, y a través de ellas podremos descubrir mundos escondidos que podrían ser fascinantes y de otro modo jamás existiría la oportunidad de vivirlos.
las fortalezas
La mayoría de los cambios suelen entrañar dificultades. Encarar una dificultad implica adquirir una fortaleza para poder salir airoso, pero también fracasar y, si no se experimenta el fracaso, rara vez se será fuerte. La fragilidad y la sensibilidad es intrínseca al ser humano y es precioso que así sea, pero adquirir fortalezas hace que podamos mantener el equilibrio cuando la vida nos posiciona ante conflictos y adversidades. Si somos capaces de adaptarnos a los cambios podremos practicar con destreza la resiliencia, ese vocablo que ahora es tendencia.
las experiencias
Aldous Huxley dijo que «La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede».
Una vida vívida es una vida experimentada, abierta a las experiencias. Ellas son el vehículo que nos acercarán a lo que somos realmente y a la libertad de elección, de elegir aquello que nos gusta y aquello que no. Sin experiencias estamos condenados a los prejuicios, a una mente vallada. No se trata de vivirlo absolutamente todo, pero sí de tener cierta predisposición a probar y con ello decidir.
Los cambios son los umbrales de la experiencia; con ellos, podremos ir dibujando los caminos.
los descubrimientos
Detrás de todo cambio se esconde un horizonte pleno de descubrimientos, y eso es apasionante. Nuevas maneras de ser y hacer, destrezas, habilidades y recovecos de uno mismo que ni siquiera éramos conscientes de que existían. Los descubrimientos no se ciñen tan solo a lo interno. Las algarabías que pueden mostrar lo externo son infinitas; personas, lugares y nuevas profesiones pueden descubrir nuevos mundos.
la flexibilidad
Al contrario de lo que se pensaba hace unos años, se ha descubierto que el cerebro es un ente flexible. La flexibilidad cognitiva es la capacidad de adaptación que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestra conducta a los cambios y nuevas situaciones. En sociedades líquidas, donde lo establecido puede cambiar en cualquier momento, adquirir herramientas que faciliten la adaptación es necesario. Asumir un cambio y enfrentarse a él es sinónimo de fomentar la adaptación y por lo tanto ser más flexible.
los egos
Los cambios destruyen los egos… y eso es muy saludable. Las alturas no son buenas. A menudo un cambio implicar habitar el mismo lugar, pero desde una posición diferente: eso humaniza. El ego es ese enemigo que a menudo nos puede colocar en falsos pedestales. Tocar tierra es recomendable; tarde o temprano nos encontramos con nosotros mismos.
los aprendizajes
Los aprendizajes son los motores de la vida, y los cambios son sinónimo de aprendizaje. Aprender significa ampliar los conocimientos y hallar nuevas maneras de ser y actuar. Incluso aprender significa ser conscientes del error y a menudo desaprender para volver a aprender nuevas maneras y, de ese modo, mejorar.
Aun teniendo los cambios interesantes matices, también merece lanzar una oda a la permanencia y erigir la lucha para conservar todo aquello que nos hace sentir bien de verdad, que nos estimula para crear y nos permite residir las autenticidades con el fin de ser nosotros mismos. Eso, mejor, que no cambie nunca.
Por cierto, si te apetece ahondar en el tema de cambios y oportunidades en el nuevo número de la revista Gràffica conversamos largo y tendido con profesionales de diferentes disciplinas acerca de estos temas. Puedes acceder aquí.
La vida es cambio. El cambio es vida.
Actualizado 06/10/2020