Una década de ruina anunciada: la Escuela de Arte de Alicante se hunde entre promesas incumplidas y deterioro estructural

La Escuela de Arte y Superior de Diseño de Alicante (EASDA) sigue cerrada por una plaga de pulgas que obligó hace más de dos semanas a suspender las clases presenciales. Pero lo que parecía una incidencia sanitaria puntual ha terminado revelando un problema mucho más profundo: el edificio de la escuela está en ruina técnica y arrastra más de una década de denuncias, promesas incumplidas y parches administrativos que nunca han resuelto su verdadero estado.

La dirección del centro lo confirmaba esta misma semana en un correo remitido a su comunidad educativa: los técnicos «no pueden garantizarnos las condiciones necesarias para reabrir el centro con total seguridad». En otras palabras: el problema ya no son las pulgas, sino la seguridad estructural del edificio. Mientras tanto, el alumnado sigue recibiendo las clases online, y el malestar entre docentes y estudiantes crece ante la falta de una fecha clara de reapertura.

Un edificio en ruina técnica desde 2016

La situación actual no ha llegado de repente. Desde hace casi diez años, la EASDA viene denunciando el deterioro extremo de sus instalaciones. En 2016, los alumnos pusieron en marcha la campaña EASDA en ruinas en Instagram, acompañada de una petición en Change.org y un perfil en redes sociales donde documentaban con fotografías el estado del edificio: grietas, filtraciones, cables al aire, aseos inservibles, ventanas rotas, techos agrietados y mobiliario obsoleto.

Un año después, en 2017, la propia dirección del centro trasladó al entonces alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, un informe técnico de la Conselleria d’Educació que ya calificaba el inmueble como un edificio en “ruina técnica”. En aquel encuentro, publicado por AlicanteHoy.es, se reconocía que el inmueble había superado su vida útil y que la Conselleria estudiaría una reubicación. Pero la propuesta quedó en el aire.

En 2020, Alicante Plaza y Culturplaza retomaron la noticia: la EASDA seguía en las mismas condiciones y reclamaba, nuevamente, su traslado a una nueva sede dentro del plan EDUSI —un proyecto de inversión de 17 millones de euros en infraestructuras educativas—. El propio equipo directivo reconocía entonces que “las instalaciones actuales no son dignas de una escuela que forma a los diseñadores y artistas del futuro”.

Nada cambió.

Entre el deterioro y el abandono

Hoy, el edificio de la calle Clot, en la zona norte de Alicante, muestra las consecuencias de años de desatención. Parte de sus estructuras prefabricadas datan de los años ochenta. En su perímetro exterior, los muros aparecen agrietados y cubiertos de grafitis; en el interior, las aulas arrastran goteras, techos desconchados y sistemas eléctricos que apenas soportan el uso cotidiano.

Las fotografías que hemos publicamos hoy son casi idénticas a las que acompañaban la campaña de 2016. Nada ha mejorado. Los talleres, el corazón de la escuela, sufren filtraciones de agua, mala ventilación y un equipamiento que se deteriora con el tiempo.

El caso de la plaga ha actuado como detonante de una situación que muchos ya consideraban insostenible. “El edificio no da más de sí”, reconocen docentes del centro. “Las pulgas son solo la consecuencia de un entorno abandonado. Lo que necesitamos es una nueva sede, no una nueva fumigación”.

Una década de promesas sin obra

Durante años, la Conselleria de Educación ha anunciado evaluaciones, proyectos y estudios técnicos, pero ninguno ha derivado en una actuación concreta. En 2020 se planteó la posibilidad de integrar la EASDA en un nuevo espacio dentro del complejo cultural de Las Cigarreras, pero la propuesta nunca se materializó. Tampoco ha prosperado su inclusión en el plan Edificant, que financia la modernización de centros educativos públicos.

La escuela, que forma cada año a cientos de diseñadores, ilustradores, fotógrafos y artistas, se ha convertido en un símbolo del abandono institucional de la enseñanza artística pública. El contraste entre la precariedad de sus instalaciones y la excelencia del trabajo que sale de sus aulas resulta tan evidente como incómodo.

Hoy, el edificio permanece cerrado, sin fecha de reapertura y sin un plan de actuación anunciado. Ni la Conselleria ni el Ayuntamiento han comunicado si existe ya una hoja de ruta para su rehabilitación o traslado.

Un centro que se resiste a desaparecer

A pesar de todo, la comunidad de la EASDA mantiene su carácter combativo. Profesores y alumnos continúan las clases online y comparten mensajes de apoyo en redes sociales. En su último comunicado, la dirección apelaba al “sentido del humor y el compromiso” del alumnado, comparando la situación con una partida interminable de Jumanji: “habrá que intentar completar y superar todas las pruebas hasta que todo esté en orden”.

Pero el sentido del humor no puede tapar la realidad: la EASDA está literalmente en ruinas. Y su clausura indefinida por una plaga no es más que el último capítulo de una historia que Alicante conoce bien, pero que nadie parece dispuesto a escribir su final.

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