Reunimos a tres alumnos y tres profesores de las sedes de Madrid, Barcelona y Bilbao del Istituto Europeo di Design y les invitamos a conversar sobre la evolución de los estudiantes y la importancia de la formación —y de los docentes— en las enseñanzas creativas.
Empezamos nuestra conversación lanzando una pregunta a los alumnos. Queremos saber qué les impulsó, con 17 años, a estudiar diseño en el Istituto Europeo di Design.
Mikel Legorburu, alumno del IED Kunsthal Bilbao empieza contando que «al terminar el bachillerato tenía claro que quería dedicarme a algo relacionado con la creatividad y la comunicación, por recomendación de mi tutor del instituto me matriculé en el IED Kunsthal Bilbao en Diseño Gráfico. Desde que entré en la escuela hasta ahora, la idea que tenía acerca del diseño ha cambiado completamente. Ahora veo el diseño como una herramienta para solucionar problemas y que puede llegar a generar un impacto en nuestro día a día».
«Ahora veo el diseño como una herramienta para solucionar problemas.»
Mikel Legorburu, alumno del IED Kunsthal Bilbao
Igor Socheleau, alumno del IED Barcelona, quería dedicarse a la comunicación a través de las imágenes, por eso se matriculó en Diseño Gráfico. «En mis últimos años de universidad me especialicé en Motion Graphics porque sentí la necesidad de traer a la vida esas imágenes. Hoy trabajo realizando proyectos de diseño para festivales de cine y he encontrado en la animación un modo de expresar no solo mis ideas, sino también mis sentimientos».
«Una parte importante de nuestro trabajo es ayudar al alumno a encontrar y desarrollar sus intereses y destrezas —apunta Eduardo Piédrola, profesor del IED Kunsthal Bilbao—. En el caso de Mikel, por ejemplo, cuya evolución conozco de primera mano, ya existía una habilidad por el mundo digital y en la escuela ha podido profundizar e investigar nuevos recursos de comunicación como la realidad virtual».
David Cabezuelo, alumno del IED Madrid, se suma a la conversación para explicarnos que «hace cuatro años tenía la concepción del diseño como una herramienta para desarrollar mis ideas gráficamente con el único fin que tuvieran un impacto visual. Pero actualmente considero que el diseño es una herramienta social fundamental para ayudar a la gente a desarrollar y desmigar su idea inicial».
En este momento entra en la conversación Aitor Baigorri, que ha sido profesor de David en el IED Madrid: «Bajo mi punto de vista todos los estudiantes desarrollan diferentes facetas a lo largo de la formación académica. En el caso de David no es tanto una evolución entendida como un proceso acumulativo sino todo lo contrario. Profundizar en lo esencial. Y entender el diseño no como un valor estético sino como una forma de ayudar a los demás».
«Sin embargo, a veces te encuentras con alumnos como Igor que desde el primer momento tienen claro qué quieren contar —indica Álex Beltrán, coordinador de Motion Graphics and Video del IED Barcelona—. Lo más importante que ha conseguido Igor durante estos años ha sido aprender a ir al grano y eliminar la paja de sus proyectos, a utilizar los elementos mínimos para comunicar más efectivamente su visión».
absorber conocimientos
Me dirijo ahora a los docentes y les pregunto qué importancia tiene la escuela y sus docentes en la formación y el desarrollo de los alumnos. Aitor Baigorri abre la conversación con una idea muy clara: «Nuestro papel y el de la escuela no es el de enseñar a los alumnos a buscar soluciones estéticas, sino el de enseñarles a adquirir un modo de pensar. Un pensamiento crítico y constructivo al mismo tiempo que consciente con el entorno en que vivimos».
«Nuestro papel y el de la escuela es enseñarles a adquirir un pensamiento crítico y constructivo.»
Aitor Baigorri, profesor IED Madrid
«Como diseñadores —continua Álex Beltrán— podemos aprender de muchas fuentes distintas. Cualquier experiencia que nos estimule puede inspirarnos o convertirse en un referente a analizar, modificar y reimaginar. Un videojuego, un tiktok, una novela o un flyer pueden iniciar un proceso creativo. Todas las experiencias que uno tiene a diario pueden ser formativas, si la mentalidad es la adecuada. Desde la escuela, promovemos esta visión holística del mundo del diseño donde nada queda fuera y todo tiene cabida. La escuela fomenta esta mentalidad creando y/o participando en eventos, concursos, workshops y proyectos interdisciplinares que hacen que los alumnos puedan tener una visión mucho más amplia y global del mundo del diseño».
proyectos reales
«Y el contacto con la realidad de la profesión —apunta Eduardo Piédrola—, eso es fundamental para su formación. Es importante que empiecen a sentirse y a pensar como diseñadores más que estudiantes».
«Sí —interviene Beltrán, coordinador de Motion Graphics del IED Barcelona— una de las grandes ventajas de estudiar en una escuela como IED, y especialmente en IED, es la posibilidad de encontrarse en el aula con estudiantes, docentes y clientes de alrededor del mundo y de múltiples áreas dentro de la industria del diseño. Esto permite a los estudiantes nutrirse de referencias y puntos de vista muy distintos. Tener la oportunidad de trabajar en proyectos con gente tan diversa es algo muy único, que te aporta mucho como diseñador y como persona».
«Una de las grandes ventajas de estudiar en una escuela como IED es la posibilidad de encontrarse en el aula con estudiantes, docentes y clientes de diferentes partes del mundo.»
Álex Beltrán, coordinador en el IED Barcelona
En este momento Igor Socheleau nos cuenta su experiencia a este respecto. «Durante mis estudios tuve la oportunidad de formar parte de un proyecto real con un grupo de estudiantes de IED de diferentes disciplinas y niveles. Teníamos que crear una instalación para Llum Barcelona. El hecho de que cientos de personas fueran a ver nuestra instalación e interactuar con ella durante el festival me hizo entender el poder que tenía como creador visual para contar una historia, transmitir un mensaje de otra manera, de una manera más sensible y auténtica».
Mikel Legorburu también indica que desde que realizó sus prácticas en Media Attack, una productora audiovisual de Bilbao, «aprendí mucho más a utilizar programas de edición de vídeo y motion graphics como Premiere o After Effects, haciéndome ver que en un futuro cercano me gustaría estar trabajando en algo relacionado con el mundo audiovisual».
actividad social
«Por otro lado —añade Eduardo Piédrola— el trabajo del diseñador es también un actividad social, son importantes las relaciones y contactos, una conversación con otra alumna, de otro curso y disciplina puede resolver o iniciar un nuevo proyecto. En las aulas el trabajo es principalmente práctico ya que los conocimientos se asimilan cuando se convierten en experiencia o se aplican, pero hay más por aprender fuera de las aulas que dentro».
«Sí —asiente Igor— compartir la escuela con estudiantes de diferentes especialidades pero todas del ámbito creativo nos enriquece. Mi mejor amigo, al que conocí en en el IED, estudiaba diseño de moda y yo diseño gráfico. Así que le pude diseñar su identidad de marca y él me enseñó técnicas para imprimir sobre textil. Ahora que ya nos hemos graduado, todavía colaboramos en algunos proyectos».
consejos
Acabamos nuestra conversación como la habíamos empezado. Pregunto a los exalumnos qué consejo le darían a un joven de 17 años que se esté planteando estudiar diseño.
Mikel Legorburu retoma el hilo anterior y dice: «El consejo que le daría es que aprovechara las oportunidades que se le presenten a lo largo de la carrera».
David Cabezuelo toma la palabra: «Primero, que entienda que no todo está inventado y que no todo cuesta dinero. Y luego, que busque, intente y jamás pierda las ganas de experimentar».
Igor Socheleau insiste en este punto, «yo le diría que para estudiar diseño tienes que estar abierto a nuevas formas de pensar para poder crear la solución que tenga mayor impacto; y también, que no les asuste intentar, probar cosas».