Tensiones y fuga de ilustradores en APIV, ¿existe una causa y efecto?

El goteo continuo de ilustradores que ha decidido darse de baja de APIV no cesa. Las divergencias con la gestión actual de la asociación son la causa. El malestar y la tensión están presentes. Hablamos con las partes implicadas con el fin de conocer las causas y si hay una vía para alcanzar una solución.

Tensiones y fuga de ilustradores en APIV, ¿existe una causa y efecto?

Paco Roca, Cristina Durán, Miguel Ángel Giner, Paco Giménez, Boke Bazán, Miguel Cruz y Nacho Casanova son algunos de los ilustradores históricos que han decidido causar baja en APIV. Lo más llamativo es que, entre esta fuga, encontramos los nombres de varios de los socios fundadores, expresidentes y vicepresidentes de la asociación.

Entre los ilustradores consultados que se han dado de baja, el punto común de su decisión se sitúa en las divergencias en cuanto a la gestión y la línea editorial llevada a cabo por la gerencia y la junta directiva.

La visión desigual del negocio de la ilustración por las partes implicadas viene generando tensiones y malestar entre los socios desde hace más de un año.

En algunos casos, ha habido reuniones entre las partes implicadas para intentar llegar a puntos en común y llegar a acuerdos, pero finalmente, las negociaciones han caído en saco roto.

Sobre las bajas de la asociación le preguntamos a Manuel Garrido, cogerente de APIV: «No es una fuga. Son unos pocos socios los que se han dado de baja, igual que ha otros que se han dado de alta», nos puntualiza. «Lamentamos las bajas, pero no queda otra cosa que aceptarlas. De hecho, la precariedad en la que se mueve la profesión es habitual que haya altas y bajas».

LÍNEA EDITORIAL CONTRADICTORIA

En cuanto la línea editorial, uno de los motivos principales que es causa manifiesta de las bajas, Garrido apunta:

«La junta directiva está formada por 14 personas voluntarias, que hacen un enorme trabajo muchas veces muy invisible y que se unen todos los meses a trabajar revisa todas las propuestas que nos llegan: bases de presentación a concursos, de eventos, de exposiciones… y si las condiciones vemos que no son buenas o son mejorables, tenemos la obligación de decirlo. De otro modo estaríamos fallando a nuestros socios y socias y a los objetivos de la asociación».

«En algunos eventos que nos han pedido apoyo o hemos visto que hay condiciones que no favorecen la dignificación de la profesión o que directamente no son buenas condiciones para los ilustradores, no nos queda más remedio que avisar a la organización. Pero desde luego, si reclamar condiciones dignas para los trabajadores y sugerir propuestas de mejora para el sector molesta tanto pues entonces es que estamos haciendo bien nuestro trabajo».

El punto de vista es muy diferente entre los ilustradores que han dejado APIV:

Hay una queja común que han manifestado los ilustradores en cuanto a la posición de la gerencia y la junta directiva de APIV: «Son muy extremistas; nada les parece bien», nos dicen fuentes consultadas que prefieren hablar desde el anonimato.

LA CUESTIÓN VIENE DE LEJOS

«Esto viene de lejos. Ya en la asamblea anual que fue en marzo del año pasado hubo una serie de socios fundadores que explicaron que la forma de actuar y de comportarse y posicionarse frente a las posibles publicidades y acciones era siempre negativa y extremista», nos expresa uno de los ilustradores que ha dejado la asociación.

En algunos eventos a la gerencia de APIV no les parece bien cómo se organizan. Es el caso de las Jornadas de Ilustración, en el que se insta a la organización a que cancelen las jornadas a falta de un día para la inauguración; algo similar ha pasado en la convocatoria de la exposición de carteles organizada por ADCV o también con la Guía 500 que Gràffica pretendía crear. En todos los casos parece que la gerencia entiende que hay un aprovechamiento de los ilustradores y que por tanto no es digno para el colectivo.

Entre los puntos que se le recrimina a la dirección de APIV es que, en base a la bandera de tenemos que dignificar la profesión, toman una «posición extremista, bastante infantil y bastante poco realista»; cuando dignificar la profesión es «generar oportunidades de negocio, relaciones win-win con distintas entidades y asociaciones y no cerrar puertas».

En este sentido, Garrido puntualiza: «En algunos eventos que nos han pedido apoyo o hemos visto que hay condiciones que no favorecen la dignificación de la profesión o que directamente no son buenas condiciones para los ilustradores, no nos queda más remedio que avisar a la organización».

MOVERSE DENTRO DEL NEGOCIO

Otra de las críticas a la actual dirección de APIV es la falta de coherencia con el mundo del negocio. «Están perdiendo muchas oportunidades de generar una asociación rica. Hay detalles significativos, por ejemplo, una cuestión de relaciones y de querer saber hacia adonde se va. En un mundo de negocio y profesionalizado, si tú quieres poner un producto a la venta, tendrás que comportarte según las reglas del negocio y para eso hay que invertir».

«No se puede pensar que los ilustradores son buenos y que los centros expositivos, las otras asociaciones, los medios de comunicación, etc. son empresarios que nos quieren explotar. Eso es irreal».

«Y todo esto hace que al final, decisión tras decisión, gotita a gotita, pues se haya llenado un vaso que no se tenía que haber llenado en ningún momento», comenta uno de los ilustradores que ha decidido salir.

FALTA DE PROMOCIÓN A LOS ILUSTRADORES

La falta de difusión y promoción de los ilustradores en la web es otra de las críticas con la actual dirección de APIV. «Cuando entras a la web no hay una lista de todos los ilustradores que forman parte de APIV; no hay manera de encontrar una lista. Lo han organizado mediante temas. Luego dicen la asociación de ilustradores está formada por más de 200 profesionales, pero no hay manera de saberlo», según nos comentan.

LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO
Una cuestión que molestó muchísimo entre los ilustradores fugados fueron unas declaraciones de PaulaPé, cogerente de la asociación, a Ara.cat, en las que dijo que cuando ella entró en la asociación había «violencia estructural», alegando que cuando ella entró, las mujeres no cobraban igual que los hombres con el mismo cargo.

«Es absolutamente mentira», nos dicen, «porque inicialmente, cuando ella entró, había un gerente y ella lo hizo como auxiliar y cobraba como tal, y luego ya, fue cogerente y su sueldo se equiparó».

«A partir de ahí, miembros de la asociación le pidieron que como gerente retirase esa declaración, «pero no solamente no se retiró, sino que se convocó una reunión con mediación en la propia APIV para tratar el tema y que al final el tema se quedó igual».  

En cuanto al futuro de la asociación y la posibilidad de volver, Cristina Durán, expresidenta, socia fundadora y Premio Nacional de Ilustración nos manifiesta: «Nuestra intención es hablar las cosas directamente y solucionar las cosas por otro lado. Siendo una asociación que hemos creado nosotros y hemos parido nosotros, espero que sí; de cara a un futuro siempre tienes la esperanza de que las cosas se arreglen y de que podamos volver».

Desde la dirección de APIV no quieren darle la mayor importancia a la fuga de ilustradores y menos hablar de crisis. Sin embargo, cuando varios premios nacionales y miembros fundadores de la asociación deciden aperarse del proyecto, es obvio que algo sucede. ¿No es quizás es el momento de plantearse hacia dónde debe poner su rumbo APIV?

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