Hoy es el Día Mundial del Diseño Gráfico y, para rendirle homenaje, hemos expuesto a diferentes personalidades del sector frente a una única (y aparentemente sencilla) pregunta: ¿Qué pasaría si no existiera el diseño gráfico?
El diseño gráfico es una disciplina todavía bastante joven y, quizá por ello, remontarse a sus orígenes resulta complejo y en ocasiones confuso. Así, no fue hasta el año 1922 cuando William Addison Dwiggins (1880, Ohio – 1956, Massachusetts) empleó el término «diseño gráfico» por primera vez, con el que comenzó a sustituir a las ramas que se englobaban bajo las llamadas «artes comerciales». Hoy nos parece que la función del diseño gráfico es imprescindible, y nos rodea en todas partes; allí donde miremos, siempre hay expresiones del diseño gráfico. Precisamente por eso, hemos querido imaginarnos qué sucedería en un mundo donde el diseño gráfico no existiera. ¿Te imaginas cómo sería? Preguntamos sobre ello a destacados profesionales del sector.
Para Astrid Stavro, socia de Atlas, se resume todo ello, precisamente, en la propia concepción del término: «El diseño gráfico seguiría existiendo, pero con otro nombre (a pesar de William Addison Dwiggins)».
La disciplina, sin duda, no podría desaparecer en ninguno de los universos que contemplamos en nuestra imaginación y, por ello, Stavro aboga porque el diseño gráfico seguiría presente en nuestras vidas, a pesar de que lo apeláramos bajo otro término. En la misma línea se pronuncian desde el estudio Naranjo-Etxeberria, que vuelven a los orígenes más ancestrales para responder a la cuestión planteada: «Siempre han existido elementos a largo de la historia que han servido para identificar. Desde el momento en que Dios marcó a Caín en la frente ya hubo un gesto para diferenciarle del resto. Por eso vemos difícil imaginar un mundo sin diseño».
Laszlito Kovacs, director creativo de WeTransfer, plataforma de transferencia de archivos online neerlandés, tiene muy claro que «el diseño gráfico es el vehículo por el que la razón se reconcilia con la emoción». Desde una visión igualmente poética, Kovacs no duda en señalar que, un mundo exento de diseño gráfico, «sería lo más parecido a un paraíso racionalista, un mundo uniforme de marcas blancas, instrucciones, directrices, mensajes insípidos, medidas y convenciones pensados y diseñados exclusivamente para complacer a la tirana eficiencia».
Una perspectiva más racional y funcional, de primeras, la aporta Pablo Rubio, fundador de la agencia de diseño estratégico Erretres. «Sin el diseño no podríamos manejarnos por una ciudad (señalética) o poner en marcha una lavadora (pictogramas). Es también, la principal herramienta de comunicación no oral, gracias a los libros y a internet (diseño editorial y digital). Tampoco podrías diferenciar un producto de otro, porque el diseño (identidad visual) nos permite crear unos signos reconocibles. Por otro lado, tampoco podríamos utilizar máquinas o tecnología (diseño de interacción), ni podríamos montar un mueble de Ikea (infografías)».
Ello, sin embargo, necesita ser matizado también desde otra visión: «Todo esto desde la capa de la utilidad, si lo elevas a lo experiencial y cultural, pocas disciplinas profesionales tienen tanta relevancia para el ser humano y la sociedad. En definitiva, el diseño, igual que la utilización del lenguaje o las herramientas, nos define como humanos».
Carla Cascales, joven ilustradora y diseñadora gráfica de Barcelona, destaca la jerarquización que aporta el diseño gráfico, y define de la siguiente manera su importancia: «El diseño gráfico ordena la información. Un buen diseño hace más entendible todo, desde un libro o un documento hasta identidades corporativas. Creo que, de no existir, sería un poco caótico. El bueno diseño hace que la información esté clara, y marca la jerarquización, que es muy importante». Tampoco se olvida de señalar, por otro lado, el papel de la estética, subyugada al primer fin: «También está la belleza, pero primero el diseño debe cumplir estas funciones. A mí me gusta el concepto Bauhaus, basado en la esencia de las cosas, bien puestas, fáciles de entender».
Más allá del caos que propone Cascales, Oriol Armengou, del estudio de diseño Toormix, habla sobre incomodidad: «Yo entiendo el diseño como mucho más que lo gráfico. Creo que un mundo sin diseño sería un mundo más incómodo, más complejo y quizás menos bello». La diseñadora, ilustradora y tipógrafa argentina Martina Flor, también percibe la no existencia del diseño gráfico como los anteriores entrevistados: «El mundo sería mucho más caótico. Al fin y al cabo, el diseño gráfico nos permite interactuar con lo que nos rodea y entender mejor las cosas».
Tatabi Studio, agencia de creatividad y marketing emplazada en Valencia, incluso, se enfrenta a un posible e hipotético mundo («clon» de este), sin duda, «apocalíptico». «Si no hubiese diseño nada nos llamaría la atención porque todo tendría el mismo aspecto. Vestiríamos uniformes, los edificios tendrían la misma fachada, los productos de los supermercados no llevarían etiqueta y la información estaría tan mal contada que resultaría aburrida e ilegible. No habría estímulos que nos motivasen a hacer cosas distintas y experimentar para avanzar», indica Elena Sancho, fundadora de Tatabi Studio. Para Albert Folch, por otro lado, es como reflexionar sobre la propia vida: «Eso es como preguntar que pasaría si no existiera el color en las flores o el azúcar en la fruta. Pues que los insectos no polinizarían las plantas y los animales no extenderían las semillas y las plantas no llegarían a nuevos territorios».
Igual de contundente se expresa Diego Areso, director de arte en El País Semanal: «Lo mismo que no podemos no comunicar, no podemos no diseñar, y todo lo que pasa por las manos de un ser humano está de alguna manera diseñado».
«Así que no imagino un mundo sin diseño gráfico:no lo veo posible. Cierto es que el buen diseño gráfico ordena y embellece la información, y vivimos en un entorno con un alto tanto por ciento de caos y fealdad. Visto de esa manera, lo que sí puedo imaginar es un mundo sin buen diseño gráfico… y es muy parecido al mundo en que vivimos», concluye.
Desde el malagueño Narita Estudio, por otro lado, nos comentan lo siguiente: «Si no existiera el diseño gráfico… Nos habríamos ahorrado peleas con clientes. Ahora, poniéndonos serios: creo que, si a nivel de vocación (dejando un poco más de lado la parte económica), no existiera, nos faltaría una parte». De no existir la disciplina del diseño gráfico, así, muchos profesionales no habrían encontrado un hueco en el terreno creativo que lograra satisfacer sus verdaderas aspiraciones: «Muchos de los que nos dedicamos al diseño gráfico no conocemos otra cosa. Ya de pequeños, cuando mirábamos al futuro, queríamos hacer algo relacionado con la creatividad y más todavía en diseño cuando nos metimos en este terreno en concreto. Si no existiera el diseño gráfico, mucha parte de la población no tendría alma. No se crearía por unos, y no se podría consumir por otros. Se acabaría la sensibilidad de poder apreciar lo que hacemos».
No nos olvidamos de hacerle este incómoda pregunta a alguien de Pentagram, el prestigioso estudio de diseño afincado en Nueva York. Michael Bierut, creador entre muchos otros proyectos del icónico logo del edificio New York Times, nos responde rápidamente con las siguientes sentidas palabras: «Un mundo sin diseño gráfico es, esencialmente, un mundo sin palabras e imágenes. Las personas creativas tendrían que aprender a comunicarse sin tocar, oír, u oler». En clave de humor, y con un guiño directo a nuestro medio, Atipus, estudio de diseño de Barcelona, contesta, por último, lo siguiente: «Si no existiera el diseño gráfico… la comunicación no sería Gráffica».
Opiniones, sin duda, de diferentes profesionales y estudios que abogan por defender un mundo donde esté el diseño gráfico. Nosotros también hemos querido aportar nuestro testimonio y, por ello, lo tenemos bastante claro: si no existiera el diseño gráfico, tendríamos que inventarlo.
¡Feliz Día Mundial del Diseño Gráfico!
Actualizado 28/05/2020