La cuenta de Instagram @seteniaquedecir.2024 ha irrumpido con fuerza en el sector publicitario español, convirtiéndose en un altavoz anónimo para denunciar conductas machistas, abusos y agresiones. Las responsables de esta iniciativa, que prefieren mantenerse en el anonimato por el miedo que aún persiste en el entorno. Durante los últimos días han seguido publicando en su cuenta de Instagram comentarios que siguen en la misma linea, acusando a creativos de agencias de comportamientos intolerables. En esta breve entrevista tenemos su punto de vista, sus motivaciones y lo más importante, que van en serio.
¿Cómo surge la cuenta de Instagram @seteniaquedecir.2024, este movimiento, ¿quiénes están detrás de esta cuenta, qué retorno estáis teniendo desde que empezasteis?
#SeTeníaQueDecir surge de la frustración y la impotencia que sentimos ante una industria tan machista e injusta como lo es la publicitaria, la cual es un lugar hostil para la inmensa mayoría de nosotras, que vemos cómo en pleno 2024 casi nada ha cambiado. Somos muchas (y cada vez más) las mujeres que hemos sufrido abuso, acoso, humillaciones, sexismo, ninguneo, desprecios… Todo con un mismo verdugo: el machismo de una industria arcaica y tremendamente heteropatriarcal que se resiste a salir de las cavernas de Mad Men.
Por todo esto, decidimos abrir el perfil inspiradas por el enorme trabajo que está haciendo Cristina Fallarás y motivadas por la situación insostenible en la que se encuentran la industria publicitaria y de la comunicación que, definitivamente, no solo deben cambiar, sino que tienen la obligación de hacerlo.
Como ya hemos explicado en un post de nuestro Instagram, somos mujeres y todas pertenecemos (o pertenecimos en algún momento de nuestras vidas) a la industria. También todas hemos sufrido agresiones como las que se pueden leer en los testimonios que estamos publicando, y por eso hemos decidido hacer esto. Además, pretendemos que #SeTeníaQueDecir sea algo mucho más grande que una cuenta en Instagram, así que no descartamos pasar a la acción desde otras vías y ya nos estamos organizando para que así sea. En estos momentos estamos en pleno brainstorming porque ya que somos publicistas vamos a aprovecharlo.
Además, contamos con la abogada Beatriz Duro, de Duroa Abogacía quien nos está proporcionando asesoramiento legal.
En el momento que se formalicen las demandas, ¿vamos a saber quienes son las personas que acusan y a quien?
Cuando se presenten denuncias, éstas serán interpuestas por personas concretas y contra personas concretas y, por lo tanto, se sabrá quiénes son. Cuestión distinta será si estas personas quieren hacer declaraciones o no fuera del procedimiento judicial. Esto dependerá de ellas mismas y de lo que se decida colectivamente que es mejor en cada momento.
Todo este movimiento está muy bien, pero algunos comentarios en las redes, incluso en las nuestras, dicen aquello de que si las denuncias son anónimas, no sirven o no deberían tomarse en serio… ¿Qué pensáis de esto?
Pensamos que lo que hay detrás de estos comentarios es el deseo de que sigamos calladas. Ahora las mujeres estamos empezando a relatarnos y esto es imparable. Cuanto más relatamos, más nos unimos, más nos identificamos. Ahora son los agresores los que están en el punto de mira y no nosotras.
La mayor evidencia de que esto sirve para mucho es el despertar generalizado que está causando.
Excepto la denuncia hecha sobre el CEO de Brother que es una acción directa y grave, las demás que hemos podido leer parece que son más denuncias de machismo y faltas de respeto intolerables… ¿Tenéis más denuncias que se puedan considerar agresiones o que estén dentro de delitos tipificados?
Sí, hay más casos que se están estudiando.
De todas formas, también lo positivo de este movimiento ya imparable es que cambia la propia configuración de lo que entendemos por agresión de forma que este concepto se va ampliando a actitudes que siempre hemos tenido que aguantar y que son totalmente inaceptables. Para todo aquello que, a día de hoy, no se puede encuadrar en un tipo penal, la denuncia pública es más que necesaria. Aunque no haya delito como tal, el reproche social también es motor de cambio.
La industria publicitaria siempre ha presumido de su imagen “cool”: un entorno de creatividad desbordante, slogans pegadizos y oficinas que parecen diseñadas para la diversión más que para el trabajo. Pero tras esa fachada, el caso de Brother y los testimonios recogidos por @seteniaquedecir.2024 revelan una realidad mucho menos glamourosa. Esa cultura de “amigos gamberros” y “todo está permitido” ha perpetuado conductas que, lejos de ser anecdóticas o parte del supuesto “encanto” del sector, son profundamente tóxicas y perjudiciales.
Esa narrativa de que “la creatividad no tiene límites” ha servido durante años como excusa para comportamientos abusivos, donde los límites personales y profesionales se borran en nombre de la diversión. Pero no, no trabajamos para pasarlo bien ni para vivir en una fiesta constante: trabajamos para crear, para aportar valor y, sobre todo, para hacerlo desde el respeto y la profesionalidad.
Este movimiento no solo denuncia lo inaceptable, sino que nos obliga a abrir puertas y ventanas, a ventilar y repensar qué queremos que sea esta profesión. Necesitamos menos gorras y patinetes, menos postureo disfrazado de creatividad, y más papel y lápiz. Más reflexión, más seriedad, y más espacios donde las personas no tengan que pagar con su dignidad el precio de trabajar en este sector. El verdadero cambio no está en los eslóganes, sino en construir una industria que sea tan digna y respetuosa como pretende ser cool.