El pasado mayo Gràffica lanzaba la mayor encuesta sobre la actividad profesional del diseño e invitaba a sus lectores a participar en ella, con el objetivo de definir la situación del sector en términos de negocio. Gracias a las más de 2.000 personas –de 40 países distintos– que han participado en la encuesta, hemos podido conocer en profundidad en qué contexto se encuentra el profesional. Ahora ofrecemos datos reveladores que, al dibujar el escenario en el que trabajamos, pueden ayudarnos a saber qué dirección tomar para mejorarlo.
El grupo de personas encuestadas está formado por una gran variedad de perfiles profesionales relacionados con la creación visual y la comunicación (aunque los agrupemos con el término ‘diseñadores’ con el fin de simplificar, en realidad hablamos de diseñadores en estudios, diseñadores en agencia, freelance, ilustradores, animadores, tipógrafos, fotógrafos, etc. En la encuesta se han organizado en tres grandes grupos: ‘Estudio o agencia con personas al cargo (son un 10 % de los encuestados), Asalariado (son un 40 % de los encuestados) y Freelance (son un 33 % de los encuestados).
Otro dato que sobresale es que el 50 % de los encuestados pertenece a un rango de edad muy joven (entre los 20 y los 29 años). El porcentaje va bajando a medida que el rango de edad es mayor: el 33 % está entre los 30 y 39 años, el 13 % va de 40 a 49 años y 4 % tiene 50 años o más. Esto nos lleva a pensar que el diseño como profesión esta compuesto por una gran masa de jovenes que ven la profesión muy aspiracional; un sector atractivo, al que es sencillo y cómodo acceder gracias a las facilidades tecnológicas que cada vez son más universales. Como consecuencia se crea un ‘perfil tipo’ que tiene como meta principal alcanzar el éxito y la notoriedad. Si no lo consigue, desiste y abandona la profesión.
El parámetro de edad en esta encuesta resulta altamente revelador. Al igual que las encuestas del Brexit descubrieron que fueron los perfiles de mayor edad los que se decantaban por el leave y los jóvenes por el remain, (estableciendo así una relación edad-ideología política), en esta encuesta también hemos podido observar ciertos aspectos que indican que la edad es una variante significativa.
La fragmentación por edades nos permite distinguir matices muy interesantes que ayudan a entender el porqué de problemas del sector como su empobrecimiento, la desigualdad entre sexos, salarios bajos…
Nos ha dado la oportunidad de afinar aspectos que nos dibujan un reflejo más aproximado de la realidad en la que nos situamos.
Por ejemplo, si analizamos el sector más joven en otras profesiones como en la medicina o la abogacía vemos que estos, tras sus estudios, todavía se encuentran en un proceso de integración a la profesión en la que siguen aprendiendo de la mano de profesionales con más experiencia. En cambio, en el sector del diseño los integrantes de este rango de edad no pasan por este proceso y saltan directamente al mercado laboral. Esto daría respuesta a por qué un 75 % de los frelance factura menos de 20.000€ al año o que el 51 % de los asalariados cobre menos de 1.000 € al mes; el sector más joven, dada su inexperiencia (el 65 % tiene de 2 a 10 años de experiencia), tiende a cobrar menos por su trabajo, creando a consecuencia una competencia brutal que impone el abaratamiento generalizado de precios en el sector.
Con la segmentación por edades hemos podido descubrir datos sorprendentes como que son los profesionales con más edad los que prefieren unas tarifas reguladas en el diseño mientras que los más jóvenes son los que están mas dispuestos a tener un mercado libre de tarifas. Es posible que se deba a la formación recibida por los encuestados de mayor edad, más cercana a la formación del artista que a la del diseñador con conocimientos de negocio. Justo lo contrario que los encuestados más jóvenes quienes son más conscientes de las consecuencias en términos económicos que supondría tener unas tarifas regladas.
También hemos detectado menos desigualdad entre sexos en los grupos más jóvenes (sobre todo perfil de estudiantes ). La diferencia se va distanciando a medida que la edad de los encuestados es mayor, por ello encontramos un porcentaje más alto de hombres que de mujeres ejerciendo.
¿Qué les ocurre a las diseñadoras a medida que avanzan en su trayectoria profesional?
Quizás todavía estemos arrastrando los efectos de que hasta hace relativamente poco el diseño era una profesión protagonizada solo por hombres y, a día de hoy, todavía no hayamos tenido tiempo de ver las nuevas generaciones en activo.
Otro de los datos que nos ha sorprendido es que del 30 % de los diseñadores que trabaja en casa no todos responden al rango de edad más joven, que sería lo más lógico porque a menor edad menos ingresos se obtienen y menos posibilidades se tienen para afrontar responsabilidades económicas (54,76 % pertenecientes al rango de edad de 20 a 29 años cobra 36 €/h y el 25 % correspondiente a las personas con 50 años o más, cobra 42 €/h). Según la encuesta, hay profesionales de edades avanzadas que no trabajan fuera de casa. Podríamos encontrar la razón en los bajos ingresos. Estos no solo afectan al profesional que trabaja solo sino que también afecta al profesional que tiene un estudio con personas a su cargo y, en consecuencia, a sus asalariados. La encuesta descubre que el 56 % de los estudios o agencias tienen unos ingresos brutos de menos de 90 mil € al año; ingresos muy limitados para mantener un estudio pequeño con los gastos y los salarios que conlleva.
Estos ingresos que permiten a duras penas sacar adelante estudios –como diría Dalton Maag– ‘minifundistas’ y los bajos salarios, en gran parte se deben a la poca formalización de la profesión, en la que la mayoría de profesionales no toman medidas que aseguran un equilibrio entre gastos y ganancias, y menos permiten obtener márgenes sustanciales: no se hacen contratos (el 52 % de los estudios o agencias y el 76% de los freelance), no se solicitan anticipos (el 51 % de los estudios o agencia y el 72 % de los freelance), no se calcula los precios en relación a los gastos de infraestructura empresarial (el 77 % de los estudios o agencias no sabe o no ha calculado el coste / día y el 65 % de los freelance no sabe o no ha calculado coste / hora), etc.
La encuesta también ha desvelado un dato realmente preocupante: el 90 % de los encuestados no pertenece a ninguna asociación.
Esto nos hace reflexionar sobre el valor que tienen las asociaciones como representantes profesionales de los diseñadores. ¿Realmente tienen todo el valor que se les atribuye si un 90 % de los encuestados no les apoya? Las asociaciones deberán cuestionarse su labor dentro del sector y replantear su proyecto.
Pero no todo son malas noticias. A pesar de que la mayoría de los encuestados no están contentos con lo que cobran (el 75 % de los estudios o agencias, el 75 % de los asalariados y el 85 % de los freelance piensa que no está bien pagado), el 70 % del total de los encuestados es feliz con su trabajo. Y es que, para trabajar en el sector del diseño se necesitan altas dosis de vocación.
Más datos y más información en el segundo número de la revista Gràffica: El Negocio del Diseño.