Relato de un festival tranquilo

Cira estaba contenta de estar allí. Para ella es un placer acudir a eventos relacionados con la creatividad y el diseño. Escuchar, descubrir y reflexionar desde una butaca siempre es fuente de aprendizaje y experiencia. Además en esos espacios siempre se tiene la oportunidad de reencontrarse con compañeros de profesión, conocer a nuevos y poner cara a otros con los que había mantenido contacto.

Desde la butaca, como espectadora, es emocionante ver lo que ocurre en un escenario aunque no deja de ser menos interesante contemplar los gestos y reacciones del resto del público y así compartir sensaciones.

En esta ocasión, Cira pudo comprobar que el público que había acudido al festival era tranquilo y respetuoso, de los que habitan el silencio cuando es necesario e intervienen en los tiempos correctos. Esto no sucede a menudo.

Otra de las cosas que percibió –a pesar de ser común a la sociedad– es que a los espectadores en general les gusta divertirse y reírse y que si un ponente añade el humor a su ponencia, sin que este sea encorsetado, ya tiene mucho ganado. Claro que este es un tema delicado, porque el sentido del humor es muy particular y no se trata de hacer humor por el simplemente hecho de hacerlo.

Acudir a aquel festival había sido un acierto. La intervención de Vasava le confirmó que no existen las fronteras y que con un buen equipo, rigor y profesionalidad se puede trabajar saltando las barreras geográficas. Por su parte, José Mª Carrasco, en una curiosa charla, le recordó a aquel artículo que había leído hace tiempo No basta con ser bueno, además hay que parecerlo. Y es que, comunicar y promocionar es tan necesario como diseñar.

Observó con detenimiento a un estudio que estaba especializado en packaging –Supperstudio– y en cómo el ponente contactó con el público y en este caso además logró su complicidad y risas. También cómo lo hacía la delicada obra gráfica creada por Pep Carrió, en la que Cira observó que la perseverancia y la adquisición de hábitos junto a la creatividad y las ganas de contar cosas pueden ser capaces de crear obras maestras como son los cuadernos de Pep, en los que cada día durante siete años sus dibujos coparon las páginas en blanco.

Cira también reflexionó acerca de la importancia de la conexión con el público. Cuando alguien está sobre un escenario no es suficiente tener una historia, incluso una buena historia. También es necesario saber contar bien esa historia. Y como seres humanos que somos, conectar con los espectadores, es decir caer bien, captar la atención, contar algo que interese y además no aburrir durante un tiempo determinado que es el que dura la ponencia. Desde luego no es tarea fácil y más en un festival en el que sobre el escenario aparecen diferentes perfiles y, por tanto, salen a relucir las odiosas pero inevitables comparaciones.

También se sorprendió al observar sobre el escenario a Íñigo Segurola, un presentador de televisión que se dedica en cuerpo y alma a diseñar la naturaleza, y el cual ama la flora por encima de todas las cosas. Contó su historia de manera natural, como aquello que ama, sin artificios. Y quizá aquí la moraleja fue el amor. Aquello de: «Ama lo que haces».

De uno de los ponentes pudo observar cómo la ocurrencia, a menudo acompañada del humor eran su ADN. Se trataba de un estudio situado en una iglesia en Holanda –KesselsKrammer– que había diseñado la campaña de un hotel comunicando que era el peor hotel del mundo y contaba que además fue un éxito. Al mismo tiempo Erik Kessels es galerista, fotógrafo, coleccionista de fotografías olvidadas, editor, escritor, artista y director de arte, lo que a Cira le hizo pensar en aquella diatriba de especialización sí o especialización no. Llegó a la conclusión de que lo verdaderamente importante son las buenas ideas, soportadas por un buen concepto, el resto son consecuencias en las formas y soportes, aunque siempre tienes que ser consciente de saber llevarlos a cabo de manera correcta.

En la pantalla, imágenes de la evolución de su vida, desde niño a los 80, edad en la que seguía conservando ese brillo en la mirada y esa sonrisa con una mezcla de ilusión, honestidad y experiencias vividas. A continuación una muestra de sus trabajos, narrados por dos de las personas que tuvieron el placer de trabajar con él durante años e imágenes de su espacio de trabajo, su estudio en Nueva York, reflejo de su trabajo y personalidad. A esas alturas, las miradas en la pantalla andaban acompañadas de sueños, algunos en la consciencia de lo inalcanzable y otros en la ilusión donde todo es posible. El protagonista era Massimo Vignelli, homenajeado a poco más de un año de su partida. La conferencia, ofrecida por Beatriz Cifuentes y Yoshiki Waterhouse fue el cierre del Festival Selected from Bilbao.

Antes de Vignelli, le había sorprendido la intervención del restaurante Mugaritz, donde descubrió que trabajaban con mimo y grandes dosis de creatividad los alimentos y las experiencias que ofrecen a sus comensales. La gastronomía, esa disciplina tan de moda últimamente en su unión al diseño, era sin duda una fuente de la que aprender, no solo por su manera de ser, si no por su manera de hacer, documentar y comunicar lo que han hecho, lo que vulgarmente se llama ‘venderse bien’, pero en este caso a través de una comunicación exquisita y precisa donde la seducción está presente de inicio a fin.

Cira marchó pensando en aquello de que evidentemente un evento de diseño no debía de dejar de contener ponencias de diseñadores y de disciplinas relacionadas, pero también en aquello de que a veces es necesario alejarse del diseño para diseñar mejor.

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