«La confianza no se puede ganar a través de las palabras, sino solo a través de la prueba visual». Otl Aicher, 1975.
Cuando en 1969 Otl Aicher recibió las pautas del diseño de la identidad para las Olimpiadas de Munich ’72, no sólo le estaban encargando un proyecto gráfico; en sus manos estaba la construcción de una Alemania moderna a través de un diseño atemporal. La misión de Otl Aicher era crear la imagen de unos «juegos de deporte y cultura alegres, ligeros, dinámicos, apolíticos, no patéticos, libres de ideología y lúdicos». Unas olimpiadas que representaran el espíritu del joven país democrático y que eliminara definitivamente los ecos de la Alemania de la dictadura nazi.
50 años después de que Aicher recibiera el encargo, un grupo de apasionados por el diseño, con Erik Spiekermann como padrino del proyecto, ha decidido rendir homenaje al maestro de Ulm mediante la reedición del Manual de Diseño de Munich ’72. La iniciativa que se ha forjado a través de la plataforma Kickstarter –como ya sucedió con la reedición del manual de identidad corporativa de la NASA–, superó con creces la meta llegando a triplicar los objetivos económicos necesarios para poner en marcha la producción.
Ahora el manual está a disposición de todo el público con los textos del folleto traducidos al inglés, francés y español. Esta reedición cuenta con el permiso del Comité Olímpico Internacional (COI) para publicar las Directrices y Estándares para el Diseño Visual de los Juegos de Munich de 1972 en tamaño y estilo originales.
El manual destaca por su simplicidad y su belleza. Una pequeña joya de la historia gráfica del diseño sorprendente, ya que en tan sólo una carpeta de anillas con 22 hojas plegables se incluye el núcleo de las más de 100 áreas de diseño que se aborda en la identidad de los Juegos Olímpicos de Munich ’72.
El diseñador gráfico Otl Aicher fue una figura influyente en alemania y parte de la definición de la historia internacional del diseño. Aicher creció en una familia católica en Ulm; él mismo, su familia y su círculo cercano de conocidos, incluidos los hermanos Scholl, fueron declarados antinacionalistas. Junto con su esposa Inge Scholl y el suizo Max Bill, Aicher fundó la Escuela de Diseño Ulm en 1953, una institución educativa experimental en el espíritu de Bauhaus y enseñó en el campo de la comunicación visual hasta 1968. Con diseños para compañías como Deutsche Lufthansa y Braun, estableció estándares para una marca corporativa consistente y sin ambigüedades mediante el uso de pocos elementos, simples y sistemáticamente repetidos; todo reunido en un manual que describe cada una de sus aplicaciones. Esa manera de entender el diseño, también la aplicó en el Manual de la identidad de los Juegos Olímpicos de Munich ’72.
«Es tan simple, tan bien estructurado, claramente comprensible y educativo como básicamente todo lo que creó Aicher».
Michael Klar, diseñador y amigo de Otl Aicher
La solución estética de Aicher: un lenguaje visual funcional
La identidad de los Juegos Olímpicos en Munich y, por lo tanto, la imagen de la Alemania moderna fue el resultado de los principios de Aicher para reducir la ideología, el lenguaje y la estética a lo esencial, en el sentido de Bauhaus.
El conjunto racional de normas del Manual debería permitir obtener «el mayor impacto posible en su apariencia» y ayudar al personal de los trabajos preparatorios para evitar que tuvieran que llevar a cabo tareas innecesarias, aportando decisiones detalladas que consumen mucho tiempo y, por lo tanto, dándoles más libertad de diseño.
Otl, el «padre de los hombres geométricos», los pictogramas icónicos, logró crear un amplio impacto de una identidad visual coherente «que no siguió tendencias», según declaraciones de Michael Klar, y estableció los estándares para el branding y el diseño corporativo.
En el proyecto para Munich 72, Aicher creó una gramática visual con elementos flexibles que permitieron la uniformidad en la diversidad y la diversidad en la unidad.
Los módulos visuales (el tipo de letra, los colores, los sistemas de cuadrícula y los métodos de aplicación) fueron la base de todos los productos impresos, productos de comercialización, señalización, sistemas de señalización, planificación urbana y paisajismo.
«La libertad de juego» consistía en garantizar la «máxima variación» a través de «una disciplina estricta y el cumplimiento de las reglas», explicó Otl Aicher en 1975.