Las 34.000 portadas del Festival de Cannes

34.000 portadas diferentes. Ese ha sido el resultado del proceso de experimentación con el que Philippe Savoir, director artístico de la agencia Filifox, abordó el proyecto de diseño del programa de la edición número 70 del Festival de Cannes, celebrado el pasado mes de mayo.

portadas cannes 2017

El reto era conseguir una impresión aleatoria a gran escala en una prensa de offset para obtener portadas únicas. Para lograrlo, el equipo de la imprenta incorporó manualmente mezclas de colores en los tinteros de la máquina, que al rotar mezclaron los diferentes tonos según la posición y la cantidad en la que se vertieron. El proceso puede parecer sencillo, pero requirió un gran trabajo de pruebas a pequeña y gran escala con diferentes combinaciones y proporciones de color.

«Seleccionamos una gama de colores que funcionaran bien al mezclarse para no terminar con una gran mancha marrón… Trabajamos con degradados en diferentes sentidos y con diferentes placas sobre una base de cuatro tonos», explica el jefe de operarios de la imprenta.

Las portadas de los programas presentan un degradado en los mismos tonos, pero con sutiles variaciones en sus tonalidades, lo que hace que cada ejemplar sea un objeto único. Además de imprimirse en un papel texturizado de Fedrigoni, las cubiertas presentan un acabado de relieve en golpe seco con motivo del 70 aniversario del festival. En definitiva hablamos de una pieza llena de detalles que la visten de gala para la celebración de un evento muy especial.

Las posibilidades del soporte físico

Más allá del resultado estético del proyecto, cabe destacar cómo las posibilidades de los métodos de producción pueden jugar a nuestro favor y aportar valores diferenciales al proyecto de diseño. En un mundo en el que las pantallas dominan la comunicación visual los soportes como el papel encuentran su razón de ser cuando aportan un valor añadido. Para obtener este valor los diseñadores disponemos de un gran abanico de técnicas de impresión, acabados, y materiales que vale la pena conocer y explorar.

A pesar de que el hábitat natural de un diseñador —especialmente de un diseñador gráfico— es la pantalla del ordenador debemos ser conscientes de que en muchos casos se espera de nuestro trabajo que cumpla una función en el mundo físico.

Si ocupamos todo nuestro tiempo en, por ejemplo, seleccionar una tipografía o vectorizar un logotipo y no invertimos recursos en investigar qué materiales y técnicas de producción son las más idóneas para el proyecto se podría decir que estamos haciendo sólo una parte de nuestro trabajo.

De nuevo se nos plantea un reto como profesionales: comprender que nuestra labor no finaliza con un archivo digital. Por una parte el contexto actual requiere de los diseñadores que dejemos de trabajar aislados, que salgamos del estudio y que interactuemos con todos los agentes implicados en el desarrollo del proyecto. Por otra parte, hay que ser conscientes de que el diseño es sólo una parte, en ocasiones pequeña, de iniciativas más grandes y complejas. Tener claro nuestro el papel y contar con una visión global hará que nuestro trabajo resulte más beneficioso para nuestro cliente y para nosotros mismos.

→ filifox.com

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