Palabras de un experto en letras vivas

Nacho Platero, director del departamento de motion graphics de Deluxe Spain, nos cuenta cómo es la vida de un creativo en un gigante de la postproducción de cine.

Nacho Platero

Como buen entendido en palabras en movimiento, Nacho Platero no para de dar titulares. Usa términos certeros y muy sugerentes, como si animase en su cabeza el abecedario en tiempo real. Habla de su trabajo con pasión, en unas oficinas impolutas y modernísimas llenas de puertas con estudiados rótulos y accesos restringidos para velar por la seguridad de las películas. Deluxe Spain es el brazo ibérico de una multinacional estadounidense que provee servicios de postproducción de contenidos y en el que Nacho y su equipo conforman un poblado de irreductibles creativos en el país de los técnicos.

«Tiene que ser igual, pero en polaco». Esta frase resumía uno de sus primeros encargos en Deluxe. Cuenta que empezó «versionando gráficas», pues gran parte del trabajo de animación tipográfica que se hace en esta empresa consiste en traducir el grafismo de películas mainstream a idiomas de todo el mundo. Pero con el tiempo el departamento creativo de la empresa ha crecido para diseñar y producir, entre otras muchas cosas, los títulos de crédito originales de ficciones de todo tipo. Es el caso de Intemperie (2019), la última película de Benito Zambrano para la que Nacho y su equipo se dieron el placer de diseñar una tipografía exprofeso. 

Él lo cuenta con todo lujo de detalles: «Intemperie es una brillante adaptación de la novela de Jesús Carrasco; la acción transcurre en una suerte de limbo espacio temporal que podríamos situar en la España rural de la posguerra. Narra la huída de un niño a través de un entorno mísero moral y económicamente, y la importancia que la solidaridad y la compasión tienen en su supervivencia. Benito Zambrano fue nuestro interlocutor durante todo el proceso (contaminarme de otras mentes creativas es lo más me gusta de este trabajo)».

«El briefing priorizaba la austeridad, la correcta contextualización tipográfica y nos pedía un guiño no demasiado evidente a los westerns clásicos».

«Buscamos inspiración en los catálogos de la época de la barcelonesa Fundición Iranzo y de la Fundición Richard Gans de Madrid. En ese momento ya teníamos claro que emplearíamos una slab serif [un modelo de tipografía característico, entre otras cosas, del oeste americano del siglo XIX] y nos fascinaron las suyas, pero el proyecto nos gustaba tanto que queríamos hacer algo único, diseñar algo especial».

«Recopilando referencias de publicidad española de posguerra, nos dimos cuenta de que habíamos acumulado un gran número de anuncios de OKAL [un medicamento del siglo XX cuya publicidad es icónica para varias generaciones] y nos pareció que en esas cuatro letras estaba plasmada la fuente perfecta para este proyecto. A partir de ahí nació nuestra OKcorrAL (el nombre hace referencia al clásico western Duelo a muerte en el OK Corral), una tipografía completa basada en los rasgos distintivos de ese logotipo, hecha a medida para esta película y usada en toda la secuencia inicial. A Benito y al equipo de Morena Films les encantó. Junto a mí trabajaron Rubén Rivas, Fumiaki Kobayashi Márquez (que es mitad de Burgos, mitad japonés) y Astrid Mayor». Hasta aquí la prueba número uno del nivel de entusiasmo y precisión con el que Nacho hace y defiende su trabajo.

OKcorrAL.

Prueba número dos: «Me he hecho amigo del ruso de la tarántula». Se refiere al creador de unos videos de arañas que Nacho y su equipo utilizaron para la cabecera de La influencia (Denis Rovira, 2019). En este caso la animación va mucho más allá de las letras, han compuesto una secuencia entera que sirva de prólogo a este thriller psicológico con tintes sobrenaturales en la que las arañas tienen un papel importante. Después de mucho buscar hallaron en Rusia el footage de una mutación arácnida: «Los vídeos eran un time-lapse que resumía en minutos el proceso de mutación de piel de las tarántulas, que en tiempo real dura como diez horas. Nos costó mucho dar con el autor del vídeo pero al final, a través de Facebook y un par de foros, lo localizamos. Cuando contactamos con él, accedió a vendernos sus vídeos y le hacía especial ilusión porque es un fan de las películas de terror y ver a su tarántula en la cabecera de una, era como un sueño hecho realidad. Los clips que nos mandó eran HD, lo cual nos obligó a retocar mucho las imágenes para adaptarlo al formato 4K».

Nacho y su equipo combinaron las arañas con unas cartelas en las que los nombres del reparto están atrapados en telarañas. La mezcla cumple con creces la doble misión de atraer y dar muy mal rollo. 

«Lo mejor de trabajar en Deluxe es que podemos acceder al mejor material, hay un absoluto respeto por la propiedad intelectual de tipografías e imágenes y, sobre todo, trabajamos en red con los departamentos creativos de todo el grupo, intercambiamos mucha información y recursos en una especie de foro planetario, es un auténtico lujo poder apoyarse en profesionales de todo el mundo». Hablando de uso de recursos, Nacho tiene un par de fundiciones fetiche: SudtiposMilieu Grotesque. También es un gran admirador de los trabajos tipográficos de Gonzalo Hergueta y “las marcianadas” de Lucas Benarroch (MRKA).

Como todo buen amante de los títulos de crédito, Nacho pone al mítico Kyle Cooper en el número uno de sus referentes: «Los primeros títulos de crédito que me dejaron en shock fueron los de Se7en (David Fincher, 1995). Me gustaron tanto que decidí que quería dedicarme a ese trabajo, pero tardé bastante en llegar al mundo del cine. Me formé en animación 3D, estuve años trabajando en televisión y posteriormente en publicidad. Cooper sigue siendo un referente para mí, el nivel de calidad de sus trabajos en Imaginary Forces y Prologue Films es insuperable». Admira igualmente a compañeros de profesión actuales: Danny Yount, Patrick Clair (Antibody) y el español Fernando Domínguez (que le parece una muestra significativa de la fuga de cerebros que seguimos padeciendo).

Nacho también nos habla del cierto vértigo que empieza a imperar en la producción y el consumo de ficción que, sin duda, afecta a su trabajo: «Me da pánico el botón de skip intro, vivimos una época de voracidad audiovisual». En estos momentos se espera una avalancha de contenidos que necesitarán su correspondiente contextualización (tipo)gráfica, pero «no sé si hoy alguien vería entera la secuencia de inicio de Twin Peaks».

Sobre eso hay diferentes posturas, ya que si bien es cierto que las plataformas ofrecen ese botón asesino de prólogos, cada vez está más extendida la identificación de las series por sus cabeceras (sobre todo gracias a sus míticas músicas). En cualquier caso, está claro que «cada vez hay cosas mejores y, por otro lado, estamos cambiando los hábitos de alimentación visual, va a haber mucho contenido y para muchos sitios. En España ya se producen series que se ven automáticamente en casi doscientos países si entran en una plataforma», parece que todo debe concebirse para ser inteligible en culturas muy diferentes. 

También cambian las aplicaciones de las letras animadas: Nacho hizo un encargo para la NASA, una brand experience, es decir, una versión corpórea del logotipo de la agencia espacial por el que los espectadores pueden transitar en un viaje virtual por Marte.

«El briefing era una locura: no querían efectos, nada de brillos, glows o desenfoque de movimiento, ni siquiera varias tintas. Querían algo veraz, construible, nada tramposo. Un totem tipográfico transitable que, visto desde un ángulo mostraría el logotipo de la NASA y, desde otro, el de su laboratorio de realidad virtual NHRL». A propósito de este trabajo, Nacho —que se mueve constantemente en el meridiano que une arte y tecnología— apunta a varios cambios interesantes en la industria: cómo el móvil se está convirtiendo en la pantalla más importante, cómo la realidad aumentada gana terreno, cómo las marcas invierten más y más en contar historias y cómo están surgiendo nuevas formas de experimentar contenidos (Google Daydream, por ejemplo).

«En lugar de diseñar una boca, invento una una manera de hacer bocas».

Hablamos ahora de su órbita más personal, también aferrada a la tipografía en movimiento. Para entenderla, un poco de historia: «Yo llegué al diseño gráfico a través de la música electrónica. Con veinte años gastaba todo mi dinero en discos y me pasaba horas admirando las portadas, cosa que sigo haciendo. Estaba completamente obsesionado con cada uno de los trabajos de la Designers Republic para los sellos Warp y R&S. No entendía cómo alguien podía plasmar gráficamente esos sonidos tan novedosos y complejos de forma tan acertada. Me parecía vudú. Decidí dejar la ingeniería en telecomunicaciones que cursaba en aquel momento para estudiar diseño gráfico en una escuela privada y tuve que repartir muchas pizzas para ello. Fue una época maravillosa porque, poco a poco, fui entendiendo los procesos que había detrás de los diseños que tanto me gustaban (y porque me hinchaba a comer pizza)». 

Quizá esto explique su especial predilección por lo sicodélico y lo bizarro, y quizá por eso esté ayudando al creativo Nathan Nankervis, «un chaval que hace tipografías para Nike» a animar una tipografía tipo cartoon con un sistema paramétrico que permite cambiar en un solo clic los rasgos faciales de cada letra.

Otro ejemplo de esta tendencia gráfica es su colaboración con el cantante de trap Pedro Ladroga para quien está diseñando camisetas. Muchos de estos contactos creativos le vienen de seis años de docencia en el Istituto Europeo di Design (cuya sede actual, curiosamente, sustituyó a la sala de música electrónica Bali Hai, que Nacho frecuentaba en su época de las pizzas).

Último titular (aunque podríamos seguir hasta el infinito): «Me encanta la gente que no tiene una formación clásica y que, persiguiendo una emoción, se salta normas que ni siquiera sabía que existen». Así describe Nacho a estas personas con las que disfruta innovando en lo tipográfico y lo animado. Aunque quizá él no lo sepa, es muy probable que esté hablando de sí mismo.

Nacho Platero

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