El País Semanal se ha presentado este fin de semana con una nueva cara. Más limpio, más ordenado, con mejor ritmo de lectura gracias a una maqueta renovada que mejora sensiblemente el anterior diseño de Óscar Mariné que –debemos decirlo– era un baile de estilos y maneras. Ahora todo está más asentado y seguro.
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El rediseño de este nuevo País Semanal lo ha llevado a cabo Óscar Germade (A Coruña, 1983), formado en la escuela EINA de Barcelona que trabajó en el estudio Gráfica –buenos maestros Pablo Martín y Fernando Gutiérrez– hasta que se estableció por su cuenta en 2011. Ahora dirige el estudio Solo en Barcelona. En primavera El País le encargó, junto a otros diseñadores, ideas para la nueva cabecera del suplemento. En su propuesta recupera la cabecera con identidad propia y retrocede para recuperar la Claredon propia del periódico. Mucho mejor que la intrascendente fina san serif que se usaba hasta ahora. Tanto les gustaron sus propuestas para la portada que le encargaron el interior.
En una publicación como El País Semanal la tipografía es la clave. En esta nueva etapa, Óscar Germade ha optado por las fuentes Tiempos y Founders Grotesk ambas del neozelandés Kris Sowersby. «Tiempos nos permitía resolver la ecuación de espacio, elegancia y periodismo. Está hecha para editorial, así que está preparada para grandes cantidades de texto y asegura una buena lectura. Además, tiene una versión para titular con resultados espectaculares», comenta Óscar en la entrevista publicada por El País. «La Clarendon también se utiliza como un elemento de navegación a lo largo de la revista, otro guiño a la identidad del diario». Esta austeridad tipográfica contrasta con la alegría de la anterior maqueta, pero a pesar de parecer un retroceso convierte a la revista de solidez y seriedad. Algo muy necesario.
En cuanto a la maqueta resulta agradable, respira con mucho espacio blanco y está bien estructurada, ofreciendo mayor ritmo de lectura, siempre manteniendo la esencia de la publicación, con lo que un lector poco aventajado en temas de diseño tal vez no note la diferencia, aunque en la redacción hay opiniones contrapuestas sobre esto.
Del diseño, lo que más nos ha gustado ha sido la solidez que transmite ahora la nueva maquetación, mucho más equilibrada y con mucho sentido. Nos han gustado las nuevas composiciones, mucho más lógicas y formales. El ritmo de la publicación es bueno. Los destacados (algunos muy débiles) y el texto tienen una mancha muy equilibrada, incluso la aparición de las mayúsculas muy aireadas en los titulares actualizan la publicación. También las superposiciones y algún elemento, como la mancheta, en vertical. Algún guiño infográfico (se agradecería alguno más) con buenos ilustradores (Romualdo Faura, João Fazenda, Wearbeard, Pep Monserrat y Hey) y el cómic de Paco Roca con sus historias de Un hombre con pijama, hacen una buena lectura de domingo.
Ahora lo no tan bueno. Las retículas son raras, hay saltos extraños, incluso dentro del mismo artículo. Aunque el columnado general es a 3 columnas y justificado, encontramos 2, 3, 4 y 8 columnas, con alineación izquierda y justificada. No molesta pero se hace raro. Lo que menos nos ha gustado ha sido el salto entre niveles de lectura. Por un lado los titulares tanto lo pequeños en mayúsculas como en caja baja normalmente a gran tamaño funcionan bien, los destacados (algunos poco contrastados), entradillas y ladillos encajan en el siguiente nivel, pero algunos despieces, pies de foto son excesivamente pequeños. Manchan estupendamente, pero cuesta leerlos. Es cierto que el contraste es eficaz pero medio punto y todos felices. Incluso hay una página ‘Menos es mucho más’ dedicada a la Bauhaus que el texto opera en es dimensión que se hace muy pesada su lectura.
Aprobado alto para el rediseño de una de las publicaciones más emblemáticas y que a cada rediseño influencia al resto de publicaciones dominicales. Esperemos que ahora el equipo de redacción sepa manejar la nueva maqueta y que con el tiempo pulan los pequeños defectos hasta convertirla en lo que su joven diseñador, sorpresa para nosotros, tiene en la cabeza. ¡Ah!, también nos ha hecho mucha gracia el hecho de que los guiones, puntos y las comillas se salgan de la caja.
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