Apartamento es una de las publicaciones de interiores más reconocidas e inspiradoras. Al frente de ella se encuentra Omar Sosa, diseñador gráfico, empresario y fundador y director de la misma. En un momento en que la estética de la arquitectura de interiores estaba anclada a una visión aséptica de los espacios, Apartamento supo revolucionar la escena editorial restituyendo vida a las casa. Gracias a ello, hoy es un fenómeno a nivel global. ‘Arquetipos’ es el proyecto editorial online de Folch para la Fundación Arquia que recoge la entrevista a este referente del sector.
Vincenzo Angileri: ¿Cómo nació la idea? ¿Cómo nació Apartamento?
Omar Sosa: Me encantaba diseñar objetos como las revistas y hasta entonces los otros me proporcionaban contenido y yo diseñaba. Así que pensé que no tenía que asumir el contenido que me daban otras personas, sino que podía crearlo yo mismo. Y eso fue un poco el paso para Apartamento.
Era antes de la crisis. Yo estaba viviendo en Barcelona. Estaba buscando un piso y no conseguía encontrarlo, me daba mucho vértigo. Entonces empecé a mirar muchas revistas de interiores y no encontré ninguna que realmente me gustara. Las casas eran muy asépticas, no había intención fotográfica, ni historia. Eso se alineó con las ganas de crear contenidos; ya que ese tipo de contenido era muy difícil de encontrar. Y ahí encontré a Nacho Alegre. Nacho conocía fotógrafos, estaba trabajando con Vitra. Por lo tanto, de repente, se creó un caldo de cultivo. Yo estaba en Folch haciendo revistas, Nacho estaba disparando para Vitra, los dos estábamos obsesionados con interiores. Fue muy natural decidir de hacer una publicación. No había ningún plan de negocios ni nada detrás. Así empezó. El resto lo hemos ido descubriendo luego, sobre la marcha.
V.A: ¿Cuál ha sido el primer paso?
O.S: Cuando creas algo desde el principio, sin demasiadas referencias, es difícil explicar el mecanismo. En nuestro caso, no es que quisiéramos hacer una revista de referencia, ni teníamos ninguna revista en mente. Ni siquiera había una necesidad. Eso hacía que cuando se lo explicábamos a la gente —colaboradores, posibles anunciantes, distribuidores— era súper difícil: no me hacía una idea completamente clara de lo que era. Soy una persona visual, necesito ver las cosas. El día que imprimimos una maqueta simplemente nos dimos cuenta de que había algo que funcionaba. Nacho se llevó la revista a Milán y allí conoció Marco Velardi, que llevaba tiempo en el mundo editorial. A Marco le encantó el proyecto y se quiso sumar. Marco fue importante en este sentido, porque era una visión de fuera. Nosotros queríamos hacer una revista desde Barcelona, pero para todo el mundo y estar contaminados por lo que pasaba en otros lados.
V.A: ¿Cuáles fueron las reacciones después del primer número?
O.S: La verdad es que fueron muy buenas. Nosotros no estábamos preparados para nada, ni sabíamos lo que era, ni teníamos ningún plan. Pero de repente llegaban periodistas de Alemania que nos querían entrevistar y el New York Times nos hacía un artículo, y así. Y empezaron a salir muchos artículos y tuvimos la suerte que desde el principio escribieron súper bien de nosotros.Fue como pillar la ola justo en el momento en el que otra gente se quería lanzar a hacer revistas. Salimos nosotros, y justo inmediatamente después empezaron a salir un montón de nuevas publicaciones. Y nos mantuvimos al principio de esta nueva generación de revistas muy bien comisariadas, con mucha atención al detalle, sobre temas muy concretos, en los cuales la edición es muy importante.
En estos diez años se ha creado un nuevo sistema de simposios en todo el mundo donde se hacen charlas sobre estas revistas, webs dedicadas a promocionarlas y tiendas especializadas. Pero sí había revistas y creo que poder competir con las revistas mainstream nos hacía ilusión. Nosotros siempre hemos querido tener publicidad también. Si haces una revista de interiores y detrás tienes a una marca como Vitra esto tiene otro valor para mí. No era tanto por el dinero, sino que en el fondo lo único que queríamos era parecer una revista de verdad. Y lo más mainstream posible, mejor. Apartamento cogió esa especie de lugar especial donde los contenidos tienen una mezcla extraña: sabes dónde va, pero no puedes predecirlo tan fácilmente.
V.A: A lo largo de los años, Apartamento nunca se ha alterado: a nivel de diseño, estructura, de cómo está pensada, no ha cambiado casi nunca desde el principio. Es un diseño cercano, que no grita, y que acompaña los contenidos.
O.S: Desde el primer día queríamos que el diseño fuese súper sencillo, que no tenía por qué brillar, ni que ser importante. Lo que es importante son los contenidos. Muchas veces hemos pensado de replantearnos el diseño. Pero yo siempre he creído que no se debe cambiar hasta que no salga, por cualquier razón, una urgencia o que uno sienta dentro que lo tiene que cambiar. El National Geographic ha cambiado poquísimo en sus 150 años de historia. Para mí tiene más valor un diseño que evoluciona lentamente y que va cogiendo solera con el tiempo. Creo que a base de repetir algo, creas un clásico.
Publicar es un poder. Cuando hay una serie de personas que te van a comprar y tienes la responsabilidad de enseñarles algo, es un poder. Por eso lo que sí que ha cambiado son los contenidos, el tipo de personas que sacamos, los colaboradores. Todo eso me parece más interesante. Queríamos que Apartamento fuera una publicación muy sincera, y creo que eso apela a mucha gente: lo sienten muy cercano. No es una revista que intenta marcar una diferencia entre quién sale en la revista y quién la lee. Y yo quería que el diseño reflejara eso.
Puedes leer la entrevista íntegra aquí.