Mitos del pop ofrece un completo repaso por las obras de Warhol, Rauschenberg, Wesselmann, Lichtenstein, Hockney, Hamilton o Equipo Crónica, entre otros, con el fin de mostrar ese trasfondo irónico y su peculiar percepción de la realidad, un código que aún sigue vigente en el arte de nuestros días.
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Ray Johnson. James Dean ‘Lucky Strike’ (1957)
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La aparición del Pop Art a finales de los 50 y comienzos de los 60 supuso un acto de auténtica liberación en la historia del arte. Su adscripción decidida a la nueva cultura de la tecnología y el consumo echaba por tierra los anhelos heroicos y subjetivos de las vanguardias anteriores y reintegraba el arte al mundo real.
Con el incesante intercambio entre el arte y todo tipo de objetos de la cultura visual y de la cultura popular, el pop acabó con la brecha existente entre la denominada alta y baja cultura y abrió un nuevo debate sobre las relaciones entre lo estético y lo antiestético. Para el Pop Art toda imagen era reciclable, todo objeto era susceptible de convertirse en arte; su verdadero propósito era ofrecer una nueva interpretación de la imagen en la cultura contemporánea.
Andy Warhol, Mao (1972)
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Con todo ello, el pop esconde una paradoja apasionante. Por un lado se trata de un movimiento innovador que despejó el camino a la posmodernidad. Paralelamente, y por extraño que parezca, manifestó una clara orientación hacia el pasado. La ambición del pop de conectar con la tradición utilizando nuevos medios artísticos derivados de la televisión, la publicidad o el cómic se concentró sobre todo en la nueva valoración de los estilos y los géneros artísticos y en la reinterpretación de las obras de los maestros antiguos de las que haría homenajes o parodias irreverentes.
Roy Lichtenstein, Mujer en el baño (1963)
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La exposición Mitos del pop que acoge el Museo Thyssen-Bornemisza elimina las etiquetas nacionales y presenta el Pop Art en su conjunto para rastrear las fuentes comunes del pop internacional, con ese espíritu globalizador que tienen la colección de la pinacoteca. Desde las obras pioneras de británicos y americanos hasta las derivaciones del pop en Francia, Alemania, Italia y España. «Queremos dejar claro que, en buena medida, todos ellos compartieron las mismas ambiciones de ruptura con una reflexión sobre el arte y la realidad, el arte y la tradición, o sobre el arte y los museos», afirman desde el Museo Thyssen.
Mitos del pop
Museo Thyssen-Bornemisza
Paseo del Prado 8, 28014 Madrid
Del 10 de junio al 14 de septiembre de 2014
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+info: museothyssen.org
Eduardo Paolozzi, No puedes superar la realidad (1951)
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Pauline Boty, Retrátala desaparecida (1962)
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Mimmo Rotella, Cleopatra (1963)
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Alain Jacquet, Almuerzo campestre (1964)
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Alain Jacquet, Almuerzo campestre (1964)
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