Entrevistamos a Miguel Jurado –editor desde hace más de diez años de la revista argentina DNI– sobre su mirada frente al soporte papel, su rol como editor y la realidad del diseño actual desde un medio gráfico.
Como editor en el diario Clarín de la revista DNI y el suplemento ARQ, dos de las publicaciones más masivas de diseño y arquitectura del país, ¿cuál crees que es la situación del profesional argentino según tu óptica?
El diseño de objetos e indumentaria tuvo en Argentina un momento álgido después de la crisis de 2001. Apalancada por la necesidad de substituir importaciones, la profesión se permitió explorar distintos escenarios en el que la autogestión se convirtió en la modalidad de mayor desarrollo. Por otro lado, a pesar del incipiente proceso de industrialización que caracterizó la primera década después de la crisis del 2001, la demanda de diseñadores en las fábricas no fue determinante para el ejercicio de la profesión que siguió ligada a la autogestión. El diseño gráfico, por su lado, que conoció grandes momentos en la publicidad de décadas pasadas, en los últimos años, fue requerido desde contextos internacionales para la producción de identidad de marcas y la elaboración de piezas destinadas al mundo multimedia, donde la calidad es regida por parámetros alejados de lo académico. La situación actual en ambas ramas del diseño se encuentra en un estadio expectante, muy atado al desarrollo de la economía en el futuro, a las posibilidades de acceder al mercado internacional pero con una gran fortaleza de carácter desarrollada durante los años pasados de introversión y elaboración condicionada por la escacez de recursos.
En ese aspecto es muy interesante la mirada editorial de DNI, con características periodísticas, pero también de manifiesto de apertura, ¿verdad?
Nuestra motivación y objetivo es mostrar lo que está pasando en el diseño, es decir, tenemos un carácter periodístico que asumimos con determinación. Pero también buscamos mostrar lo que no es visible a simple vista, lo subyacente, lo emergente. Abordando una posición periodística podríamos eludir el compromiso con lo marginal y dedicarnos al mainstream pero nos gusta bucear en las profundidades de la actualidad para descubrir los casos que la explican y caracterizan. Estamos convencidos de que lo evidente oculta lo real y que en lo marginal anida el futuro. Nos podremos equivocar en muchos casos, pero acertaremos en otros. En este sentido, la revista se muestra como extremadamente diversa, publica artículos de diseño industrial, materiales, diseño gráfico, ilustración, diseño de indumentario y expresiones artísticas con igual interés. Interpretamos que nuestros lectores no son sólo especialistas, son amantes del diseño, hay desde arquitectos hasta artistas plásticos.
¿Cuál es tu rol como editor y cuál es la tirada de DNI?
Como cualquier editor, mi rol es el de estratega, no de periodista. Busco coordinar, entusiasmar, escuchar y dirigir a un equipo de buenos periodistas formados en las áreas duras que son el objetivo de la revista y que ellos transforman en una serie de artículos que pintan la cultura del diseño en todas sus manifestaciones. Nuestra tirada está atada a la de ARQ, revista de arquitectura y ronda los 25 mil ejemplares, es decir que podemos inferir un readership del doble. Es notable que las cuatro o cinco ediciones en las que aparece ARQ acompañando a nuestra publicación semanal de arquitectura, la venta aumenta más de un 20%.
¿Quién diagrama DNI? ¿Puedes contar algo del equipo?
El concepto y el primer número fue desarrollado por Jorge Donelher en Clarín. Desde el número dos de la revista, Márquez Diseño es el encargado de la diagramación. Hemos adquirido muy rápidamente un diálogo seguro y eficiente en el que podemos discutir desde la temática a la puesta en página con un ánimo creativo y lúdico. Me gusta saber que cuento con un equipo profesional que está por encima de mis propias capacidades, es lo que me permite disfrutar de las sorpresas y afrontar con confianza los tiempos muertos, esos en los que no se sabe qué es lo que saldrá. Claudio Márquez y Diego Sanguinetti, así como Mariana Nicastro, forman una primera línea del diseño editorial que le agrega valor al producto.
¿Cómo crees que DNI ha cambiado desde el primer número hasta el más reciente?
Creo que se ha vuelto una publicación más disciplinar, es decir, en lugar de mostrar el lado profesional del diseño, ha tratado de posicionarse como un medio que se apoya en los hechos para hablar de la disciplina. De todos modos, la línea editorial de la revista está anclada en la búsqueda del pulso del momento. Al estar nutrida por las miradas de profesionales de distintas ramas, va y viene en ese contexto alentando a pubilcar lo que mejor pinta la época, no la noticia. Es importante reconocer la diferencia. Por otro lado, entiendo a DNI como una operación de pesquisa, no un laboratorio, no una investigación, es algo así como el buceo de un equipo en el mar de la realidad para llevar a la superficie lo que consideramos un hallazgo. Es cierto que también podemos encontrar zapatos viejos y botellas vacías, ¡Ja, ja, ja, ja!
Desde hace muchos años, casi todos los aspectos de la producción de revistas han cambiado, especialmente en los avances tecnológicos y de la información. En el caso de DNI, ¿cómo afecta a la actividad diaria de la edición?
La primera consecuencia de las transformaciones a las que nos vemos sometidos nace de una notoria limitación y todas las posibles respuestas que ensayamos para vencerla. La pregunta que nos hacemos todos los días es cómo mostrar lo que ocurre en el mundo digital desde un medio gráfico. Nos resulta tan difícil como querer reproducir una sinfonía de Beethoven con un megáfono. Todavía no encontramos una solución, de todos modos, desde el formato y desde el diseño, la gráfica que propone DNI sigue siendo suficientemente embriagadora como para que sigamos intentando. El “molesto formato” de una revista XL pone al lector en una situación alerta para la que resetea su cabeza en busca de entender lo que le está pateando la mirada. De todos modos, muchas veces estamos más tentados a convertirnos en un medio más específicamente gráfico que universal en cuanto a todas las ramas del diseño que podemos abarcar. Pero la vitalidad que produce la mezcla de vertientes que publicamos no tiene equivalente y, creemos, nos permite aproximarnos mejor al fenómeno del diseño como cultura sin caer en el clisé del lifestyle.
Por último, ¿cuál crees que son los hitos de DNI, es decir, aquellos artículos más destacados o casos más resonantes?
Es muy difícil decirlo. Si me preguntás por mi gusto personal, te diría que me gustaron entrevistas como que le hicimos a Alfredo Haberli, o artículos como la de Ross Lovegrove, esto entre los internacionales. Recuerdo un gran artículo con varios talentos jóvenes del diseño, o artículos sobre Laura Varsky, Alejandro Ros… son muchos. Creo que hay números que estuvieron más comprometidos con la realidad y otros que tienen más que ver con lo permanente, pero no dejamos de pensar que nuestra misión es retratar el momento. Apostamos a eso, cada número nos deja satisfechos y empezamos a pensar en el próximo.
Actualizado 27/11/2017