‘Mexicanos, al grito de guerra’, por Juan José Martín Andrés

Exposición 'Mexicanos al grito de guerra' de Juan José Martín Andrés

Juan José Martín Andrés expone hasta el 21 de enero en Casa Maauad, Mexicanos, al grito de guerra, donde recorre una sociedad que ha declarado la guerra al narcotráfico y quiere hablar sobre ello.

Desde el décimo día de su mandato, en diciembre del año 2006, el expresidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico. Desde entonces, México es escenario de innumerables escenas de violencia y crispación social. Entre los actores: elementos del Ejército en las calles, los exabruptos de los cárteles de las drogas y las víctimas que, según diferentes estimaciones, alcanzan ya unos 150 mil muertos y 28 mil desaparecidos.

También en la escena, pero apenas advertidos, se encuentran los miles de desplazados por la violencia, las afectaciones económicas y las tensiones sociales de un país que debe lidiar también con la corrupción de la clase política, las constantes violaciones a los derechos humanos, la estrecha relación de los poderes con los grandes medios de comunicación y la inestabilidad económica.

Como otras iniciativas ciudadanas, desde la academia, el periodismo y las artes numerosos agentes se han preguntado cómo elaborar este proceso que sigue en curso; cómo empezar a hablar del duelo, cómo nombrar los elementos de esta crisis, cómo oponerse a esa forma de hacer política. Y es en esa línea de trabajo crítico que se inscribe Mexicanos al grito de guerra, proyecto del artista Juan José Martín Andrés (Soria, España, 1978), el cual se exhibe en Casa Maauad (un espacio independiente y residencia para artistas internacionales en México) exactamente una década después del inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico.

De esa manera, esta instalación resulta de la curiosidad del artista en su observación del entorno social y de las políticas de representación del citado conflicto. En el espacio de la galería, Juan José Martín Andrés despliega una selección de portadas que el semanario de información política Proceso publicó durante la última década. Extraídas de su colección personal de revistas, se trata de aquellas que se ocupan, directa o indirectamente, de la guerra contra el narcotráfico, los cambios en las políticas que la han sostenido y de los actores implicados.

El puro gesto de realizar una selección de las portadas, así como su disposición en el espacio, otorga ya una potente dimensión del paso del tiempo. Sin embargo, también permite levantar otro tipo de interrogantes acerca de las maneras en que, en las páginas de las publicaciones, comparecen las imágenes –siempre construidas y con un enorme potencial de activación afectiva– en diálogo con los textos, vehículo fundamental de la responsabilidad de los medios como constructores de los relatos del presente social.

A la narración mediante imágenes y textos, un tipo de construcción dramática en la que destacan la gestualidad de los personajes, sus roles casi arquetípicos y diversos momentos de clímax, el artista añade una lente particular. Para hacerlo, sobrepone a las portadas de la publicación seis estrofas del Himno Nacional Mexicano: una por cada año del sexenio de Felipe Calderón.

Impresas en un papel semitransparente, como una lente o un filtro, las letras del Himno median la relación de la mirada con aquello que recubren: a mayor cantidad de portadas –según el año del que se trate–, menos se lee el Himno; a mayor cantidad de texto del Himno, menos se ven las portadas. De esa manera, la obra juega con una serie de imbricaciones y cancelaciones mutuas. En tal sentido, las referencias bélicas que en la lírica del símbolo patrio enarbolan la soberanía y la libertad, se ven enfrentadas con las retorcidas nociones de heroísmo de la retórica en la guerra contra el narcotráfico, bastante lejos del honor y de los laureles en la historia reciente de nuestro país. Por otra parte, el Himno que, compuesto a mediados del siglo XIX, no tendría por qué ser un reflejo literal del momento histórico, se lee con una actualidad inquietante.

Juan José Martín Andrés lanza las preguntas: «¿De qué maneras nos estamos narrando este proceso histórico? ¿Cómo se construye el relato de la violencia?». Este proyecto plantea varias aproximaciones. Por un lado, el de los 3 políticos; por el otro, el de la prensa. Contrapuestos ambos con un imaginario de lo nacional, se presentan dos tipos de narraciones acerca de la realidad del país. Uno como actor que busca establecer una verdad; el otro como narrador que busca disputarla.

De manera más amplia, lo que el artista plantea es una interrogación acerca de la relación entre representación y poder, la cual ha indagado en distintos proyectos como El miedo es el mensaje, Conspiracy. Narraciones cotidianas, República independiente de tu casa y sus trabajos con y sobre mapas, los cuales dan cuenta de la contravisualidad, la oposición ciudadana y artística al control de la representación por parte del poder.

En tal sentido, este proyecto abre un espacio para levantar preguntas acerca de nuestras relaciones con las representaciones del conflicto. Como escribió Alejandro Saldívar, fotógrafo del semanario Proceso, en su ensayo «Imaginar el infierno», estamos ante el enorme pendiente de trascender el pasmo, la somnolencia, el efecto narcótico que producen las imágenes que inundan nuestro entorno:

«Somnolientos, hemos sido testigos de la primera cruzada contra el narcotráfico. Al ensamblar todas estas imágenes, aparentemente disueltas en el flujo de los días, nos familiarizamos con una película que realmente nunca hemos visto. Lo que se publica hoy tiene sentido, para saber en qué se transforma la información y cómo se larva la historia. Al día siguiente, otra imagen anulará su contemporaneidad».
Alejandro Saldívar

Mexicanos al grito de guerra de Juan José Martín Andrés, plantea un extrañamiento de la mirada ante una problemática que de tan persistente se ha tornado invisible. Quizá la pregunta de fondo, el enorme pendiente a una década del inicio de la guerra contra el narcotráfico, sea nada menos que la siguiente: ¿cómo volver a mirar?

→ casamaauad.com

Salir de la versión móvil