El Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires eligió a Martín Gorricho para llevar adelante el diseño de todos los pósteres de su temporada 2017. Su nueva identidad visual, –ideas simples y retóricas, un lenguaje dominado por colores plenos, un uso tipográfico particular y la combinación lúdica y artificial de fotografías y dibujos vectoriales– resulta lo más destacado del año en términos culturales.
El diseño de afiches de Gorricho para el Teatro Nacional Cervantes rescata voces del linaje clásico teatral, para posicionar a sus obras en la caja de resonacia del presente. Absurdo, onirismo, ficciones, burguesía, entre otras alusiones de la escena forman parte de la identidad creada por Gorricho. En ese ímpetu, el estudio además privilegia la cita de figuras clave del pasado y del presente como Chéjov, Copi y Rafael Spregelburd, que sin duda, enriquecen al dispositivo póster en su conjunto. El edificio del Cervantes hace el resto.
El proceso de diseño de cada pieza se centra en la idea a partir de pautas claras. Gorricho trabaja con los mismos cinco colores, la misma familia tipográfica inclinada, el mismo esquema y la misma retórica. El póster final diseñado sirve como base para que el teatro realice las adaptaciones necesarias a las distintas instancias de promoción: señalización interna, vía pública, programas de mano o posts en redes sociales.
Según el estudio, para que puede surgir la idea central del póster, el proceso de diseño suele comenzar con la lectura del texto dramático. Para la obra No me pienso morir, –por caso– el personaje dice que cuando muera quiere que le pongan un vestido celeste y un collar de perlas. El espectador termina de comprender la imagen de las gráficas y del programa que tiene en su mano a medida que transcurre la obra. Una estrategia donde el Teatro se reconoce por sus carteles y programas, –según la memoria del estudio– antes de ver el logo que firma cualquier pieza. Es el lenguaje visual el responsable de la identificación.
En la nueva serie de afiches sobre William Shakespeare se inspiran en un retrato muy conocido del gran escritor. «Eso nos ayudó a instalar fácilmente de quién estamos hablando» –remarca Gorricho– «y sobre él, una serie de trazos gestuales y rápidos; una especie de profanación, de intervención descarada y lúdica, que era un poco el espíritu de la puesta. Pero, al mismo tiempo, es un acto intelectual y, aún lúdico, un acto que invita a un juego muy culto: cada signo responde a uno de los treinta y ocho textos teatrales. Uno podría tratar de desandar el camino y pensar qué signo identifica a qué obra y por qué». Las piezas para redes, el merchandising, el libro que acompañó al espectáculo, cada elemento resolvió su propia combinación de capas y resultaron todos distintos y, a la vez, todos reconocibles como parte del mismo sistema.
En cuanto a los próximos pasos de la alianza entre estudio y teatro, Martín Gorricho adelanta: «lo próximo es seguir trabajando con el Teatro Nacional Argentino: ahora mismo estamos desarrollando los materiales para el lanzamiento de la próxima temporada y el próximo año los vamos a seguir acompañando con el diseño de todos sus afiches y la dirección de su comunicación visual».
Si para el autor Rick Poynor, autor del libro National Theatre Posters: A Design History (Unir Editions, 2017) «los carteles del National Theatre, cuando se consideran colectivamente, comprenden tanto una historia del diseño en una institución central de la vida cultural británica, como un estudio de caso de la evolución del cartel como medio en Gran Bretaña en el último medio siglo», para el Teatro Nacional Cervantes, los pósteres de Gorricho representan argumentos frente a conflictos estéticos y sociales, «sembrando alguna inquietud, generando algún interrogante», según remarca el diseñador. Una declaración explícita de convertir al teatro nacional en un espacio de riesgo, atractivo y público, un lugar para la experimentación y el pensamiento crítico.