Manolo Prieto, más allá del «Toro de Osborne»

Todo el mundo conoce a Manolo Prieto por el toro que se puede ver al borde de las carreteras españolas, pero su obra artística ha abarcado múltiples ramas, desde la ilustración hasta la escultura.

Manuel Prieto Benítez (Cádiz, 1912-Madrid, 1991) fue un dibujante, pintor e ilustrador español que estableció los cimientos del diseño a nivel nacional e internacional. Es reconocido por ser el autor de el Toro de Osborne, una de las vallas publicitaria más emblemáticas de la historia de España, pero sus obras y trabajos han abarcado multitud de disciplinas, desde el cartel hasta la ilustración de novelas.

El artista gaditano fue un pionero del diseño en su generación, pero, al proceder de una familia humilde, tuvo que dedicarse a distintos trabajos durante su infancia. A temprana edad, Manolo Prieto ya había sido carpintero, relojero o el chico de la tienda de comestibles, según cuenta en una breve autobiografía que escribió en 1978. Pero no tardó mucho en descubrir que el lápiz era un fiel compañero y el diseño una vía en la que poder expresarse y realizarse como profesional.

un autor multidisciplinar

A los 16 años, Manolo Prieto empieza a trabajar como dibujante en un periódico local del Puerto de Santa María. Mientras, cursaba sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia en su ciudad natal, Cádiz.

Decidió que para profesionalizarse debía mudarse fuera de su ciudad, lo cual llevó a cabo en octubre de 1930. A los 18 años, Prieto se vio probando suerte en Madrid y empezó a ganar dinero para mantenerse y ayudar a su familia. Esta decisión fue su salvación, ya que el artista tenía problemas asmáticos y en la capital española se menguaron. En Madrid trabajó en profesiones de distinta índole para poder costearse la vida allí. Trabajó como escenógrafo e ilustrador de la novela “La Farsa”. Según cuenta en su autobiografía, fue en este momento en el que empieza a  trabajar en una agencia de publicidad y trae a su familia desde Cádiz a vivir con él en Madrid.

Manolo Prieto junto a su familia en Madrid (fuente: Fundación Manolo Prieto)

Otros de sus trabajos reconocidos fueron sus ilustraciones para la revista literaria Novelas y Cuentos, en la que empezó a trabajar en 1940 y estuvo como dibujante portadista durante 17 años. Esta revista era una colección de folletines que publicaba obras de literatura universal para poner la cultura al alcance de todos los ciudadanos. Las publicaciones ilustradas por Manolo Prieto eran inconfundibles y marcaban la diferencia por su creatividad peculiar.

Prieto publicó numerosas ilustraciones en diarios republicanos como El Altavoz del Pueblo y El Sol, en los que estuvo trabajando como director de arte durante la Guerra Civil.

El artista portuense desarrolló a lo largo de toda su vida múltiples facetas artísticas. Diseñó anuncios publicitarios para marcas como Iberia, Nestlé, Renfe y Danone, portadas e ilustraciones de libros, carteles de diversa temática, cuadros y llegó a ser hasta escultor de medallas.

Aunque la obra de Manolo Prieto parece desconocida, marcó a su generación y las posteriores, por su innovación y versatilidad. Sus carteles y diseños tienen un toque de humor y hasta un punto surrealista que los hace especiales.

Yo me considero autodidacta, porque como dijo no sé quién, «todo lo aprendí en los días en que no fui a la escuela».

Autobiografía de Manolo Prieto (1978)

el toro emblemático

Manolo Prieto, a pesar de las múltiples publicaciones que llevó a cabo, es reconocido especialmente por haber diseñado el famoso Toro de Osborne, la valla publicitaria.

En 1956 la marca de bebida Osborne encargó a la agencia Azor una valla publicitaria para promocionar su brandy Veterano. Un encargo que acabó en manos del mismo Prieto —el cual estaba trabajando en ese momento en la agencia— y que acabó siendo una gran pieza fabricada en una chapa metálica de 150 metros cuadrados con forma de toro.

Aunque el Toro de Osborne fue diseñado originalmente para publicitar la bodega, ha llegado a simbolizar, para una parte de la población, el sentimiento nacionalista del país.

Esta obra recibió en España —no sin cierta polémica— la consideración de Patrimonio Cultural protegido en 1998 cuando el Gobierno asumió la sentencia del Tribunal Supremo que establecía que la famosa silueta había superado «su inicial sentido publicitario» y se había convertido en «un elemento decorativo del paisaje».

El 20 de marzo de 1998 el Consejo de Ministros indultaba a este hito de la publicidad española permitiendo que 92 gigantes astados —que debían ser de color negro y no incorporar ningún mensaje— siguieran en la vera de carreteras del país. A ellos se suman otros en México, Japón y Copenhague.

Prieto acabó lamentándose de que esta obra eclipsara a todas las demás, pero su reconocimiento a nivel mundial es innegable.  

El artista Manolo Prieto trabajando en la agencia Azor

«Toda obra de arte que se expone, debe ser juzgada bien o mal, por lo que tenga de buena o de mala, y sólo a ella le corresponde su defensa.»

Manolo Prieto

últimos años

Los últimos 12 años de su vida, Manolo Prieto se dedicó a ser escultor de medallas, algo que le hizo ganar éxito tanto en España como en el resto del mundo.

Prieto se erigió como uno de los medallistas más prestigiosos del país y algunas de sus creaciones fueron expuestas en las ferias internacionales más importantes de la FIDEM (Federación Internacional de la Medalla).

No terminó de realizar creaciones artísticas hasta su fallecimiento, trabajando en la colección de medallas sobre las Comunidades Autónomas de España. Según él, un artista no podía jubilarse nunca, sino que debía estar siempre ideando y creando obras nuevas.

premios y reconocimientos

La obra de Manolo Prieto ha sido reconocida a nivel nacional e internacional y ha llegado a ganar más de 40 premios y distinciones. Además, recibió a título póstumo el premio Laus de Honor por su trayectoria en el año 2000, 9 años después de su fallecimiento.

Entre los múltiples reconocimientos en vida, destacamos los que el artista ganó en sus inicios: el primer premio en la exposición de alumnos de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia de El Puerto de Santa María (Cádiz) en 1929, dos primeros premios en el concurso de carteles turísticos Pro-Guipúzcoa en 1935, tres primeros premios en concursos de carteles y portadas en 1947, primer premio en el concurso de carteles para el “Día Internacional Lácteo”, entre muchos otros.

La Fundación Manolo Prieto, creada por familiares del artista y el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, se encarga de conservar y perpetuar su legado y memoria.

La finalidad de la fundación es promover la conservación, estudio y difusión de la producción artística de Manolo Prieto, sus procesos creativos y su metodología de trabajo.

Fundación Manolo Prieto
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