Fue un día perfecto. Después de 5 meses de trabajo con muchas personas involucradas en el proyecto, conseguir que todo salga como se espera es casi un milagro. Cinco meses de trabajo para 5 horas de espectáculo, se nota de donde somos.
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Lo más repetido por los premiados fue, «pero si mi trabajo no es tan importante», lo que demuestra su humildad y la transversalidad de los premios, ya que muchos de ellos no se ven dentro del universo del diseño o son ajenos a las ‘tontunas diseñiles’ que atacan a muchos. Otra de las frases que nos alegró oír: «es un placer recibir un premio al que no te has presentado, ni has tenido que pagar por ello». Todo ello acompañado de caras de sorpresa que nos gustan mucho ver.
La mayor sorpresa, cada año, es conocer a los premiados. Conocerles de cerca más allá de su trabajo visual. Conocer a la persona que hay detrás es lo mejor del formato Festival de nuestra entrega de premios. No solo damos un premio y ofrecemos un aplauso, sino que podemos disfrutar de sus explicaciones, de sus anécdotas y preocupaciones. Conocer el trabajo que se premia por parte del autor le da un valor y una fuerza que se graba en la retina de los asistentes. Este año tuvimos a Javier Faba, presentador-monologuista que animó la tarde, su participación fue clave para que no resultara demasiado pesada la maratón creativa que suponen 5 horas seguidas de conferencias. Sus referencias a Max Gromenauer dejaron boquiabierto a más de uno.
Muchos nos agradecieron el poder descubrir por primera vez a algunos de los premiados. Jesús Micó, empezó la tarde mostrándonos su proyecto Cuadernos de la Kursala, dejando claro la diferencia entre el fotolibro y el catálogo de fotos. Mucho demostró que aunque su trabajo es excelente, a ellos también les pasa eso de que les digan que no. Iñigo Jeréz demostró de nuevo que su pasión por la tipografía es algo muy poco común y de un nivel que impresiona. «Para esta publicación hacía una tipografía cada dos semanas». Max dejó perlas como: «Dios creó el mundo, pero digo yo, que primero tuvo que hacer algún bocetillo» para reivindicar la importancia del dibujo. También comentó «con el cómic puedes dibujar cosas reales, pero también puedes inventarte lo que quieras».
Mario Eskenazi no pudo venir. Su agenda últimamente está muy viajera y no tiene, de momento, el don de la ubicuidad. Pero nos dejó unas palabras. Domestic Data Streamers fueron los que más sorprendieron, tanto por su juventud como por sus proyectos. El concepto que alojan detrás de cada propuesta es de lo más sugerente.
Este año, por primera vez, unimos los Premios Acento G con los Premios Gràffica. Así Samuel Goffin pudo exponer su proyecto sobre el escenario. Otra propuesta que entusiasmó a más de uno, con su proyecto de la creación de un banco de tiempo o lo que viene a ser un intercambio de favores, todo basado en una nueva moneda.
Eduardo del Fraile, con la elegancia de siempre, nos dio algo de esperanza de que se pueden hacer proyectos de packaging y branding que sean algo más que un simple envoltorio, demostró que se le puede poner alma a los objetos.
Flavio Morais enseñó a muchos de los alumnos de las escuelas que acudieron a la gala que se puede hacer mucho con muy poco, que no es necesario tener un super ordenador para crear. Que con casi cualquier cosa se pueden contar grandes historias. Algo parecido a la historia que hay detrás de Boa Mistura. La pobreza, en ocasiones, es una buena aliada de la creatividad. Boa mostraron cuánto se puede hacer con un simple bote de pintura y cuán diferente puede ser el mundo si nos lo proponemos.
El momento más satírico fue para Orgullo y Satisfacción que con su premio bajo el brazo –el primero que recibe la revista– cerraron una tarde de más de 5 horas con sonrisas ‘reales’ y mucho humor. Nos desvelaron algunas páginas de su nuevo número, pero sobre todo nos dieron una lección de honradez con su actitud de no dejarse vencer por la censura a la que fueron sometidos. Ahora son mucho más felices.
Este año lo celebramos como se merece, aparte de la multitudinaria cena –una auténtica cena de empresa navideña–, los amigos de Factor ñ le pusieron nuestro logo a su pub Àtica, con Photocall incluido… ¡qué más se puede pedir! Un regalo de los buenos. ¡Qué peligro tienen algunos cuando salen los búhos por la noche! En general, podemos decir que este año ha sido redondo.
Málaga nos ha tratado excesivamente bien. Todo ha sido fácil, con gente muy, muy amable. Estamos realmente cansados. Hoy en la redacción todo son toses, mocos, cansancio y dolores, pero estamos muy pero que muy contentos. Málaga nos ha regalado una sonrisa en la cara que tardará muchos días en irse. ¡Gracias a todos!