Símbolo de una época en la que el papel reinaba sobre la comunicación visual, el letterpress atrae hoy a los nostálgicos de lo hecho a mano y de los tiempos pausados. En el documental Los Últimos, los co-directores argentinos Nicolás Rodríguez Fuchs y Pablo Pivetta partieron al encuentro de los que apuestan por el letterpress y modernizan el oficio, en la ciudad de Buenos Aires. El dúo que comienza una gira de proyecciones en España contestó a nuestras preguntas.
¿Cuál es la trayectoria de cada uno y cómo fue su introducción al letterpress?
Nicolás Rodríguez Fuchs: Crecí en una familia de impresores. De chico pasaba los veranos en el taller mirando cómo imprimían en la minerva a la que no me dejaban acercarme porque era peligroso. A mí me parecía algo alucinante y soñaba con ser impresor pero fue muy poco lo que conocía hasta que me metí con el documental.
Conocí a Pablo en 2002, cursando el Ciclo Básico Común en la Universidad de Buenos Aires. Luego Pablo estudió Diseño Gráfico y yo Diseño de Imagen y Sonido. Desde ese entonces teníamos ganas de emprender algo en común. Pablo había comenzado a coleccionar tipografías. En ese recorrido conoció a mucha gente con pequeñas y grandes imprentas dentro del país. Cuando me comentó lo que estaba haciendo, las historias me alucinaron y así surgió la idea de documentarlas juntos.
¿Cuáles han sido las diferentes etapas para realizar el documental?
NRF: Nunca habíamos hecho una película. Nos embarcamos en esta aventura quijotesca que implicó conseguir los datos perdidos de estos lugares. Empezamos yendo a los talleres con una cámara y un micrófonos que nos prestaron unos amigos. Contábamos lo que estábamos haciendo y muchas veces nos cerraron las puertas, porque no entendían lo que queríamos grabar. Nos decían cosas como: «Esto es una mugre» o «¿Qué venís a filmar acá?».
No sé si fue por nuestra falta de experiencia, pero durante mucho tiempo no pudimos conseguir financiamiento mediante las vías tradicionales. Lanzamos una campaña de crowdfunding, para poder afrontar algunos costos mientras comenzábamos la etapa de investigación. La sorpresa fue que tuvo buena recepción y mucha gente en diferentes lugares del mundo se interesó en el documental.
Así conocimos el periódico La Idea impreso por el último tipógrafo, en la ciudad de Cruz del Eje, Córdoba. Sus recursos eran muy limitados, hicimos una colecta para reponer el material en desuso y revalorizar el lugar. Este fue el puntapié inicial para desarrollar la investigación que nos llevó a conocer, entrevistar y grabar en más de 40 imprentas del país. De todos los lugares que habíamos visitado, elegimos los más significativos y emblemáticos.
Luego vino la búsqueda de financiamiento y la necesidad de asociarnos con una productora (Pensilvania Films). Fue así que pudimos concluir el rodaje y la post-producción y sumar más personas al equipo. Lautaro Colace, el montajista, nos ayudó a dar la forma narrativa que estábamos buscando. La música original estuvo a cargo de El Remolón que compuso los temas basándose en la rítmica de las máquinas y el sonido propio de cada escena. Paula Ramírez se encargó del diseño sonoro. Enriquecieron un montón el material que teníamos.
A nivel de narración, ¿cuál era el objetivo con este documental?
NRF: Buscamos contar la transformación de la imprenta tradicional a través de la vivencia de las personas que forman parte, pero sin caer en un registro puramente testimonial. Por eso elegimos 3 protagonistas: Leandro que trabajaba en la imprenta de afiches tipográficos “Mercurio”, Antonio y Sol que se proponen armar una imprenta a través de Ínsula editoray Pepe Fernández, el mecánico de máquinas tipográficas retirado que quiere transmitir su conocimiento.
La idea inicial fue dejar un registro de estos talleres que dentro de pocos años van a desaparecer por completo. Hoy nuestra intención es que no sea solo una película para diseñadores y fanáticos de la tipografía, sino que haya más gente que se interese y conozca este oficio.
¿Cómo lograron mantener la motivación de seguir con este proyecto durante los 6 años?
NRF: Es todo un tema. Obviamente hay altibajos pero también teníamos una convicción muy fuerte de lo que queríamos hacer y creímos en el proyecto. Una de las primeras cosas que acordamos cuando pensábamos en la idea de hacer la película, fue que lo íbamos a terminar sin importar qué pasara en el medio ni cuánto tiempo nos fuera a llevar.
El único momento en el que pensé abandonar todo fue en junio del 2017. Venía de una seguidilla de rechazos a la hora de conseguir financiamiento, buscando otras alternativas para poder terminarla y ya todo me decía que no lo íbamos a conseguir. Me senté en el sillón de mi casa y hablando en voz alta me decía a mí mismo que la cortara, que esto no era para mí, etc. Y en ese mismo momento recibí una llamada para decirme que el proyecto había sido seleccionado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales argentino (INCAA). Ese fue el empujón para poder terminarlo y darle una dedicación exclusiva al documental.
¿Nos puedes hablar sobre el joven dúo que forma Ínsula editora que decidió editar libros completos con la técnica del letterpress cuando los antiguos estudios antiguos cierran en todo el país?
NRF: Sol Gil es argentina y Antonio Werli, francés. Producen objetos editoriales a tiradas limitadas controlando todas las instancias de concepción y fabricación, desde la elección de los papeles a la encuadernación o técnica de impresión. Ínsula se destaca por ser un proyecto que vuelve a la composición manual con tipos de plomo.
La gente ha perdido la costumbre de ver y tocar impresos en tipografía así que está muy entusiasmada al ver lo que se puede hacer. Sobre todo en Argentina donde la producción editorial queda un poco uniformizada por la escasez de papel y la normalización de la impresión digital. Ínsula tiene un poco más de dos años y se auto-sustenta. Participan en las ferias más importantes de la edición independiente. Además de los libros, tienen proyectos muy variados para rescatar y valorar el material tipográfico.
¿Cómo ha influido en el documental vuestro encuentro con Insula editora?
NRF: Para mediados del 2017, teníamos casi todo rodado pero nos faltaba algo esencial: la historia de jóvenes que estuvieran dando los primeros pasos en el oficio empezando de cero. La mayoría de los estudios que imprimen con tipografía en Buenos Aires ya estaban bastante consolidados y no encontrábamos a alguien que recién empezara y quisiera exponerse a cometer errores propios de los primeros pasos.
Pablo se encontró en un cumpleaños con Sol Gil, una amiga del colegio, que le contó que con su pareja (Antonio Werli) tenían un proyecto editorial y querían armar una imprenta tipográfica en su casa para poder imprimir libros con tipografía. Así que lo que buscamos durante años resultó estar más cerca de lo que pensábamos.
Los chicos se prendieron con la idea de registrar todo el proceso y eso enriqueció mucho el relato. Terminó convirtiéndose en el eje central del documental.
El final del documental nos deja la pregunta abierta, por lo que les vuelvo a preguntar ¿El letterpress en Argentina, muere o renace?
NRF: Queda material en el país, máquinas, tipos, clichés… sin embargo, los últimos talleres que quedan se pueden contar con los dedos de la mano y se dedican a impresiones comerciales. Pero la práctica no se perdió por completo. Desde que empezamos con Los Últimos a día de hoy, surgieron muchos estudios nuevos.
Creo que hay una transformación, lo que muere quizás sea la forma de aprender el oficio y la imprenta tipográfica del modelo más industrial que se sostuvo hasta el siglo pasado.
Nos llama la atención ver cómo un grupo de personas rescata este método de producción que conlleva mucho tiempo de trabajo en la era de la inmediatez.
Próximas proyecciones de Los Ultimos:
25-27/04 : Offf Barcelona, Bcn
26/04 : Express en Normal, A Coruña
29/04 : EIna Barra de Ferro, Bcn02/05/04 : Acero Festival, Valparaiso