Dar voz a colectivos minoritarios y a barrios marginales de Barcelona. Fusionando estos dos objetivos nace «La Badalona, historias en femenino», una campaña a pie de calle protagonizada por carteles, ilustraciones y mucho color.
La Badalona, historias en femenino es el proyecto finalista en los Premios Acento G 2020 diseñado por Clara Faner Cortés, estudiante de Diseño Gráfico en EINA, Centro Universitario de Diseño y Arte de Barcelona. Esta campaña de calle muestra historias cotidianas de las mujeres, contadas por ellas mismas y relacionadas con diferentes espacios de su barrio.
Este proyecto nace en el contexto de los barrios de La Salut y alrededores de Badalona; unos sectores marginales, con falta de recursos y superpoblación (la mayoría migrantes). La Badalona se centra, especialmente, en quince mujeres miembros de la fundación Salut Alta de Badalona y con procedencia de diferentes países: Pakistán, Senegal, Marruecos y Rumanía. Este conjunto de mujeres comparte, hoy en día, un mismo contexto y unas preocupaciones y necesidades similares.
En La Badalona, historias en femenino, el diseño se presenta como una herramienta mediadora en la búsqueda de cambios y reacciones, con la voluntad de despertar miradas diferentes y conseguir detectar unas necesidades reales y sinceras. A través de éste se tratan competencias como la identidad, la mirada crítica… siempre en relación con el entorno y defendiendo el derecho de sentirse como en casa.
“Aquellos espacios que hasta ahora eran de paso, sin sentido, se acaban convirtiendo en espacios contenedores de historias. Espacios, en cierta manera, más especiales”
Clara Faner
El cartel nace como el elemento principal de La Badalona. Son carteles anónimos enganchados en las paredes como gesto activista por parte de las mujeres, con la intención de visibilizar y empoderar este colectivo. Además de humanizar al barrio y buscar una mirada positiva o diferente de éste.
La Badalona sigue una estrategia comunicativa que la diferencia de otros proyectos. Se plantea una campaña formada por la superposición de carteles, que consigue subdividir la información y generar expectación y curiosidad en el espectador. Además, son las propias protagonistas las que, al repetir la acción de colgar los carteles, crean un hábito de estar en contacto con el barrio y entre ellas. Inconscientemente están empezando a generar una red de comunicación estable.