Su afición por la tipografía viene de lejos. En su infancia y su juventud inició esa pasión que plasmaba con buenas letras dibujadas en la cabecera de los apuntes. Con los años Jordi ha ido macerando y madurando ese gusto por las letras hasta acumular un ingente cúmulo de conocimiento en diseño tipográfico que ahora difunde entre sus alumnos en Elisava, donde es profesor desde 2010, y que además pone a disposición del público en su sitio web tipografies.com. Recientemente ha lanzado la Bulo Extreme, la prima hermana de Trola, con la que completa la familia de palo seco.
JORDI EMBODAS
El jurado ha decido premiar a Jordi Embodas por su labor en el desarrollo de fuentes y por su amor a la tipografía.
En 2008 publicó su primer tipo, Orenga. Su tipografía Pona fue galardonada por Myfonts y posteriormente llegó Pona Display. Poco a poco y de manera autodidacta, Jordi ha ido trasladando esa pasión a una fundición digital en la que presenta tipografías rigurosas para utilizar en todo tipo de proyectos editoriales.
Esto es: mucho trabajo, mucha pasión y mucho compromiso.
¿Cómo has recibido la noticia de haber ganado un premio al que no te has presentado?
Bueno por teléfono, la verdad es que fue algo inverosímil para mí; fue tanta sorpresa que no mostré expresión alguna, parecía indiferente incluso; el día siguiente lo asimilé. El año pasado seguí un poco los Premios, me enteré de eso que son premios a los que nadie se presenta.
Un diseño que recuerdes de tu infancia…
Los pendientes de la Vaca que Ríe.
¿De dónde viene tu afición al diseño de ‘letras’?
Desde bastante pronto, en la escuela con 8-10 años hacía una revista de baloncesto a máquina de escribir y luego, en los apuntes de clase, siempre me hacía unas buenas letras dibujadas en la cabecera con el nombre de la asignatura o del temario.
¿Cuándo decidiste que querías dedicarte al diseño de fuentes tipográficas?
Cuando empecé a trabajar como diseñador gráfico, en 1999 supe que me gustaría investigar y hacer proyectos personales en torno al diseño tipográfico y empecé poco a poco desconstruyendo, versionando, analizando, jugando con fotocopiadoras, calcando bocetos, de manera bastante intuituva y natural.
Una tipografía por la que sientes pasión o una atracción especial…
Hay miles, cualquiera de Mathew Carter, por ejemplo Miller. Pero podría acostarme con una tipografía distinta cada noche, mañana con Amplitude de Christian Schwartz, viernes con Swift de Unger, sábado con Arno de Robert Slimbach…
En tu día a día, ¿cómo se complementa la tipografía con otros apartados del diseño: gráfico, editorial, ilustración…?
Se complementa muy bien. Tengo la suerte de estar siempre en contacto con tipografías. Mayoritariamente como usuario en el trabajo de grafista, haciendo mucho diseño editorial pero también identidad y packaging, cosa que me permite acercarme de maneras distintas a la tipografía, maqueando, espaciando letras, redibujando en algún caso. En casa cuando diseño tipos tengo muy en cuenta todo lo que experimento como usuario, me sirve para argumentar mis decisiones y, quieras o no, te acabas inspirando con las tipos que trabajas como diseñador gráfico, hasta que no usas una tipo no las conoces a fondo y luego puedes llegar a conclusiones claras cuando diseñas tipos.
¿Recuerdas el primer trabajo de diseño que fue remunerado? ¿Nos puedes decir de qué se trataba y el precio que cobraste?
Empezé a trabajar para una agencia bastante cutre, media jornada, en 1999, cobraba 75.000 pesetas al mes, lo cual no estaba mal para ser media jornada (4 horitas).
¿Cuál crees ha sido tu evolución desde entonces?
Siempre me preocupé de encontrar un sitio mejor para trabajar, así que estuve en algunos estudios durante 2 años hasta que en 2001 encontré el estudio en que sigo trabajando actualmente. Tampoco dejé de hacer cosas por mi cuenta, fueran encargos o no. El diseño tipográfico me permitía tener grandes proyectos sin encargo.
¿Cómo ves el diseño tipográfico que se hace en España respecto a otros países? ¿Crees que goza de buena salud?
Yo creo que sí. Hay muy buen nivel y buenos profesionales, además cada vez hay más diseñadores y bastante variedad. También un interés creciente. El problema es la falta de encargos, hay bien pocos, es terriblemente complicado vivir solo de diseñar tipos, necesitas complementarlo con otras cosas. Por suerte, a diferencia del diseño gráfico el tipográfico tiene un mercado mucho más internacional, en España no se compran muchas licencias de tipos, ni de software, ni de… bueno ya sabéis, ¿no? Aunque creo que cada vez somos más legales.
Son muchos los jóvenes diseñadores que se plantean hacer las maletas y salir del país en busca de un futuro mejor dentro de la profesión. ¿Crees que es inevitable? ¿Piensas que no es necesario?
Creo que ahora mismo es una muy buena opción, tanto como inevitable no, pero sí, el mercado está bastante saturado y en un momento de crisis económica donde en España es mucho más aguda creo que lo mejor es emigrar. Si eres jóven y puedes hacerlo, adelante; si a mí me falta el trabajo intentaré buscarlo fuera.
¿En qué proyectos trabajas ahora?
Bien, ahora estoy terminando Trola, el proceso de cerrar una família tipográfica es algo pesado, pero casi está lista. Luego tengo previsto remodelar la web y hacer un libro-espécimen.
Actualizado 07/04/2023