«Irse o quedarse»

– «Hello! ¿Qué haces?»
– «Aloha! Acabo de aterrizar y me voy pitando a comerme un pincho de tortilla ;-)»
– «Hahahaha, vale. Llámame cuando estés libre y hablamos para quedar. Esta noche es la fiesta de Mario que se va el domingo, ¿recuerdas?»
– «Sí, ¡claro! Nos vemos seguro, te digo luego. ¡Qué ganas de veros!»
– «¡Ok! Bs»

Luis acababa de aterrizar de Londres, llevaba un par de años trabajando allí. Cira acababa de comprar el regalo para la fiesta de Mario. Mario regresaba de una comida familiar e iba a casa a descansar, esa noche tenía la fiesta con sus amigos, en un par de días marchaba a Holanda a probar suerte.

Quedaron a las 22.00 h. por el barrio de moda, habían tenido que reservar con dos semanas de antelación, últimamente estaba todo a tope, pero les encantaba salir por allí y siempre acababan encontrándose a gente.

– «¡Luis! Qué ganas tenía de verte, mira que te echamos de menos. ¿Qué tal por allí? Me contó Hugo que ahora estás muy bien», dijo Cira abrazando a Luis.

– «¡Uff! Me ha costado pero sí. Ahora no me puedo quejar. Los comienzos fueron muy duros, aunque siempre aprendiendo. Al llegar allí e investigar un poco enseguida me di cuenta de que nuestro trabajo está normalizado, no son solo los salarios que son mucho más altos que aquí, se trata de oportunidades; Londres está lleno de oportunidades, vas por la calle y encuentras ofertas de diseñador, de UX, de ilustración… Te da la impresión de que nuestro trabajo está valorado. Pero claro, también es una ciudad muy cara y el tema de la vivienda, el transporte y la vida en general está imposible. Ahora comparto piso con una sola persona pero llegué a vivir en una habitación de 8 metros compartiendo apartamento con 5 más y pagando lo que en España pagaría casi por un chalet. Y luego está el tema del idioma, yo cuando me fui pensaba que sabía inglés, pero subestimé mis conocimientos. Ahora por suerte ya lo controlo. En fin, que no ha sido fácil, sobre todo el primer año es duro y no es fácil estabilizarte pero ahora comienzo a estar bien».

– «Entonces, ¿recomiendas marcharte? ¿No piensas volver? Mario ha estado indeciso, pero al final se ha lanzado», Cira quería saber. Cada vez que hablaba con un amigo que estaba fuera experimentaba una cierta dualidad, además de que los echaba de menos no dejaba de sentir cierta tristeza por la fuga de tanto talento. En especial si la decisión de marcharse la habían tomado más obligación que por decisión propia. Eran numerosos los amigos que se habían marchado después de morir en el intento de una búsqueda de trabajo decente y si eso no hubiese ocurrido, quizás, nunca hubieran querido dejar su hogar. Aunque a la vez pensaba que tampoco había que dramatizar, que el mundo era muy grande, que los veía felices y contaban que las cosas les iban muy bien. Además de que algunos de ellos habían decidido marchar simplemente a la búsqueda de nuevas experiencias, por aquello de averiguar qué hay al ‘otro lado’.

– «Pienso que no es una cuestión de recomendar o no recomendar, depende de la situación de cada uno. Creo que no es una cuestión de donde estés sino que también tiene que ver con la visión que uno tiene de la vida en general y en este caso de la laboral. Está claro que las experiencias que vives fuera, aunque sean negativas son impagables en aprendizaje y salir fuera de tu país, aunque sea por un periodo corto, es muy recomendable. Yo ahora trabajo en una agencia de 09.00 h. a 18.00h, me gusta lo que hago, cada día aprendo algo y además me encuentro bien donde estoy. Por el momento quiero disfrutar de lo que tengo e incluso puede que me mude a USA, me atrae la idea».

– «Entonces sí que lo recomiendas, ¿no? Parece que las oportunidades que has encontrado allí no las tenías aquí». Cira estaba bien donde estaba y aunque había tenido experiencias similares, al final, había regresado y las cosas no le iban mal.

– «Mmm, bueno, salir en algún momento siempre es muy positivo y si es en soledad mejor que mejor. Pero tampoco por una razón de oportunidades profesionales, sino por la experiencia vital y las habilidades que puedes adquirir al tener que buscarte la vida por ti mismo en una cultura diferente a la tuya. Sin duda, trabajar fuera te muestra que las cosas se pueden hacer de una manera diferente a la que tú pensabas, a como te han educado, a admitir que quizás las reglas no eran como tú las tenías establecidas. En definitiva, flexibiliza la mente y ayuda a adaptarte a cambios y diferentes situaciones. Aprender todo eso es muy valioso para gestionar cualquier situación profesional y personal».

– «¿Entonces recomiendas irte o quedarte? Me encantas, ¡no has cambiado! Sigues siendo un amante de la retórica», continuó Cira.

– «Recomiendo salir, para experimentar poder conocer otras culturas y otras maneras de pensar y hacer. Una vez aprendido todo eso creo que lo de quedarse o no, como te decía al principio es más una cuestión de visión de vida. Se pueden vivir experiencias maravillosas dentro o fuera, las cosas son complicadas dentro y fuera, con lo que no creo que se trate de estar fuera o dentro, se trata de saber ver más allá, de ser capaz de encontrar recursos, de buscar oportunidades, de no quedarse con lo establecido, de transformar imposibles por posibles y de traspasar barreras, de mirar pero también de ver. Al final el diseño es necesario en cada rincón del planeta y los retos están en todos los lugares». Luis continuó:

– «Y también tiene que ver con el carácter, desde luego si quieres vivir un étapa de nómada, moverte es imprescindible y si quieres tener la experiencia de trabajar en una gran agencia y vives en un lugar pequeño, evidentemente tendrás que salir. También existen sectores que están muy concentrados en ciertas ciudades, con lo que si quieres acceder a ellos no te quedará más remedio que salir.

Pero pienso que hoy en día hay muchas maneras de trabajar, de estar conectado o desconectado, desde fuera hacía dentro y a la inversa. A veces pensamos que todas las oportunidades se encuentran fuera y que a nuestro alrededor no existen y lo que pasa es que miramos sin ver o magnificamos las cosas en la distancia y no percibimos que ‘nuestro alrededor’ es tan inmenso como nosotros queramos que sea. Yo vivo en Londres y ahora mismo estoy con la mirada en USA y casi más conectado allí que en mi área y son muchos los kilómetros que me separan de allí. No se trata de estar o no estar sino de ser o no ser. Para mí no fue fácil marchar, tomé la decisión porque en la edad en la que me encontraba me parecía lógico, quería vivir otras experiencias y finalmente he acabado haciendo vida allí y me ha enganchado lo de moverme. Ahora me siento a gusto así, no sé cómo me sentiré en un futuro. Pero tengo amigos que vivieron lo mismo, decidieron regresar y les va bien, lo tomaron como una experiencia más, que les aportó ciertas cosas en un determinado momento. Y también tengo amigos como Mario que se van a marchar ahora porque quieren vivir esas cosas u otros que están a punto de volver ya que pensaban que las cosas fuera iban a ser mejor que donde estaban y al estar fuera han apreciaso lo que tenían dentro».

– «Me gusta la vitalidad que tienes y la manera que ves las cosas, pero me queda cierto sabor agridulce al saber que lo que buscabas lo has encontrado en la distancia, aunque yo te siento muy cerca. ¿No echas de menos nada? ¿No sientes la soledad en la distancia?», le comentó Cira mirando el reloj, Mario debía estar al caer.

– «¡Pero si es lo mas natural del mundo! ¿Acaso no hay miles de personas que al vivir en un pueblo pequeño ya nacen marcados con la distancia en sus vidas porque al iniciar el instituto o la carrera se deben desplazar sí o sí? ¿Acaso no hay miles de personas que se sienten solas a pesar de estar acompañadas en su ciudad? No se trata de irse o quedarse. Sobre todo se trata de ver más allá, de buscar y de encontrar, de ser flexible y de ser capaz de cambiar si lo que uno tiene no funciona».

– «Por ahí viene Mario. ¡Mario, estamos aquí!», Cira estaba feliz de conversar con su amigo.

 

Este relato está inspirado por todos los valientes que se van y en todos los valientes que se quedan... Todos ellos son, a pesar de donde estén.
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