Freddy Mamani y sus fachadas gráficas en la nueva arquitectura andina

Retro-futurista por fuera y barroco-pop por dentro, la arquitectura andina de Freddy Mamani fascina. Desde la Ciudad del Alto en el Altiplano boliviano, el arquitecto defiende las influencias ancestrales de su estilo cuando otros afirman que representa la expresión contemporánea de un grupo social emergente. Lo que nos queda claro es que su nueva arquitectura andina se convirtió en el tótem del orgullo Aymara, el mayor grupo indígena de Boliviana.

Freddy Mamani por Juan Ignacio Severin

Con alrededor de 70 edificios que llevan su sello, Freddy Mamani hizo del Alto su galería a cielo abierto —y a 3600 metros de altitud/altura—. Sus fachadas geométricas de colores extravagantes salpican el ocre monocromo de la ciudad periférica de La Paz y atraen a visitantes del mundo entero.

Alexander Hall, sala de celebracion. Fotografia por Mattia Polisena

El arquitecto que presentó a inicios de febrero su trabajo en el MET de Nueva York, después de haber realizado una obra in situ en la Fondation Cartier de Paris ha sido ya el sujeto de varias publicaciones de Europa y Norteamérica.

«No hay otra arquitectura boliviana que sea tan conocida como la de Freddy», Gaston Gallardo, arquitecto boliviano.

Su notoriedad internacional lo convirtió rápidamente en embajador principal de la arquitectura boliviana. «No hay otra arquitectura boliviana que sea tan conocida como la de Freddy», nos cuenta Gastón Gallardo, arquitecto boliviano y ex-docente de la universidad de Los Andes donde estudió el creador de la Nueva Arquitectura Andina. 

Fotografía de Tatewaki Nio

Sin embargo en Bolivia, el fenómeno Mamani no genera solamente entusiastas. Un grupo de arquitectos académicos cuestionan la legitimidad académica del arquitecto, calificando su trabajo de «fachadismo», cuando no se le atribuye la etiqueta reductora de decorador.

Frente a las críticas, Freddy Mamani decidió sacar su título de arquitecto en septiembre 2018, aunque el primer edificio la práctica del recién graduado remonta a 2005. Este año el arquitecto abre el paso a la Nueva Arquitectura Andina con una estética inédita hasta la fecha.

«Quise transformar la arquitectura tratando de recuperar iconografías y diseños geométricos de las ruinas de Tiwanaku, una arquitectura milenaria que estaba dormida en el Alto», Freddy Mamani.

Desde fuera, cada edificio destaca por su fachada gráfica. Dentro, los edificios se componen de una planta baja destinada a los comercios, una planta superior que aloja una sala de celebración y en la cima, los propietarios establecen sus apartamentos en «los cholets» —contracción de las palabras “chalet” y “chola” en referencia a las mujeres de tradición Aymara, que hoy constituye 75% de los habitantes del Alto—. Pero es en las salas de recepción que albergan las actividades de celebración del folclore y de las tradiciones Aymara, donde Freddy Mamani deja expresar su lado más barroco. Escenifica el espacio con molduras pintadas a mano donde se incrusta un ballet de luces led.

Fotografia extraida del documental Cholet, the work of Freddy Mamani por Isaac Niemand.

Dos componentes permiten identificar el nuevo estilo arquitectónico, las formas geométricas y los colores. Acerca de lo primero Mamani comenta: «Quise transformar la arquitectura tratando de recuperar iconografías y diseños geométricos de las ruinas de Tiwanaku, una arquitectura milenaria que estaba dormida en el Alto —y agrega— Todos los elementos de Tiwanaku se pueden traducir en formas simétricas en la arquitectura contemporánea».

En cuanto a los colores extravagantes de sus edificios, el arquitecto afirma inspirarse de los Aguayos y de otros textiles tradicionales andinos, orgullosamente llevados por la cholitas Bolivianas. 

Sin embargo, Gaston Gallardo matiza esta interpretación. El arquitecto explica, «Freddy Mamani no tiene continuidad cultural con los ancestros. Los colores de los Aguayos y de los textiles antiguos no están representados en su trabajo. Se trata más bien de una paleta de colores que se ha puesto de moda en los últimos 20 años —y agrega— Su propuesta es totalmente contemporánea».

Techo de sala de recepcion. Fotografía de Peter Granser

Las referencias a la alpaca, a la cruz andina chacana o a el puma, presentes en las fachadas de los edificios, inscriben la nueva arquitectura andina en la tradición Aymara. Pero en este aspecto Gastón Gallardo también nos comparte otra lectura, «la cruz chacana es el único elemento que se podría decir que es ancestral. Lo demás son expresiones de una nueva estética, que revela la gran diferencia entre el Altiplano y el mundo occidental que hoy en día vive un periodo de minimalismo y de abstracción. En el Altiplano se sigue viviendo el movimiento Barroco».

Así, más que una continuidad cultural con sus ancestros la nueva arquitectura andina expresaría el rechazo de la cultura dominante. Gaston Gallardo explica, «este modelo arquitectónico expresa la construcción de una nueva identidad, la ruptura de la sociedad con los modelos coloniales y con los modelos de arquitectura tradicional. Freddy Mamani confirma esta lectura en una entrevista video para la Fondation Cartier:

«Realicé estos edificios como algo rebelde, inaceptable. En las universidades enseñan a no romper las normas arquitectónicas. Yo siempre quise innovar con una nueva arquitectura original que tuviera una esencia».

Según Gastón Gallardo, esta esencia tomaría raíz en la «intuición popular genial» de Freddy Mamani. La cual celebra el folklore y la ascensión de un grupo socio-económico que se beneficia del apoyo presidencial de Evo Morales y de la aceleración de los intercambios comerciales, especialmente con China. «Su propuesta es la del grupo socio-económico que hoy en día domina el mercado. Su inspiración podría venir de la decoración de los grandes barcos de cruceros del Caribe, con sus gamas de colores muy fuertes o con el estilo decorativo chino».

Fachada del edificio Crucero del sur. Fotografía de Peter Granser.

La nueva arquitectura andina, ¿tradición o modernidad? La pregunta queda abierta. Por su lado, Gastón Gallardo lo tiene claro: «Es una propuesta nueva, un futurismo que tiene su propio valor. ¿Por qué tenemos que buscar un valor siempre ancestral?». ¿Para legitimar su trabajo frente a la academia tal vez? Lo seguro es que el arquitecto está cada vez más solicitado por las clases superiores del Alto. Atraídos por su éxito popular, la nueva generación de arquitectos bolivianos se adueña de este estilo. Así, a finales de febrero, la ciudad del Alto inauguró un edificio con una cabeza gigante de Iron Man…

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