Cualquiera que se haya adentrado en el mundo del diseño habrá comprobado que es una de las profesiones que más rápido evoluciona y en tiempo récord. La mayoría de cosas que valían hace 40, 30, 20 o incluso 10 años, ni de lejos funcionan ahora. Las necesidades en el ámbito de la comunicación que han ido creciendo velozmente junto al desarrollo de las nuevas tecnologías, han transformado –y continúan haciéndolo– la situación en la profesión. Y si a esto le sumamos el corto recorrido que tiene la formación en diseño gráfico –tal y como la conocemos hoy en día–, nos encontramos ante un cóctel bastante inestable que puede resultar peligroso, sobre todo para aquella persona que se encuentre en ciernes de convertirse en un diseñador senior. Para intentar evitar el fatal desenlace, ¿hacia dónde debería dirigirse la formación en diseño gráfico ante un cambio de paradigma de la industria sin perderse en el intento?
La joven formación en diseño gráfico –en muchas ocasiones poco sensible a los cambios reales del sector– corre el peligro de no preparar al alumno debidamente para la jungla que supone el mundo laboral. Quizá la urgencia del momento y la necesidad de obtener resultados a corto plazo, sean las culpables de que la formación en diseño gráfico se suela centrar exclusivamente en el aprendizaje de la técnica y las herramientas de diseño y no se centre tanto en una parte fundamental en la profesión: pensar como un diseñador.
Hablamos sobre ello con Javier Nieto, director del curso bautizado como: “Graphic Design is thinking made visual”, quien nos ofrece una perspectiva interesante al respecto, la cual se ha aplicado a este mismo curso: «El alumno necesita aprender a mirar, pero no solo con la vista, sino también con el cerebro. Antes un diseñador gráfico era un decorador visual; no se tenía esta filosofía del pensamiento del diseño; ahora no es suficiente con tener buena técnica y un gusto exquisito».
Preocupados ante los peligros que para el alumno conlleva una preparación insuficiente ante los retos que exige la profesión actualmente y el contexto profesional del futuro, Javier Nieto (Director del curso y de la escuela Mr.Marcel) junto a Ana Espejo (Directora de clientes de Nurum), Carmen Bustos (Fundadora y Directora Soulsight), Francesco Furno y Pablo Galeano (Fundadores y Directores Relajaelcoco), llevan a cabo el curso intensivo “Graphic Design is thinking made visual”, un curso con solo 20 alumnos al año que, además de fortalecer el aprendizaje técnico, le enseña al alumno a llevar a cabo proyectos mediante la reflexión y la gestión, adaptandose a las necesidades reales que demanda la industria.
«Hasta hace bien poco a un diseñador gráfico le bastaba con pintar bien y bonito. Si tenías un buen control de la técnica y buen gusto te bastaba para ser diseñador y vivir de ello. En un futuro, casi presente, con solo eso no se va a ningún lado. La razón es que hacer las cosas bonitas y bien diseñadas ya no es un valor; es algo que ya se da por supuesto. El diseño va mucho más lejos y en Mr.Marcel es algo de lo que somos muy conscientes», comenta Javier Nieto.
Según nos cuenta Javier Nieto, se trata de la formación que le hubiera hecho falta a él cuando se inició en el mundo profesional del diseño gráfico; es el resultado de todas las necesidades de formación detectadas a lo largo de toda una trayectoria profesional dedicada a la creación de múltiples proyectos, de máxima exigencia, con todo tipo de clientes. Es decir, en este curso se condensa el aprendizaje que un diseñador puede haber adquirido gracias a la experiencia de su vida profesional.
«No solo es importante tener un férreo control en las técnicas y las herramientas, sino que es igualmente importante desarrollar el espíritu crítico, la inquietud de mejorar las cosas y tener un criterio estético, creativo y socio cultural muy depurado».
El curso, dirigido a personas que quieren mejorar o que se quieren reciclar, es ambicioso y de ahí la intensidad de la formación. La metodología está dedicada a personas que van a aprovechar al máximo el curso. Además, su contenido y dinámica le darán al alumno la posibilidad de progresar de un modo increíble.
«El curso es como un chute muy bestia de realidad profesional. No es un curso al uso. Normalmente, los cursos se centran exclusivamente en la técnica; son muy buenos y el alumno puede salir siendo un verdadero experto en técnica y herramientas de diseño pero, sinceramente, esto no es nada ya que para llegar al ‘cómo’ antes hay que saber ‘el qué’. Creo que es más importante desarrollar la parte intelectual, ayudar a que el alumno comprenda los fundamentos y que luego los trasladen a su trabajo; es la parte que más cuesta adquirir como profesional. Aprender a sofisticar la mirada, a desarrollar y comprender nuestros procesos creativos, y a analizar y comprender las cosas, por ejemplo, nos ayudan a enfrentarnos realmente a un proyecto profesional. Se necesita muchas más horas para ello que para aprender técnica», afirma Javier Nieto.
Para aunar tanto técnica como desarrollo intelectual, la metodología del curso se compone en: clases magistrales que tratan todos los aspectos necesarios para un diseñador, tanto los intelectuales (como aprender a desarrollar nuestra creatividad, afinar nuestro criterio, sofisticar nuestra mirada, comprender las tendencias) como los técnicos (como aprender composición y a manejar la tipografía, aprender teoría del color…), así como los aspectos prácticos del mundo laboral como aprender a saber venderse o a saber monetizar un proyecto. Además de las clases magistrales, el alumno tiene 5 workshops que están pensados para ayudar a mejorar en la parte gráfica y en los que también se aplican conocimientos intelectuales y creativos.
A pesar de todo ello, según nos cuenta Javier Nieto, hace tres años se dieron cuenta de que esta metodología estaba incompleta, por lo que se decidió incluir el ‘Proyecto Transversal’. Gracias él, el alumno –de forma grupal– desarrolla un producto o un servicio a lo largo del curso mediante un proceso de diseño global.
Para configurar estos grupos –de 5 personas–, los docentes, antes de que el curso empiece, envían a los alumnos cuestionarios y test. El primer día del curso Carmen Bustos, Ana Espejo y Javier Nieto –mentores que se encargan del 60 % del proyecto transversal–, proponen a los alumnos unos ejercicios prácticos para ir creando los equipos: «Con ello conseguimos seleccionar perfiles y organizar los equipos de forma que sean lo más complementarios posibles. Desde ese momento empiezan las clases de design thinking y service desing. Les damos un concepto muy abierto sobre el que trabajar (el año pasado fue ‘la educación’). A través de la metodología y de lo que van aprendiendo en clase, tienen que hacer un mapeé del problema lo más extenso posible.
Mediante entrevistas a los actores clave y la detección de necesidades o problemas, se consigue un hilo conductor alrededor del cual se plantea una idea creativa (que sea una buena idea, un elemento diferenciador, que cubra una necesidad y que sea viable económicamente). Cuando se llega a este punto ya han pasado tres meses y medio de investigación, análisis y creatividad. Una vez los alumnos tienen la idea clara, cogen el relevo Francesco Furno, Pablo Galeano y Javier Nieto. En un mes y medio los alumnos tienen que sacar a la luz el proyecto: crear la identidad, la comunicación y prepararse una conferencia del proyecto que se presenta en Cactus delante de 300 personas. También tienen que generar una presentación del proyecto vía mail y publicarlo online.
«La creatividad es muy bonita, pero tiene que tener una realidad consecuente; debe estar basada en una planificación y una estrategia, entre otros aspectos que giran en torno a un proyecto profesional»
Javier Nieto nos cuenta los beneficios de un proyecto así: «Es un proyecto de diseño global y completo que abarca el proceso de diseño de la forma más amplia. Nos permite llegar mucho más lejos y tocar aspectos que consideramos fundamentales y que no podríamos ver si no hiciésemos un proyecto de este tipo. Es un curso que hemos pensado con un pie en el futuro, trabajando los valores de un diseñador del mañana (casí hoy) como la capacidad de observación, el espíritu crítico, la creatividad, el espíritu analítico, la capacidad para comprender la sociedad, …».
Ejemplo del resultado del Proyecto Transversal son algunos de los proyectos que se han realizado este 2017: Anémona, la escuela de educación emocional; Mad School, la escuela que integra el movimiento y la diversión en el aprendizaje; o Peripla, el Tinder de las prácticas de diseño. Precisamente, nosotros hemos tenido la oportunidad de hablar también con los alumnos de estos proyectos, quienes nos hablan sobre su experiencia tras el curso:
«Lo que diferencia a este curso del resto es el trato que tienen los docentes con los alumnos, las ganas de aprender y la motivación que generan», Claudia Santaella.
«Este curso podría resumirse en: imprescindible para cualquier persona relacionada con el diseño», Adrian Rios.
«Mucho menos académico, estilo informal y formato cercano», Carlos Cuesta Pato.
«Una de las cosas que más me gustaron del curso fue el Proyecto Transversal. Muchas horas de investigación, entrevistas por empatía y muchas cañas en el Dos de Mayo. Todos los integrantes del grupo son indispensables: unos aportan organización, otros la capacidad de abstraer las ideas y otros ponen en marcha a los demás», Julia Yus.
«Me parece que el que los profesores sean profesionales en activo hoy en día es imprescindible. Con ello se consigue romper esa distancia que muchas veces hay entre el “mundo real” y las escuelas. Consejos sobre cómo gestionar tu estudio, cómo tratar con clientes o hacer un presupuesto son temas que no aparecen en los libros, solo estando en activo se sabe lo que es eso», Asier González.
«Lo más importante que me ha aportado este curso es la experiencia, la seguridad, los conocimientos y el desarrollo personal y profesional», Elena Rodríguez Gallardo.
«Ha sido un reto inspirador. Ninguno esperaba lo que ha surgido como grupo y confío en que lo que hemos construido nos siga dando muchas alegrías en el futuro», Rubén Vázquez.
«Del curso me llevo una visión más amplia del diseño, conocer disciplinas que no sabía que existían y la mejora en mi actitud respecto a conseguir mis retos», Marina Astudillo.
Si quieres conocer más acerca del curso puedes hacerlo aquí.
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