Música, videojocking y stop motion se unen en el proyecto de Inés Ballesteros

El proyecto para Unshaped-ahead es de Inés Ballesteros, alumna de la EASD de Zaragoza. Se trata de uno de los proyectos de fin de estudios de Diseño Gráfico, finalistas en los Premios Acento G. Se trata de una colaboración con el violinista Dimos Vryzas en el que se ha creado la identidad de Unshaped-ahead.

Este proyecto abarca diferentes disciplinas. Está basado en el diseño audiovisual pero incluye también diseño de identidad, cartelería y editorial. Según nos cuenta Inés Ballesteros, la idea central del proyecto ha sido crear el material audiovisual y gráfico necesario para colaborar con un músico acompañándolo en el directo con una sesión de videojocking mediante animación stop motion, así como llevar a cabo la difusión necesaria para el concierto, la identidad de su proyecto musical y un fanzine.

 «La motivación surge del deseo de encontrar y abrir una vía colaborativa entre música y diseño en la que el diseñador entre en el directo y forme parte de él. Dejando a un lado la relación tradicional cliente – diseñador, el diseñador forma parte del proyecto musical en sí mismo entrando en el plano de lo espontáneo y lo performático», explica la diseñadora.

El proyecto musical con el que se ha llevado a cabo la colaboración se llama Unshaped- ahead, proyecto en solitario de Dimos Vryzas, violinista de Tesalónica. El proyecto se caracteriza por melodías minimalistas, el live-loo ping, la improvisación, el estilo ambient y la incorporación de historias grabadas por sus amigos, en diferentes idiomas al directo.

Identidad gráfica
A la hora de plantear la identidad de Unshaped_ ahead, se eligió desarrollar un logotipo flexible haciendo referencia al carácter cambiante y dinámico del proyecto. Partiendo de cuatro palabras claves que identifican al proyecto: heterogéneo, sin forma, loop/capa y contenedor; se desarrolla la identidad basándose en un proceso de experimentación con la forma usando como herramienta la fotocopiadora.

«Se generan diferentes variables a partir de una forma básica compuesta por capas. El logo parte de 10 formas diferentes que irán aumentando en número según avance el proyecto y se vayan realizando conciertos. El proceso de deformación se mantiene y evoluciona con el proyecto convirtiendo las formas del logo en un registro temporal, como si fueran anillas que se suman al tronco de un árbol a lo largo de los años», comenta Ballesteros.

Carteles
Se han llevado acabo también los carteles de promoción de los conciertos, siguiendo el mismo principio que en el logotipo, se utilizaran las mismas formas creadas a partir de la deformación que variarán de un concierto a otro.

«Al tratarse de un proyecto personal y auto gestionado ha habido que tener en cuenta una serie de condicionantes que son más motivadores que limitadores. Los diferentes elementos gráficos desarrollados se han pensado para que económicamente supongan el menor gasto posible sin que este factor afecte de forma negativa sino como un estimulante hacia la experimentación y la creatividad en las formas y soportes gráficos», afirma la diseñadora.

Fanzine
El fanzine se idea como un elemento que complementa al videojocking en los conciertos y que se puede guardar como recuerdo. Recopila las 8 historias que aparecen en el directo y está pensado para que se pueda ofrecer en los conciertos a un coste mínimo o bajo aportación libre. Por esta razón siguiendo la misma lógica que en los carteles se ha impreso en blanco y negro y se ha utilizado la misma solución de la plantilla y el spray para añadirle color y personalidad.

Animaciones
Además de la imagen gráfica del proyecto se ha desarrollado el material necesario para acompañar el directo musical con una sesión de videojocking realizada a partir de animaciones stop motion. Se han creado animaciones que ilustran 8 canciones que en el directo funcionan con 8 historias en 6 idiomas distintos haciendo un total de unos 50 minutos de concierto.

El formato de las animaciones se ha desarrollado en loop o bucle para contar con una mayor flexibilidad a la hora de utilizar la repetición y mezclarlos entre ellos. De esta manera la forma de componer las animaciones en el directo funciona igual que el proceso que sigue el músico para componer la música creándose así una mayor sincronización entre ellos.

El objetivo a seguir a la hora de crear las animaciones ha sido traducir lo musical al plano de lo visual por medio del movimiento, la forma y el espacio. Tomando como referencias artistas de la música visual, el cine abstracto y artistas plásticos que han trabajado con la sinestesia como Kandinsky o Miro. Con la representación de los sonidos mediante formas abstractas se han creado escenarios sobre los que se ilustran las historias. El estilo de las animaciones que hacen referencia a la música se mantiene abstracto generando contraste con las animaciones que ilustran las historias siguiendo un estilo más figurativo y que se superpondrán sobre los anteriores.

En total se han producido 72 bucles de animación stop motion que ilustran sonidos o historias que aparecen en el directo, y 8 archivos de video con los subtítulos de las historias. Una vez creado este material se ha organizado en una composición de programa de videojocking donde se añaden los efectos y se realizan pruebas de como funcionan entre ellos.

«El directo es la ejecución final del proyecto y la parte más importante donde todo el trabajo anterior cobra sentido. Es el momento en el que se aprecia todo el trabajo como un conjunto que se ve afectado por la espontaneidad y la sincronización con el músico. Las animaciones se mezclan e interactúan en directo por lo que cada concierto o performance es distinto, dado el carácter abierto y cambiante del proyecto irá variando y creciendo en diferentes sentidos», comenta Inés Ballesteros.

Puedes acceder al vídeo resumen de uno de los conciertos aquí.

Premios Acento G

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