El mundo del diseño gráfico enfrenta un nuevo desafío con la última propuesta de Fantacycling, una startup italiana enfocada en el ciclismo. La empresa ha lanzado un concurso internacional para rediseñar su identidad visual, que abarca desde el logotipo hasta la paleta de colores y el diseño de la aplicación móvil. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es que los participantes deben pagar una cuota de inscripción para tener el derecho de enviar sus propuestas.
Las tarifas de inscripción van desde 45 a 75 euros, dependiendo del momento en que se realice el registro. La fase temprana, que ofrece la tarifa más baja, se extiende del 7 de octubre al 15 de noviembre de 2024. A partir de entonces, hasta el 29 de noviembre, el precio sube a 55 euros, y en la fase tardía, del 29 de noviembre al 6 de diciembre, el coste es de 75 euros. El concurso ofrece premios que suman 5.000 euros en total, con 3.000 euros para el ganador, 1.000 euros para el segundo puesto y 500 euros para el tercero. También se otorgan premios especiales de 250 euros para el mejor diseño de la aplicación y el mejor kit ciclista, además de 10 menciones honoríficas y la publicación de los trabajos de 30 finalistas en los canales de TerraViva, la plataforma que gestiona la competición.
Un modelo de participación con coste
El enfoque de Fantacycling plantea un modelo de “pagar por participar” en el que el peso económico recae sobre los diseñadores. Para la empresa, la justificación es clara: el concurso no solo ofrece premios monetarios, sino que brinda a los diseñadores la oportunidad de ganar visibilidad y establecer contactos en el mercado internacional. Los organizadores destacan que la bolsa de premios y las menciones especiales pueden abrir puertas a futuras colaboraciones, especialmente para aquellos que buscan fortalecer su portafolio con un proyecto de estas características.
El concurso busca un rediseño completo de la marca, desde el logotipo hasta el tono de voz y la interfaz de la aplicación. Fantacycling, que ha crecido como una comunidad de aficionados al ciclismo, quiere dar un salto hacia una audiencia internacional más amplia y no tan especializada. Esto implica un cambio en su identidad visual, que se ha mantenido prácticamente intacta desde su fundación.
¿Un precedente peligroso para la profesión?
El formato de “pagar por trabajar” no es nuevo, pero plantea interrogantes sobre la sostenibilidad y la equidad en la industria del diseño gráfico. Este tipo de concursos han sido criticados en el pasado por establecer una barrera económica para la participación y por tratar la creatividad como un recurso que se puede valorar sin garantizar una retribución justa.
Fantacycling se suma a la tendencia de algunas startups que han adoptado este enfoque para minimizar sus costes iniciales y recibir múltiples propuestas creativas sin la necesidad de contratar directamente a un diseñador. Al exigir una cuota de inscripción, la empresa reduce su riesgo financiero y maximiza la diversidad de opciones para su nuevo diseño. Sin embargo, este modelo podría sentar un precedente en el que más empresas decidan trasladar parte del coste del proceso de selección a los creativos.
La dinámica del concurso
Fantacycling ha establecido unas normas claras de participación: los diseñadores pueden inscribirse individualmente o en equipos, y deben enviar un documento en formato PDF con un máximo de 20 páginas que incluya el nuevo logotipo, variaciones de color, tipografía y paleta de colores, así como mockups de la aplicación y el diseño del kit ciclista. Además, se deben proporcionar archivos editables para facilitar posibles ajustes en caso de que el diseño sea seleccionado para su producción.
El jurado evaluará las propuestas según criterios de originalidad, versatilidad, simplicidad y creatividad, buscando una solución que no solo sea visualmente atractiva, sino que también refleje los valores de la marca. Fantacycling ha destacado la libertad creativa que ofrece el concurso, alentando a los participantes a proponer tanto cambios radicales como ajustes más conservadores que respeten la esencia de la marca actual.
El valor de la profesión en juego
El uso de este tipo de concursos invita a reflexionar sobre el valor del trabajo creativo y las condiciones que se imponen a los diseñadores. La cuota de inscripción representa una inversión inicial para los participantes, que deben sopesar el riesgo de no obtener una retribución frente a la posibilidad de ganar un premio o de ser reconocidos por su trabajo. Esto plantea un dilema: si más empresas adoptan este enfoque, el sector podría transformarse en un entorno en el que los diseñadores tengan que asumir costes para simplemente ser considerados para un proyecto.
El caso de Fantacycling muestra una realidad emergente en la que las empresas buscan reducir costes a costa de los creativos, y deja en el aire la pregunta de si este modelo podría llegar a normalizarse en el futuro. Por ahora, el concurso sigue abierto, y solo el tiempo dirá si el valor que ofrece a los participantes justifica la inversión inicial o si, por el contrario, representa un paso más hacia la precarización del diseño gráfico.
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