El diseñador alemán fallecía a los 87 años. Fue un empresario y diseñador alemán especializado en la producción de iluminación y era sobre todo conocido por sus lámparas. Entre sus obras, Bulb table lamp, una mezcla entre industria y poesía.
El diseñador alemán nació en la isla de Reichenau en 1932. Fue hijo de un inventor que patentó una máquina para ahumar jamones. Se formó como tipógrafo y luego como diseñador gráfico en Suiza y Munich (1954-1958), donde en 1960 abrió un pequeño taller artesanal, Design M —ahora una empresa internacional llamada Ingo Maurer GmbH—. Tras terminar sus estudios, realizó un viaje de tres años a los Estados Unidos, donde entró en contacto con el mundo del diseño. Al mudarse entre Nueva York y San Francisco, trabajó como diseñadorfreelanceen importantes proyectos de diseño gráfico para empresas como IBM.
Su debut oficial como diseñador fue en 1966, cuando diseñó la lámpara de mesa “Bulb”. La idea surgió a partir de una sencilla bombilla. Esa unión perfecta entre la industria y la poesía sentó las bases del estilo de Maurer. La innovación tecnológica se consideraba una característica esencial para la actualización continua y una forma de expresar la belleza contemporánea de una luz capaz de conmover al usuario, suscitando recuerdos y sensaciones. Esta fue la primera de las reflexiones de Maurer sobre el reconocimiento del valor figurativo de las fuentes de luz habituales, llevada a cabo principalmente por su producción durante la década de 1970, con proyectos como No Fuss, Pollux, Thomas Alva Edison y Big M.
«Sin correr riesgos, sin trabajar en objetos que no corresponden precisamente a una idea consolidada de la belleza, nuestras ideas no se desarrollarían y la calidad estética de nuestro trabajo se deterioraría gradualmente. A veces, el tener menos gusto es tener más gusto».
Ingo Maurer
Junto con la producción de iluminación, Maurer también comenzó a crear una serie de instalaciones, que se consideran iniciativas casi artísticas, para exposiciones, eventos culturales, estaciones subterráneas, teatros e incluso centros comerciales, que se convierten en oportunidades para experimentar con las luces en entornos que van más allá escala doméstica, moviéndose hacia dimensiones urbanas. Muy a menudo, estos proyectos conducen al diseño de nuevas luces, que luego se ponen en producción. Este fue el caso, por ejemplo, con la Cúpula XXL (1999), que originalmente se estudió en el subsuelo de Munich.
Los trabajos de Maurer siempre se basaron en los conceptos de sorpresa y desorientación. Algunos de ellos se hicieron con métodos artesanales, como Zettel’z (1997) y MaMo Nouchies (1998). Muchos de sus sistemas de iluminación se muestran en el MoMa, Nueva York. Entre las piezas, que se exhiben se encuentra la lámpara de mesa Gulp (1969) y Porca Miseria! (1994), hecha a partir de piezas cerámicas rotas.
Actualizado 31/07/2021