El artista de origen alemán, Frank Uwe Laysiepen, conocido artísticamente como Ulay, falleció ayer lunes a los 76 años de edad. Lo ha anunciado la cuenta institucional de Instagram de Marina Abramovic, de quien fue compañero artístico y sentimental durante varios años.
«Con gran tristeza me enteré de la muerte de mi amigo y excompañero Ulay hoy. Fue un artista y ser humano excepcional, al que echaremos de menos. En este día, es reconfortante saber que su arte y legado vivirán para siempre», ha apuntado Abramovic en un post de Instagram. Marina Abramovic, artista serbia y pionera en el arte del performance, comenzó su carrera a comienzos de los años 1970 con la serie Ritmo.
Ulay (Solingen, Alemania, 1943) se formó como fotógrafo y fue consultor para Polarid. De 1976 a 1988 colaboró con Marina Abramovic en numerosas performances. Su trabajo se centró en empujar los límites físicos del cuerpo y cuestionar los rasgos masculinos y femeninos.
Bajo la denominación de The Other, Abramovic y Ulay realizaron diversos trabajos corales en los que sus cuerpos (siempre juntos, vestidos de la misma forma y con un comportamiento similar) creaban espacios para la interacción con el público. Relation in Time (1977) es una de sus primeras perfomances juntos y un buen ejemplo del simbolismo de su unión a través de sus cabellos entrelazados. Otras de sus obras conjunta fue Death self (1977), en la cual ambos unían sus labios e inspiraban el aire expelido por el otro hasta agotar todo el oxígeno disponible; o AAA AAA (1978).
Tras su ruptura con Abramovic, que escenificaron en una performance en la que cada uno empezó a recorrer la muralla china por un lado contrapuesto para acabar encontrándose, Ulay se centró en la fotografía.
Su reencuentro se hizo viral en 2010, durante una obra (The Artist Is Present) en la que la artista permanecía sentada en una silla en el MoMA y esperaba que los asistentes se sentaran frente a ella y la miraran a los ojos. Cuando Ulay lo hizo, la artista no pudo contener la emoción.
A pesar de ello, el artista llegó a demandar a su excompañera a raíz de una disputa sobre las obras que crearon conjuntamente antes de romper. Un tribunal holandés condenó a Abramovic a pagar 250.000 euros a Ulay por la venta de dichas obras. En los últimos años, Ulay se había dedicado a proyectos e iniciativas artísticas que pretendían crear conciencia.