La exposición Espacio Relativo de Rafa Munárriz propone la percepción del espacio urbano como un cúmulo de negaciones. La propia sala se presenta como un muestrario de posibles bloqueos, de análisis sobre la libertad espacial y de circulación.
Con el fin de reflejar la idea de bloqueo, el estudio Naranjo-Etxeberria ha colaborado con el artista con una intervención editorial que va más allá del clásico concepto del catálogo de una exposición.
En Espacio Relativo, el artista Rafa Munárriz aprovecha la arquitectura de la sala, compuesta por ventanales, para proponer una evidente relación entre interior y exterior. De repente, el transeúnte externo pertenece a la exposición y el espectador que se sitúa dentro de la sala se siente dentro de un exterior transformado.
N-E ha querido plasmar el lenguaje visual del artista, tanto en la presentación exterior como en sus páginas interiores, con un efecto que no deja de sorprender al espectador por los contrastes que ofrece.
En primer término, destaca el envoltorio. Un sobre metalizado, con restos de spray, como si se tratara de un grafiti, y numerosas pegatinas colocadas sin ningún tipo de criterio, muy al estilo a las que podemos ver en las persianas de cualquier bajo comercial anunciando los servicios de cerrajeros, fontaneros y demás, en lo que podría ser un símil de lo que es el exterior de un edificio.
«Para realizar la publicación de una exposición tan definitivamente espacial, pensamos en recrear esta relación entre interior y exterior», explican desde N-E. «De esta forma, generamos una envoltura metalizada que a modo de cierre comercial impide el acceso al interior informativo, enfatizando así la idea de bloqueo».
«En esta ocasión, el cierre no tiene posibilidad de abertura si no es rompiéndose, haciendo referencia al trato del accidente en su obra, entendido positivamente como una búsqueda de libertad involuntaria. Un bloqueo que genera un diálogo entre el espectador y la publicación, obligando a este a interactuar con el objeto para conocer el contenido de su interior».
La acción del artista plantea, en forma de accidente, la relación entre el trabajo y el espectador, creando una barrera aparentemente imperceptible entre ambos.
En el caso de la publicación, esa barrera está representada por el diseño tipográfico. El bloqueo visual al que se enfrenta el espectador cuando interactúa con el contenido, al igual que el trabajo de Rafa Munárriz.
Al final es una pieza que está a medio camino entre el diseño y el arte. De esta forma, en el libro encontramos, por un lado, la perfección en el mundo del diseño (en el cual todo debe estar alineado correctamente y sin ningún margen de error) y por otro, la espontaneidad propia del mundo del arte, donde lo aleatorio y los errores forman parte de la obra.
«En este caso, el interior de la bolsa (libro) simboliza el diseño y el envoltorio el arte, donde las pegatinas se colocan sin ningún tipo de criterio y el spray se resquebraja creando una pieza viva y que se transforma con el tiempo», comentan desde el estudio N-E.
Este trabajo editorial supone un gran broche al conjunto de este proyecto expositivo de Rafa Múnarriz, que resultó ganador de la segunda edición de la convocatoria Primera Fase. Programa de Producción Artística Comunidad de Madrid-DKV.