En Epifanías urbanas, el artista cubano Carlos Garaicoa busca devolver a la calle el reclamo popular a través de objetos específicos y espacios de reflexión, proponiendo un acercamiento más poético a la ciudad.
Azkuna Zentroa presenta del 16 de febrero al 14 de mayo de 2017 la primera gran exposición en Bilbao del artista cubano Carlos Garaicoa. La exposición Epifanías urbanas reúne tres grandes instalaciones que remiten a la idea del recorrido por el espacio urbano: ‘Fin de silencio’, un lugar de descanso y reflexión formado por un conjunto de alfombras que reproducen poéticamente los letreros de los comercios de La Habana de los años 50; ‘Alcantarillas’, una reproducción del suelo de Bilbao, donde el espectador entra a un espacio en el que la rebelión y la protesta vienen desde el propio suelo haciendo que la ciudad hable desde lo más profundo; y finalmente, ‘Partitura’, una composición musical que reescribe una nueva partitura a partir de las diferentes sonoridades de los músicos callejeros de la ciudad, constituyendo un retrato de la ciudad contemporánea.
En definitiva, Carlos Garaicoa busca devolver a la calle el reclamo popular a través de objetos específicos y espacios de reflexión, proponiendo un acercamiento más poético a la ciudad.
Esta muestra es la primera gran exposición personal en Bilbao de Carlos Garaicoa. Para Epifanías urbanas, el artista ha elegido tres instalaciones que definen su práctica visual más reciente, a la vez que nos entregan un mapa preciso de sus metodologías artísticas. Garaicoa nos presenta la ciudad como un espacio infinito de sentidos, y portadora de historias y contenidos siempre dispuestos a ser narrados y reinventados desde una realidad social y política con un marcado interés en el documento y el archivo.
En esta exposición, el artista nos revela una búsqueda cada vez más compleja de expresiones formales. Desde un tapiz que a modo de fragmento urbano y arqueológico se transforma en ‘texto’ poético y visual, hasta una partitura musical, que nos devuelve el sonido de la música urbana y lo transforma en una nueva narrativa, capaz de desvelar una ciudad oculta en nuestro deambular diario.
Tres instalaciones de diferentes momentos conforman esta muestra, con una única intención declarada: hacernos recorrer y encontrar una ciudad donde muchos de sus fragmentos transcienden a la categoría de lenguaje, deviniendo lenguaje y lengua ella misma. La serie de tapices ‘Fin de Silencio’ (2010) le confiere a esta ciudad esa capacidad de hablar y de contar una historia a partir de los nombres casi olvidados de sus tiendas.
Una obra como ‘Fin de silencio’ nos propone la idea del flâneur baudeleriano, pero este sería un transeúnte nunca distante y por lo general posicionado en una voz crítica de la propia ciudad. Es la mirada de un urbanita que intenta conseguir que esa urbanidad llame la atención y nos cuente sus contradicciones y dilemas.
‘Sin Título / Alcantarillas’ (2014) es una instalación que se propone como un golpe a la cara de los poderes fácticos. Concebidas como una serie de alcantarillas que pretenden ser emplazadas en el espacio urbano real a modo de obra pública, estas albergan la voz de la manifestación pública y del malestar ciudadano como propuesta artística. ¿Qué sucedería si nuestras querellas y demandas populares y ciudadanas dejaran de ser un acto de manifestación pública organizada y pasaran a formar parte de nuestro entorno visual más común? ¿Si un reclamo empieza a ser parte de nuestro paisaje diario, sin censuras ni riesgo, qué ocupará entonces el lugar de nuestro reclamo?
‘Alcantarillas’ ofrece una alternativa a la demanda ciudadana y a su vez la convierte en lápida, o en una especie de monumento a su propia lucha. Mayo del 68 ya nos dejó multitud de frases y carteles que rápidamente pasaron, de las grandes manifestaciones juveniles, a material de museos, galerías, y memorabilia esteticista. Esta obra se debate entre la acción urbana más directa y su cosificación burguesa, entre ser quien azota, fustiga y hace temer la hegemonía de los poderes conservadores, a la vez que se convierte en su propia máscara inútil y petrificada.
Para terminar el recorrido, la obra ‘Partitura’ (2006-2016) nos propone un último eslabón a esta cadena de recorridos urbanos. Producida por Azkuna Zentroa para esta exposición, esta pieza está concebida como obra plural. Es una instalación que ha sido madurada en los últimos diez años y en la que han intervenido una cantidad de 70 personas, entre músicos y técnicos, para convertirse en la primera gran obra participativa de Garaicoa.
Numerosos recorridos a través de dos ciudades, Madrid y Bilbao, han servido de material a Carlos Garaicoa para esta pieza, que se basa en el fruto de una relación cercana y personal entre el autor y los músicos urbanos. Esta obra pide prestado el sonido de instrumentistas de viento y cuerda, percusionistas, cantantes y compositores, entre otros, para devolver multiplicados esos ‘momentos’ sonoros de la ciudad, esa voz musical de un gremio que malvive en las urbes a la vez que conforma su paisaje diario.
En el espacio expositivo encontramos una conformación grupal a modo de orquesta sinfónica. Cada atril contiene una Tablet y en cada una aparece un músico interpretándose. Al centro y presidiendo la Orquesta, descubrimos el estrado que corresponde a su Director, donde se nos deleita con la interpretación de estos músicos en su conjunto de la partitura compuesta por Esteban Puebla. Obra coral esta, no pierde de vista su propuesta como archivo sonoro, a la vez que intenta proponer un nuevo espacio visual para este archivo.