El taller de ilustración de la Escuela Superior de Artes de Estrasburgo es un semillero de talentos. Graduada en 2015, Amélie Patin navega entre las diferentes redes y eventos de la ilustración. ¿Su universo? Una infinidad de detalles. Cuentos sin palabras. Mundos paralelos.
En 2017, Amélie Patin llama la atención del jurado del Young Talent Contest del Angoulême International Comic Strip Festival. Sin embargo, la participación de Nantes es habitual en el evento. La editorial Proches –de la que forma parte– expone cada año un Spin Off que, al margen del festival oficial, reúne editores independientes, colectivos de ilustradores y artistas autores.
Con esta pequeña editorial, que reúne espontáneamente a sus autores en torno a proyectos conjuntos o para promover el trabajo personal de cada uno de ellos, Amélie ha publicado obras colectivas ilustradas Le Merou, 48 centimètres, La Belle Mort, y ha participado en eventos tales como Central Steam.
Central Vapeur se ha convertido a través de sus 7 años de existencia en una institución de la escena cultural de Estrasburgo y una necesidad para la ilustración independiente. La joven ilustradora ha sido voluntaria durante 4 años en la organización del festival, que ella considera como «una entrada importante al mundo de la autopublicación».
Involucrarse en colectivos o proyectos a dúo, estimula a la ilustradora. Originaria de la región de París, hoy ha dejado sus lápices en Nantes, «una ciudad a escala humana, fresca y dinámica». Acaba de participar en el festival Fumetti, que tiene lugar en la Manufacture des Tabacs. Dedicado a ‘el cómic curioso’, fue sede de una exposición de ilustradores y editores independientes. Estos eventos también son una oportunidad para comunicarse con el público en general sobre la realidad del mundo del cómic en Francia. «En general, las personas son bastante sensibles a la ilustración. En los festivales, el público se inicia y más allá de eso, es necesario comenzar un trabajo de pedagogía, especialmente sobre el estado de los artistas».
Para dar vida a su propio universo, en el que los protagonistas se enfrentan con elementos o personajes fantásticos, Patin recurre a varias referencias. «Estoy interesada en el mundo de Myasaki. También me gusta el dibujo silencioso y posado del libro Latin Quarter de Jiro Taniguchi, o la línea de Nicolas de Crécy».
Mientras se define a sí misma como todavía joven en el ámbito de la ilustración, Amélie desea continuar su trabajo de autoedición y espera multiplicar las colaboraciones, especialmente para la prensa. Recientemente ilustró las páginas de un número de la revista Psychologies y un artículo en la revista 303.
Mientras ella proclama: «No veo mi vida sin el dibujo», esperamos que el bolígrafo no pierda la tinta para concretar las narraciones de la joven ilustradora y así cimentar el imaginario colectivo.