El rey ha muerto, viva el vino

El rey ha muerto, viva el vino da un giro irónico al célebre vítor El rey ha muerto, viva el rey (Le roi est mort, vive le roi) que se utilizaba antaño para celebrar la sucesión monárquica. Con una mirada irónica e icónica el estudio madrileño Grantipo ha tomado esta expresión ritual para articular el diseño del branding y packaging de la marca France&Co Wine.
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Grantipo es un estudio de diseño ubicado en Madrid, especializado en branding y packaging. Su intención es convertir cada proyecto en algo especial. De ahí que su proceso de creación sea tan importante como el resultado final. De su inconformismo surge la experimentación, que les lleva a ofrecer soluciones basadas en un diseños ingeniosos.

Un ejemplo de todo ello es el branding desarrollado para el vino Cuatro almas, en el que Grantipo diseñó una etiqueta de acero de 3,5 mm de espesor cuyo frío conserva las cualidades del vino a una temperatura óptima el tiempo que dura una conversación. Otro ejemplo es el que presentamos hoy para la marca de vinos France&Co Wine.

Le roi est mort, vive le roi es el lema o grito que se empleaba como expresión ritual en la sucesión de las monarquías. El estudio Grantipo le ha dado un giro ‘revolucionario’ es este célebre vítor para transformarlo en El rey ha muerto, viva el vino. Esa frase se convierte en el eje que articula la línea gráfica del branding y el packaging de la marca.

France&Co Wine se compone de dos caldos: Cabernet Sauvignon y Sauvignon Blanc. La intención de la marca es ofrecer una imagen moderna de la iconografía francesa, con el fin de llegar a un público más joven y selecto en Nueva York. Para las etiquetas de las botellas se ha optado por dos ilustraciones que recogen el legado pictórico de dos iconos y dos pintores franceses. En el Cabernet Sauvignon, la figura de Napoleón cruzando los Alpes retratada por Jacques-Louis David es la protagonista, mientras que en el Sauvignon Blanc distinguimos claramente el icono de La Libertad guiando al pueblo del cuadro de Delacroix.

Con una mirada irónica, la caja queda transformada en una guillotina. Por su parte, los colores de la bandera francesa sirven para reforzar la identidad del vino, con sencillez, pero sin caer en el chovinismo. El papel también hace su contribución en el diseño ya que su textura busca imitar la de las banderas.
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+info: grantipo.com

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