En este artículo Alberto Adsuara, director del Departamento de Audiovisuales y profesor de Fotografía de la ESAT, incide en la necesidad de ofrecer una formación humanista a los futuros profesionales de la Imagen.
«El mundo analógico aún existe, solo que ahora es digital». Ésta sería una afirmación que responde a la realidad y no habría más que imaginar un apagón digital para corroborar su nivel de veracidad. La cuestión es que si invertimos la frase su nivel de veracidad sigue siendo el mismo: «El mundo digital existe, solo que ahora aún es analógico».
¿Cómo puede ser esto posible? En principio se debe al hecho de estar viviendo un cambio de era a tiempo real. Algo de lo que mucha gente no es realmente consciente. Y el tiempo real… se toma su tiempo, no va lento, desde luego, pero tampoco tan rápido como muchos piensan.
¿nativos digitales?
La transición no era ni es cuestión de una sola generación como se llegó a creer hace unos pocos años. Aún recordamos cuando llamábamos nativos digitales a chavales que lo único que les distinguía de anteriores generaciones era su mayor simbiosis con las nuevas tecnologías.
Pero la expansión y democratización de la tecnología, lo sabemos hoy, es sólo una parte de lo que podemos entender por lo digital. Lo digital sería más una cuestión de mentalidad, de interiorización, de estado asimilado y diríamos que colectivo.
La expansión y democratización de la tecnología es sólo una parte de lo que podemos entender por «lo digital».
Por ejemplo, aunque parezca mentira los jóvenes son, posiblemente, los que menos sepan acerca de lo digital (como toda la vida se ha dado que los jóvenes no supieran de aquello para lo que acudían a las universidades).
Algo que sabemos, precisamente, quienes nos dedicamos a la enseñanza de la Imagen; de su problemática, su creación y su difusión. Entre otras cosas porque sabemos que, con independencia de que guste más o menos, el futuro es Imagen y sólo Imagen. Siendo toda Imagen algo puramente digital.
Nadie duda acerca de la resolutividad de las nuevas generaciones pero no conviene engañarse; aunque sepan manejarse mejor que sus padres en lo tecnológico, siguen siendo seres por madurar en el resto de las cosas.
El mundo de la Imagen es mucho más complejo de cuanto pueda imaginar un chaval con grandes dotes y habilidades tecnológicas, y para eso están las escuelas como la nuestra, ESAT Art&Design, para conducirle hacia un entendimiento profundo de la Imagen además de enseñarle a manejar herramientas de software sobre las que desconoce todo. Ambas cosas de importancia capital para un futuro «profesional de la Imagen».
mundos paralelos pero convergentes
Cuando en ESAT decimos que el futuro es imagen sabemos de la responsabilidad que esto implica, algo que asumimos de forma íntegra y además siempre ilusionada (y esta condición resulta más importante de lo que pudiera parecer). Si el futuro es Imagen formar a los responsables de la Imagen del futuro debe contener un fuerte sentido de la ética profesional pedagógica.
Asumimos la inmensa responsabilidad de ofrecer una enseñanza que imbrique la parte tecnológica más avanzada con la cultura visual necesaria, pero sin olvidar nunca el componente humano/humanístico que debe ser indisociable de toda creación.
la responsabilidad del docente
Y es por esto que una de las principales preocupaciones de ESAT es la de tener profesores que, más allá de su incuestionable profesionalidad, sepan transmitir esa misma responsabilidad que requiere toda creación vinculada a la imagen, máxime si asumimos su importancia en el futuro y lo hacemos además en un mundo claramente tecnologizado.
Se trata, creemos, de la forma óptima de hacer converger lo que ahora más que nunca parece dividirnos a través de una gran brecha generacional. Que en realidad no es tan grande.
A los jóvenes del hoy les hace tanta falta como siempre personas en su entorno que sean más sensatas que ellos y con más conocimientos que ellos. Así, la clave se encuentra, también como siempre, en conocer los resortes necesarios para lograr la mejor convergencia posible de mundos paralelos en ambos sentidos: la que fusiona lo analógico con lo digital (de hecho eso es lo que sucede con los estudios presenciales) y la que optimiza la relación intergeneracional.
En ESAT sabemos que el contenido impartido debe responder a un estudio programático serio y eminentemente digital, pero no olvidamos en ningún momento que la calidad profesional de sus profesores es indisociable de sus cualidades humanísticas.