Beethoven, Marie Curie y Cervantes compiten con aves y ríos por aparecer en la nueva serie de billetes europeos. El Banco Central Europeo abre la convocatoria a diseñadores gráficos para renovar por completo la imagen del euro, en lo que será un ejercicio de identidad visual paneuropea sin precedentes.

El euro, tal y como lo conocemos desde su lanzamiento en 2002, está a punto de cambiar. Por primera vez en más de dos décadas, el Banco Central Europeo (BCE) ha iniciado un proceso para rediseñar los billetes de la moneda única. Y lo hace a través de un concurso público dirigido a diseñadores gráficos profesionales residentes en la Unión Europea. El objetivo es actualizar la imagen de los billetes para reflejar mejor la identidad cultural, natural y democrática de la Europa contemporánea, así como reforzar su seguridad frente a la falsificación.
La convocatoria, abierta hasta el 18 de agosto de 2025, se estructura en varias fases. En esta primera etapa no se solicita ninguna propuesta visual: basta con presentar la formación, experiencia y porfolio. Solo quienes sean preseleccionados podrán avanzar al desarrollo gráfico de las ideas.

El BCE ha establecido dos temáticas conceptuales que servirán como punto de partida para los diseños: Cultura europea y Ríos y aves. La primera está centrada en el patrimonio común y figuras reconocidas de la historia europea, como María Callas, Beethoven, Marie Curie, Miguel de Cervantes, Leonardo da Vinci o Bertha von Suttner. La segunda apuesta por una narrativa más simbólica y ecológica, ilustrando especies de aves autóctonas —como el martín pescador o el mirlo acuático— en sus hábitats fluviales, acompañadas de referencias institucionales como el Parlamento Europeo.
La elección final no será inmediata. Una vez recibidas las propuestas gráficas, un jurado seleccionará hasta cinco diseños finalistas por cada temática. Estos serán sometidos a una consulta pública en 2026, y será finalmente el Consejo de Gobierno del BCE quien escoja el diseño definitivo. La nueva serie de billetes no entrará en circulación hasta 2028, una vez completada su producción y la campaña de información a la ciudadanía.
Un jurado con perfiles diversos… y algunas sorpresas
El comité encargado de evaluar los diseños estará formado por un grupo independiente de profesionales de toda Europa, con perfiles que, en algunos casos, han sorprendido por su distancia respecto al ámbito estrictamente gráfico.
Entre los perfiles más esperados están los de Maryke Degryse (Bélgica), diseñadora de billetes y exmiembro del banco central belga; Constance Guisset (Francia), reconocida diseñadora industrial y de interiores; Anne Pikkov (Estonia), diseñadora gráfica y vicerrectora de la Academia de las Artes de Estonia; John Paul Dowling (Irlanda), director del Departamento de Diseño de Comunicación del NCAD de Dublín; o Iva Babaja (Croacia), diseñadora y ex presidenta de Icograda.
Más inesperadas son otras incorporaciones, como la de Eleftheria Deko, diseñadora de iluminación arquitectónica y escénica desde Grecia, o la del representante español, Juan Lupiáñez Castillo, neurocientífico especializado en psicología experimental y procesos cognitivos en la Universidad de Granada. Su presencia plantea preguntas sobre los criterios perceptivos y emocionales que se aplicarán en la evaluación, aunque se aleja del perfil habitual en este tipo de comités.
También figura Elena Stylianou, historiadora del arte y arqueóloga de Chipre, cuyo perfil cobra sentido si se tiene en cuenta la larga tradición de la numismática en la cuenca mediterránea, aunque también subraya el carácter interdisciplinar —y simbólicamente político— de la selección.
La alemana Lisa Borgenheimer, profesora de diseño de información en la HfG de Offenbach, completa un jurado que, si bien está dominado por figuras académicas, promete representar un amplio espectro de aproximaciones al diseño, la cultura visual y la percepción pública.
Más allá del diseño: un ejercicio de identidad colectiva
Aunque el rediseño responde también a motivos técnicos —como incorporar tecnologías más avanzadas contra la falsificación y mejorar la accesibilidad para personas con baja visión—, el concurso tiene un trasfondo más profundo: crear un símbolo que represente a los europeos del siglo XXI. Y hacerlo de forma abierta, participativa y con referentes que puedan ser reconocidos por todos.
La compensación económica para los participantes está igualmente estructurada: 5.000 euros para quienes resulten seleccionados en la fase de diseño, 10.000 más si presentan una propuesta completa, y otros 10.000 adicionales si su propuesta resulta ganadora en su categoría. En total, hasta 25.000 euros por autor si se superan todas las fases.
Mientras el público debatirá en 2026 si prefiere ver a Cervantes o a un martín pescador en su cartera, el papel —al menos el del diseño— lo pondrán los profesionales. El veredicto, como ocurre con el propio proyecto europeo, será colectivo.
Más info: Banco Central Europeo