Dulcesol estrena nueva identidad visual: un rediseño valiente con aciertos y retos

La marca de bollería y panadería renueva su imagen de la mano de Meteorito, con una identidad más rotunda y un packaging mejorado, aunque con ciertos cambios que podrían generar debate entre los consumidores.

Renovar la identidad visual de una marca tan consolidada como Dulcesol no es una tarea sencilla. Con 50 años de trayectoria y una presencia destacada en el mercado nacional e internacional, la compañía ha decidido apostar por una actualización de su imagen con el objetivo de modernizar su posicionamiento sin perder su esencia. Para ello, ha confiado en el estudio Meteorito, que ha desarrollado un rebranding que busca ser diferencial y valiente, manteniendo los valores de cercanía y compromiso con la comunidad que han caracterizado a la marca durante décadas.

El nuevo logotipo de Dulcesol mantiene el característico color rojo, pero con un tono más vivo para aportar frescura y energía. Uno de los cambios más notables es el uso de una tipografía en caja alta, que aporta mayor contundencia y presencia en los distintos formatos de aplicación. Además, el rediseño introduce un símbolo gráfico en forma de corazón, construido a partir de la fusión de las letras “CE”, que pretende evocar el lado más emocional de la marca: la familia, la amistad y el disfrute de los pequeños momentos.

Desde Meteorito explican que el rediseño no se ha limitado a una cuestión estética, sino que es el resultado de un proceso profundo de reflexión y trabajo conjunto con la marca. “Nuestro objetivo era transmitir los valores de Dulcesol sin perder la conexión con sus consumidores históricos, pero también atraer a nuevas audiencias”, afirman desde el estudio.

Sin duda, Dulcesol necesitaba una actualización. La imagen anterior tenía un aire más tradicional que, si bien resultaba familiar, había quedado algo desfasado en un mercado cada vez más competitivo. Sin embargo, el nuevo diseño también plantea ciertos desafíos. El cambio de minúsculas a mayúsculas, si bien refuerza la legibilidad y la fuerza de la marca, también hace que pierda cierta calidez y amabilidad. El lettering original, más curvado y orgánico, parecía más alineado con la suavidad del producto que representa.

Uno de los aspectos con el que se puede debatir más es el uso del corazón en el logotipo. Si bien la intención es clara —transmitir valores emocionales y de cercanía—, el resultado final no es tan evidente. El entrelazado de las letras “CE” para formar el corazón es sutil hasta el punto de que muchos consumidores podrían no percibirlo de inmediato. De hecho, en un primer vistazo, la lectura del nombre se fragmenta, generando la sensación de que “Dul” y “Sol” son elementos separados con una figura poco definida en el centro. Esto puede comprometer la claridad del logotipo, especialmente en formatos pequeños o aplicaciones digitales.

Por otro lado, el uso del símbolo del corazón como elemento central en una identidad visual es un recurso gráfico ampliamente utilizado en diferentes sectores. Esto podría restarle unicidad al diseño y hacer que pase desapercibido en un entorno donde las marcas buscan diferenciarse con elementos distintivos e innovadores. Usar un corazón hoy es un tópico gráfico, sin duda.

Donde sí hay un avance significativo es en el diseño del packaging. En este caso, la actualización ha sido especialmente acertada. Se abandona el fondo blanco en favor de un tono crema, que aporta más calidez y sofisticación. Además, se han introducido ilustraciones que evocan los momentos de consumo, reforzando la idea de cercanía y disfrute. El uso de pictogramas y una tipografía en movimiento añade dinamismo y frescura a la presentación del producto, logrando una identidad más moderna y atractiva.

Otro de los aciertos en el packaging es la incorporación de un distintivo de color en la parte superior derecha de los envases. Este detalle permite identificar de manera más rápida las diferentes variedades de producto según su receta, cobertura o relleno, facilitando la decisión de compra en el punto de venta.

En términos generales, el rebranding de Dulcesol supone un paso adelante en la evolución de la marca. Se ha logrado una imagen más actual y competitiva que, sin duda, ayudará a reforzar su posicionamiento en el mercado. Sin embargo, hay aspectos que podrían haberse resuelto con mayor sensibilidad para facilitar la transición visual de los consumidores. Un enfoque más progresivo, con una transición más gradual entre la imagen previa y la actual, habría podido suavizar el impacto del cambio. Parece una marca que debería haber aparecido dos o tres pantallas más adelante.

Por otro lado, el rediseño del packaging es un punto fuerte del proyecto. La mejora en los materiales gráficos y la estructura visual del envase sin duda contribuirán a una mejor experiencia de compra y a un refuerzo de la identidad de marca en los lineales de supermercados.

Dulcesol ha dado un paso valiente con este rebranding. La pregunta ahora es cómo responderán los consumidores a esta nueva identidad y si lograrán sentirse tan identificados con la marca como lo han hecho hasta ahora. En un mercado donde la nostalgia y la tradición juegan un papel clave, encontrar el equilibrio entre modernidad y herencia es siempre un desafío. El tiempo dirá si este rediseño logra consolidarse en la memoria colectiva de los consumidores o si será necesario seguir ajustando la fórmula.

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