La Comisión Europea lanza un concurso de diseño gratuito: el premio, visibilidad y un billete a Bruselas

La Comisión Europea lanza un concurso para diseñar el trofeo oficial de los Premios New European Bauhaus. Es especulativo. No hay remuneración. Ni derechos de autor. Solo “visibilidad” y un viaje con alojamiento. Un insulto al diseño, a los jóvenes creadores y a la propia idea de cultura que dicen defender. Un concurso promocionado en España por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana en su web oficial de la New European Bauhaus.

Hay formas más sutiles de despreciar una profesión, pero pocas tan claras como esta. El NEB Trophy 2026 Design Competition, impulsado por la Comisión Europea y difundido oficialmente por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, propone a los estudiantes de diseño, arte y arquitectura que creen el trofeo oficial de los Premios New European Bauhaus. Un objeto simbólico, dicen, que encarne los valores de la sostenibilidad, la inclusión y la belleza.

A cambio, el ganador no recibirá dinero. Ni compensación. Ni contrato. Solo un viaje a Bruselas y la promesa de “visibilidad”. Lo dice claro en las bases:

«Los mejores diseños serán premiados con los siguientes beneficios: Para todos los finalistas (10 proyectos, con un máximo de dos personas por proyecto), una invitación a Bruselas para participar en el Festival NEB 2026, incluyendo la cobertura de los gastos de viaje y alojamiento.»

«Para el diseño ganador, la producción del objeto en serie, que será utilizado como el trofeo oficial de los Premios New European Bauhaus 2026; la visibilidad del diseño ganador y de sus autores a través de los canales de comunicación de la Comisión Europea, incluyendo redes sociales y prensa relacionada con el Festival NEB 2026; y la invitación del/de los diseñador(es) ganador(es) a la ceremonia de entrega de los Premios NEB 2026.»

En otras palabras: Europa pide a los jóvenes que trabajen gratis. Y España lo aplaude.

Gratis y sin derechos: la receta perfecta para degradar una profesión

Las bases no dejan lugar a dudas. El ganador cederá todos los derechos de su diseño “de forma exclusiva, perpetua, irrevocable y gratuita”. La Comisión Europea podrá modificarlo, adaptarlo o explotarlo comercialmente sin pagar nada. Y mientras tanto, el Ministerio español promociona la convocatoria en su web institucional, describiéndola con entusiasmo como “una oportunidad de dar a conocer tus ideas a escala internacional”.

El lenguaje es casi publicitario:

“¿Serías capaz de crear una copa, medalla o corona que encarne los valores de la Nueva Bauhaus? La Comisión Europea te está buscando.”

Sí, te busca. Pero no para contratarte, sino para que regales tu trabajo.

Se trata, además, de un concurso de carácter especulativo, es decir, una convocatoria en la que se solicita trabajo completo —concepto, desarrollo visual, memoria técnica y propuesta de producción— sin remuneración garantizada. Este tipo de prácticas, conocidas en el sector como spec work, son ampliamente rechazadas por asociaciones profesionales de diseño y organismos internacionales porque devalúan la profesión, fomentan la precariedad y trasladan el riesgo económico al participante. En lugar de encargar un proyecto mediante contrato y pago, la institución recopila ideas y diseños de forma gratuita, elige una propuesta y, en este caso, además, se apropia de los derechos de autor del ganador sin compensación económica.

El papel del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana

El concurso no se difunde desde una página cualquiera. Lo hace el propio Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, que actúa como punto nacional de contacto del New European Bauhaus en España. En su web oficial se afirma que la iniciativa “sitúa la cultura en el centro de las políticas europeas” y que la Secretaría General de Agenda Urbana —dirigida por Iñaqui Carnicero Alonso-Colmenares— tiene el mandato de “coordinar y promover la participación de múltiples agentes”.

Esa coordinación, en este caso, consiste en difundir un concurso que vulnera los principios más básicos del trabajo cultural. Se proclama la sostenibilidad y la belleza, pero se practica la explotación. Se habla de inclusión, pero se excluye la remuneración.

Que un ministerio español respalde una convocatoria así es una vergüenza institucional, y una prueba más de que el diseño, en Europa y en España, está abandonado a su suerte.

Enseñar a los jóvenes que su trabajo no vale nada

El concurso está dirigido exclusivamente a estudiantes. Es decir, a quienes están empezando. Y lo que se les enseña desde Bruselas y desde Madrid es devastador: que la creatividad no se paga, que los derechos se ceden y que la recompensa es la visibilidad.

Se exige una propuesta compleja —concepto, planos, renders, memoria de 1.500 palabras, estudio de materiales, producción y replicabilidad—, un trabajo que en cualquier contexto profesional se presupuestaría en miles de euros. Pero aquí se convierte en un juego. Un experimento. Una manera de obtener diseño de calidad gratis, revestido de institucionalidad y con dinero público.

Es, sencillamente, una lección práctica de precariedad institucionalizada.

El Nuevo Bauhaus Europeo nació con un discurso noble: unir arte, sostenibilidad e inclusión para construir un futuro mejor. Pero su práctica revela lo contrario. Hablan de sostenibilidad mientras piden trabajo gratuito. Hablan de belleza mientras promueven la fealdad ética. Hablan de inclusión mientras excluyen la dignidad profesional. Resulta irónico —y doloroso— que el trofeo destinado a premiar la excelencia en diseño y creatividad nazca de un acto de explotación creativa.

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