Todos conocemos la excesiva preparación a la que se someten los deportistas, y especialmente los de élite. Un Rafa Nadal o un Carlos Sanz ejercitan sus cuerpos hasta moldearlos y adaptarlos a las exigencias que les pide su deporte.
Yo mismo me dediqué durante años a jugar a tenis y recuerdo con ‘placer’ los largos entrenamientos de horas y horas. Solíamos decir que para mejorar un golpe se necesitaban unos 5.000 golpes. Se trata un poco de la teoría de las 10.000 horas que te convierte en experto de cualquier cosa. Una práctica adoptada por personajes como Bill Gates, Elon Musk, Warren Buffett y Mark Zuckerberg.
Ya se demostró que la teoría no es cierta del todo, pero en el fondo lo que nos quiere hacer ver es que el esfuerzo continuado tiene sus frutos. Todos los deportistas lo saben bien. Esforzarse día a día es el único camino para conseguir el objetivo. Pero sobre todo hacerlo durante muchos años.
Así expuesto parecería que lo más importante es el físico, pero no es así. Los deportistas de alto nivel están rodeados de nutricionistas, psicólogos, neurólogos, matemáticos… toda una serie de profesionales alrededor para optimizar todas y cada una de las facetas del deporte y de la vida del deportista.
Machacarse en el gimnasio es importante pero también es importante comer bien, dormir bien, ser fuerte mentalmente… Si tienes unos brazos como Popeye, pero la cabeza hueca no sirve de nada. Algo que suele ocurrir mucho es que, después de entrenar mucho, el día de antes no pegas ni ojo de los nervios y llegas a la competición muerto de sueño. Y pierdes, claro.
«En muchos deportes no siempre gana el que más corre, sino el que mejor piensa y el que es capaz de ver el juego desde otro punto de vista. Y para conseguir eso hay que estar bien en casi todo».
Una mente descansada piensa mejor, un cuerpo mejor alimentado es más reactivo, una persona bien equilibrada emocionalmente es capaz de enfrentarse mejor a las derrotas y los retos de la competición. He visto a verdaderos portentos deportivos perder los papeles por no saber digerir un error puntual.
Dedicarse a la creatividad es exactamente igual que dedicarse al deporte. Una mente cansada no es capaz de pensar correctamente, como es obvio, pero un cuerpo poco atlético tampoco es capaz de llevar el día a día de una actividad creativa.
«Estar en buena forma física, y también mental, es fundamental para dedicarse al diseño».
Al igual que los deportistas, los diseñadores deben comer bien, dormir bien, tener una buena educación emocional. Si se quiere llegar a la élite no se puede hacer desde un cuerpo cansado, no se puede hacer durmiendo poco y consumiendo estimulantes.
Se puede hacer si se entrena diariamente igual que entrenan los deportistas. Y al igual que los deportistas no se gana, normalmente, en solitario. Se baten récords si hay más personas que te ayudan a entrenar. Los diseñadores también necesitamos entrenador para que nos oriente y nos ayude a conseguir nuestras metas.
Si los deportistas necesitan 5.000 golpes para mejorar, nosotros necesitamos 400 proyectos para hacer el proyecto de nuestra vida. Si ellos entrenan 5 horas seguidas para poder aguantar 1 hora de competición, nosotros tendremos que torturarnos mentalmente con ejercicios de concentración que mantengan nuestras mentes capaces.
Ver a los deportistas como a profesionales a los que imitar en muchas cosas no parece mala idea. Si nos tomamos esta profesión como una actividad de cuerpo y alma seguro que conseguiremos batir los mejores récords, y ser los mejores en nuestro deporte.
¿Y si montamos un gimnasio para diseñadores?
Feliz lunes.